Gillian Anderson es una de nuestras actrices favoritas hasta la fecha. No solo por la coprotagonista de la maravillosa ‘Expediente X’, la serie que nos regaló uno de los shippeos más intensos de la historia de la televisión, sino porque es un mujer que rompe barreras. Una de esas que parecen cómodas hablando de sexo, especialmente si pensamos en su personaje en ‘Sex Education’ en el que da vida a una sexóloga. Tiene una marca de refrescos llamada G Spot que hace un homenaje al famoso punto G y en la gala de los Globos de Oro lució un vestido diseñado por Gabriela Hearst lleno de bordados con forma de vulva. Aunque quizá su ‘look’ más icónico fue el de la fiesta de Vanity Fair de los Oscar de 2001 con un escote trasero que dejaba ver un tanga, vestido diseñado por Eduardo Lucero.
La última muestra de su mente abierta en lo que a sexualidad se refiere está en su nuevo libro ‘Want’, en el que explora las fantasías sexuales de mujeres. Sin embargo, la actriz aseguraba en una entrevista reciente a la BBC que ella misma tuvo reparos para expresar su propia fantasía sexual en palabras para el libro. "De repente, describir las imágenes que han estado en mi cabeza durante un tiempo y la acción de hacerlo, agregó un nivel de intimidad que no hubiera esperado, y no esperaba ser tan tímida al respecto", aseguraba.
La mujer al mando de la fantasía sexual
El libro, un compendio con 174 fantasías sexuales de mujeres reales, es una versión del siglo XXI de otra colección de fantasías femeninas, ‘My Secret Garden’, publicada en 1973. Fue una de las primeras veces que los deseos femeninos se hacían tan públicos, y ahora se repite la historia, pero con una selección entre 1.800 fantasías anónimas de mujeres de todo el mundo, distribuidas en 13 capítulos con títulos tan sugerentes como "Exploración" o "Poder y sumisión". No se sabe quién fantasea con qué, solo la edad, el estado civil, la identidad sexual y los ingresos de esa mujer. Nada más. Bueno, la descripción detallada de la fantasía, eso sí. Lo que sí te podemos decir es que una de esas 174 fantasías es la de la actriz británica.
Más del 60% de los españoles ha tenido o tiene alguna fantasía o fetiche sexual según una encuesta online realizada por Gleeden* en 2021. Solo un 67% ha cumplido alguna y solo 9%, todas. Y es que las fantasías sexuales son, como bien explicaba la sexóloga Mamén Jimenez, “hay fantasías que, a pesar de poder realizarse, las disfrutarías mucho más en tu mente que en la vida real”. En el caso de Anderson, lo que más le interesaba plasmar era "la alegría y el disfrute que las mujeres sentían claramente al escribir, lo mucho que les abría a entenderse mejor a sí mismas”.
Pero aunque sea un tema menos tabú de lo que fue, lo cierto es que aún existe un halo de vergüenza, especialmente en las mujeres, en torno a nuestro deseo y a lo que nos gusta. Y eso a pesar de que existen series en las que el sexo es un protagonista más. Nos cohibimos al hablar de nuestras fantasías sexuales a pesar de estar en 2024. "Había pensado que hoy en día habría menos vergüenza", asegura Anderson. El porno no nos ayuda porque no es una escuela de educación sexual.
Cómo el porno influye en nuestra forma de ver el sexo
Según explicaba la psicóloga Susan Young a la BBC en una consulta que le hicieron para la entrevista, "las fantasías de las mujeres a menudo incluyen un contexto emocional o narrativo que es probable que sea diferente del contenido más visual y sexualmente explícito que reportan los hombres". El porno es, en la mayoría de casos, “menos atractivo para las mujeres porque la pornografía suele generarse y centrarse en los deseos de los hombres". La mayoría del porno se enfoca en el hombre, en su deseo. “Hay muchas versiones diferentes de cómo puede ser el sexo que van más allá de lo que les ofrece la industria del porno", asegura Anderson. Pero la cultura del porno hace que las mujeres nos veamos sometidas a tantas expectativas que resulta complicado pararnos a pensar en nuestro propio deseo. Como bien decía la activista feminista Júlia Salander, “el placer y el deseo de las mujeres siempre ha estado en un segundo plano”. Por eso el libro de Anderson es tan importante, porque lo sitúa en el mismo lugar que está el de los hombres.
@salander33 ¿Cómo hemos aprendido a tener relaciones sexuales? #educacionsexual🎙 #feminismo #sexologia
♬ sonido original - Júlia Salander
El libro de Anderson pone a la mujer al mando de la fantasía, y no el papel de sumisa. La empodera. La convierte en dueña de su propio deseo. “Está al mando, puede decidir con quién, cuándo, dónde, cuánto, con qué frecuencia, cuándo parar, cuándo continuar. [La fantasía] se siente como una admisión y revelación empoderadora en lugar de algo que está bajo el control de otra persona", asegura.
Pero no solo eso. El libro esconde emotividad, dolor, complejidad y placer, porque la sexualidad de las mujeres no es solo una cosa. Hay testimonios de todo tipo. Una mujer que anhela a su pareja fallecida. Otra que fantasea con Harry Styles. Otra que confiesa desear la muerte de su pareja porque nunca ha explorado su verdadera identidad sexual. Otra que fantasea con que su marido le es infiel y cuando llega al orgasmo pensando en esa fantasía llora, porque en la vida real su marido le fue infiel en el pasado. El libro te permite mirar en lo más hondo del deseo femenino, con sus luces y sombras y con toda la sinceridad que solo el anonimato puede brindarte.
Fotos | Sex Education (Netflix)
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