Voy a contarte un secreto: nunca he sido infiel a ninguna de mis parejas. La lealtad es para mí una norma inquebrantable y el engaño que suponen las infidelidades es algo que va en contra de mis principios. Pero tengo otro secreto más que confesar: a mí sí me han sido infieles.
Habrá quien piense que eso de poner los cuernos es algo normal y no se equivocará, porque cada vez hay más casos que van saliendo de debajo de las piedras. La que sufrió Becky G o la que parece reflejarse en el nuevo tema de Aitana, por ponerte algunos ejemplos que se me vienen rápido a la cabeza.
Más del 66% de las personas han sufrido una infidelidad en algún momento de sus vidas según una encuesta realizada por la aplicación de citas Adopte. Pocas me parecen, la verdad.
Marcela Wolff, fundadora de Matrimonio con Propósito, nos explicaba que "todos somos imperfectos y nos equivocamos y aquel que es infiel se equivoca al igual que lo hace el que miente, o el que se gasta el dinero de los dos sin decir nada".
Hay personas que son infieles con cada una de sus relaciones, algo que los terapeutas ven en sus consultas muy a menudo. Otros se escudan en que es cosa de la genética (gracias por nada, ciencia) y otro serán infieles, pedirán perdón y puede que incluso la relación siga adelante.
Hoy no vamos a hablar de si el problema es la infidelidad o de cómo saber si estás preparada para perdonar una, vamos a hablar de cómo haber sufrido una infidelidad puede afectar a tus relaciones en el futuro.
Cómo nos afecta una infidelidad
Cada infidelidad afecta a quien la sufre de forma diferente, igual que cada persona vive sus relaciones de forma única. Los sucesos emocionales complejos no afectan de la misma forma a todos y generalizar en este caso es equivocarnos, pero sí hay efectos probados por la ciencia sobre lo que una infidelidad provoca en nosotros. A nivel psicológico, la infidelidad es compleja porque viene de alguien a quien queremos y pensábamos que nos quería, por lo que puede romper con algunos de nuestros valores y creencias. Podríamos hablar de que es una ruptura de nuestra realidad que tal vez no somos capaces de procesar.
Bloqueos, cambios en nuestro estado de ánimo, hipervigilancia, celos, autodevaluación y pérdida de autoestima, pesadillas, pensamientos intrusivos y un largo etcétera que nos afecta de manera directa y que puede terminar en algo más grave como un trauma o incluso, estrés postraumático tal y como explican los expertos de MundoPsicologos.
El daño no está solo en la víctima, también en la persona infiel
Según un estudio publicado en Journal of Social and Personal Relationships “el impacto psicológico de una infidelidad no solo genera conmoción emocional, también se experimentan cambios negativos en nuestra salud física.” Y ojo, porque las consecuencias de una infidelidad no impactan solo en la víctima, también en los hijos si los hubiera, en los amigos de la pareja, en sus familiares y en la persona infiel.
De estos últimos habla Rosie Shrout, directora del estudio y profesora en la Universidad de Nevada, que explica que “las personas que son infieles experimentan un fuerte estrés emocional y psicológico después de la infidelidad. Queríamos saber si este estrés emocional y psicológico los lleva a emprender conductas de riesgo para su salud, como tener relaciones sexuales sin protección, consumir drogas, abusar del alcohol, comer compulsivamente o dejar de comer”.
La respuesta es sencilla: sí. Cuando más estrés emocional se sufra, más graves son las consecuencias. Y un dato más. Estos efectos pesan más sobre las mujeres que sobre los hombres, en palabras de Shrout, “porque las mujeres normalmente ponen en un lugar más importante las relaciones sentimentales”.
Las consecuencias que podemos vivir en nuestras relaciones futuras
Es común que después de vivir una infidelidad en primera persona, exista cierta desconfianza y mucho miedo a que la situación se repita con esta u otras parejas por parte de la víctima.
Es probable que para superar esta situación y evitar que esa desconfianza y ese dolor de la infidelidad pasada afecte a tu futuro y te convierta en alguien celoso, desconfiado y te dificulte crear nuevas relaciones. Si pasa, lo mejor es que acudamos a un profesional de la salud mental ante la mínima señal.
En mi caso, la infidelidad de la que tengo constancia pasó hace diez años y se repitió el año pasado con la misma persona, aunque yo no lo supe hasta que la relación con la que fue mi pareja más larga terminó. ¿Duele? Mucho. El engaño es una herida abierta que late y sangra aunque creas que el tiempo lo ha curado ya todo.
Pero lo que tengo claro es que cada persona es única y pensar que porque alguien me hizo daño, otros lo harán, no me dejaría vivir. Prefiero darle una oportunidad al amor cuando llame a mi puerta y tratar de vivir esa nueva relación sin que el pasado se presente en forma de fantasma.
Fotos | Fidelidad (Netflix)
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