Aunque se venda como un juego de parejas para fomentar la conexión y la empatía tiene un poco de rage bait y un mucho de comportamientos tóxicos que escondemos entre risas
Escuchamos pero no juzgamos, o quizá habría sido mejor un “aprovechamos un trend viral de TikTok para sacar a relucir comportamientos tóxicos de nuestra relación”. Este tipo de vídeos que ya se han hecho virales consiste en que una pareja (o unos amigos, o familiares), confiesen algo que han hecho pero con la condición de que la otra persona no juzgue su comportamiento. Por ejemplo, en este vídeo el chico le dice a la chica: “me aburre aunado me hablas de las cosas que te gustan”. Este usuario afirmaba en TikTok algo que quizá es el resumen más sencillo de algo que percibimos en este y otros vídeos: “oigan, no es obligatorio tener una relación.
Evidentemente en los vídeos vemos de todo. Desde comportamientos inofensivos como que esta mujer que reveló a su marido que roba las patatas fritas del Happy Meal del McDonalds de su hijo para comérselas, o esta pareja que se confiesa el uno al otro que se han mentido para tomar café con sus amigos o para irse de compras, hasta auténticas barbaridades como en este TikTok de los influencers Janie y Dave Ippolito con casi un millón de seguidores en el que Dave dice que se esconde en el baño cuando se desata el caos con los niños para que ella tenga que encargarse sola, o cuando le confiesa que “a veces, te ignoro y finjo que no te escucho con la esperanza de que te enfade tanto que tengas que repetirlo, que no me pidas que haga algo de nuevo".
En algunos casos en lugar de “nos escuchamos pero no juzgamos” parece más bien “nos escuchamos y nos divorciamos” o lo que nos pasa constantemente: “Ellos hablan y nosotros sí juzgamos”.
Algunos lo venden como un juego e incluso hablan de que está enfocado en la empatía y, cito textualmente lo que Infobae dice, “este juego no solo promueve la risa, sino también un espacio seguro para la vulnerabilidad. Los participantes encuentran apoyo y comprensión entre los comentarios, mientras los espectadores disfrutan de contenido auténtico y muchas veces relatable”. Y no cabe duda de que puede ser un juego que nos sirva para conocernos mejor si las confesiones son como la de este vídeo donde ella asegura que de niña solía robar el dinero de las ofrendas de la iglesia. O este otro en el que él confiesa que le dice que ha aparcado muy bien para que su novia no se sienta mal.
Este tipo de confesiones pueden mostrarle a nuestra pareja algo de nosotros que no conoce. “Las parejas deben sentir que su relación es una zona libre de juicios donde se fomenta la vulnerabilidad y la transparencia”, aseguraba la terapeuta de pareja Genesis Games a Well and Good, pero afirma que “crear una cultura de este tipo va mucho más allá de una tendencia viral. Requiere esfuerzos constantes para mostrar respeto, admiración, aceptación y curiosidad genuina hacia el otro”.
Es más, podría ser un buen punto de partida y ver cómo se comunican otras parejas nos podría ayudar a normalizar una comunicación honesta en la que exista una escucha activa y sin una reacción de juicio inmediata, lo que promulga el trend, y que nos convertiría en mejores oyentes. Según la sexóloga y experta en relaciones Jenn Gunsaullus “compartir pequeños secretos en un entorno de 'confesión pública' como TikTok puede ser productivo para sacar a la luz cosas menores que han estado ocultas, especialmente si se hace con humor y respeto mutuo”. Pero en otros casos estos vídeos virales esconden mucho más.
Lo que hay detrás del nuevo trend viral de TikTok
Al ver tantísimos diferentes, ahora me replanteo cómo vemos las relaciones como sociedad, lo que significa la sinceridad y la confianza en la pareja, como escondemos nuestros comportamientos más reprochables -sexo-afectivamente hablando- bajo el paraguas del humor o por qué hay tantísimos comportamientos tóxicos que normalizamos sin darnos ni cuenta. ¿Es tan bueno este trend como el de “y aún así me quedé”? Pues a grandes rasgos lo que en el anterior era sanador, en este es terrible porque no solo vemos que las relaciones no son saludables, al menos gran parte de las que suben este trend, sino que esa banalización encubierta entre risas es preocupante.
The Cut explicaba muy bien que “mantener las relaciones a flote en estos tiempos delicados requiere un cierto nivel de confidencialidad” para “no herir los sentimientos de todos y preservar la paz”. Pero hay personas que están prefiriendo grabar un vídeo en el que una persona revela un secreto a su pareja y, antes de que nadie pueda iniciar una pelea o reaccionar, ambos entonan “Escuchamos y no juzgamos” como si eso cambiara las cosas. ¿Qué ocurre cuando acaba el vídeo y la cámara no está encendida? La idea de los videos, que también se pueden hacer con hermanos, amigos y cualquier otra relación que no te importe destruir, es evidente pero a la vez desconcertante. Como bien reflexionaba Iria Reguera, psicóloga y directora de Trendencias, “¿Quieres una relación en la que tengas que hacer un trend así de todas las cosas que has necesitado esconder?”.
Aunque podría llegar a ser una herramienta para conseguir una cocción más profunda al conocernos mejor, también parece una excusa para quitarnos un peso de encima pensando que no pagaremos la factura después. Pero decir “escuchamos y no juzgamos” no significa que puedas esperar decir lo que sea y que la conversación termine allí. Pensemos algo porque la información se escucha y, posteriormente, se juzga aunque repitamos como un mantra el nombre del trend. Ahora bien, ¿cuánto de lo que vemos es real?
Todo por el rage bait
Aracelys Rodríguez es una influencer de 23 años que delante de una cámara sí le dice a su novio Justice Cook que no disfruta del sexo con él “nueve de cada diez veces” y solo lo hace cuando usan vibrador, pero que no es capaz de tener esa conversación con él en la intimidad.
Rodríguez hablaba con The Cut y aseguraba que su relación “es lo suficientemente fuerte como para soportar un poco de creación de contenido”. El comentario sobre el vibrador, por ejemplo, “era para crear un efecto cómico”, y que “es una forma saludable de desahogarse. ¿Quién no necesita un poco de terapia gratuita de vez en cuando?”. ¿Realmente es terapia o es que no sabemos relacionarnos? Según Daily Dots, “la tendencia viral de TikTok 'Escuchamos y no juzgamos' está provocando rupturas salvajes”, pero no puedo evitar pensar cuánto de lo que vemos es real y cuánto son las ganas de crear contenido y esperar que este se viralice. Por ejemplo este en el que ella asegura “a veces, cuando te miro, desearía que fueras otra persona. Escuchamos y no juzgamos”, que afirma además que tras hacer el trend, rompieron. Pero sin embargo, lo sube. No lo sé Rick, parece falso.
Puede que todo esto sea una manera de conseguir engagement gracias a lo que se conoce en la jerga de Internet como el rage-baiting o rage-farming, una técnica de manipulación que pretende provocar indignación con el objetivo de aumentar el tráfico de Internet, la participación en línea, los ingresos y el apoyo. Buscamos dar la nota y crear debate.
La honestidad es la mejor política en las relaciones, pero la forma y el motivo por el que nos decimos la verdad es tan importante como el acto en sí. Según Jenn Gunsaullus si realmente queremos fomentar la empatía en la relación, esfuérzate por tener conversaciones privadas que tengan la capacidad de adentrarse en el “por qué” detrás de las confesiones. Y sin cámaras de por medios porque esta zona libre de juicios pero privada, nos permite abordar “cuestiones más profundas como el miedo, la actitud defensiva o la falta de apoyo de una manera que fomente la comprensión y la reparación mutuas”. Si hablamos para conocernos mejor, las redes sociales y que otros vean lo que somos como pareja, es completamente innecesario.
Fotos | Tiktok @marceeeee_l, @juanpere_
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