Llega Halloween y con él los disfraces, las fiestas... y también, para algunos, una estupenda época para dar rienda suelta a sus fantasías fetish. Fantasmas, sangre o vampiros pueden ser motivo de excitación sexual. Te contamos algunas de las prácticas sexuales más “terroríficas” y las películas más icónicas para dar pie a esas fantasías... de Halloween.
Antes de entrar en materia es importante que hagamos una distinción: una cosa son las fantasías y otra la práctica en sí de algunas de las cosas que vamos a contar.
Hay acciones que pueden resultarnos tremendamente excitantes cuando pensamos o soñamos con ellas pero que jamás de los jamases querríamos llevar a cabo en la vida real. Esto son fantasías, concretamente fantasías no realizables.
Por otra parte están las parafilias: prácticas sexuales “poco habituales”, comportamientos en los que la fuente de excitación y/o placer radica en objetos, conductas o contextos que se salen de la norma (entendiendo por norma lo estadísticamente habitual).
Aquí vamos a ver algunas opciones sexuales que, llevadas a la práctica se pueden considerar parafilias, pero que también tienen una versión “fantasía” e incluso “fantasía light” (sin entrar en determinados niveles).
1. Espectrofilia
La espectrofilia sería un poco lo que no nos enseñaron en Ghost, lo que, presumiblemente le pasaba a Demi cuando se quedaba solita: es la convicción de haber tenido sexo con un fantasma o ente paranormal. También se usa para referirse a aquellas personas que sienten excitación sexual con parafernalia “del más allá”.
Quizá el caso más famoso es el de Doris Bither, conocido como “El caso Doris”. Esta mujer aseguraba que por las noches un ente la forzaba sexualmente (con bastante violencia además).
Pasó por varios profesionales de la salud mental que, al parecer, no encontraron nada patológico, por lo que terminó recurriendo a la parapsicología... sin muchos mejores resultados.
Se mudó varias veces de casa, pero el fantasma la siguió allá donde fue. Según narraba la propia Doris poco a poco fueron cesando los ataques hasta desaparecer por completo. Poco tiempo después ella moría a causa de un cáncer.
Si te has quedado con ganas de saber más, en los ochenta la historia de Doris se llevó al cine con la película “El ente”.
2. Exofilia
En este caso son los seres de otros planetas, aka extraterrestres, con los que la persona que experimenta la exofilia cree haber tenido relaciones sexuales (o las desea).
Si pensamos en ET quizá no nos parezca muy apetecible, pero el cine nos ha dado estupendos seres extraterrestres con los que fantasear. Sin ir más lejos el maravilloso Henry Cavill (porque Superman es, además de un superhéroe de acero, un extraterrestre) o Milla Jovovich (no nos extraña que Bruce Willis se rindiera a sus pies en “El quinto elemento”).
En los 80 también hubo sexappeal de otro planeta: Diana, la protagonista de la serie “V” fue un mito erótico para muchos. Era una lagarta (literalmente), pero eso no le impedía alegrar al personal. Jeff Bridges en “Starman” o Kim Bassinger en “Mi novia es una extraterrestre” vinieron de las estrellas para alegrar al personal.
3. Vorarefilia
La excitación la produce la idea de ser comido por otros, cual aperitivo de un zombie hambriento o primer plato del mismísimo Hannibal Lecter (aunque he de matizar: no es canivalismo porque lo que excita no es servir de alimento o disfrutar de él).
No sabemos si es lo que inicialmente le sucedía a la protagonista de “Memorias de un zombie adolescente” o si fue el amor el que trajo el deseo de ser... comida.
Si quieres zombies y “cuerpazos” puedes deleitarte con “The walking dead” (Malcom Lincoln o Jeffrey Dean dan alegría... entre otras cosas), con Brad Pitt en “Guerra mundial Z” (aunque él no sea zombie y la peli no le haga justicia al libro -había que decirlo-) o de nuevo Milla Jovovich dando caña en la saga “Resident Evil” (Milla, estás en todo, chica).
4. Vampirismo, hematolagnia o hematofilia
Es la excitación producida, directa o indirectamente, por la sangre: verla, tocarla, provocar su aparición (hacer heridas con objetos o... a mordiscos) o incluso ingerirla.
Está considerada una práctica de alto riesgo, sin embargo en el apartado fantasía cuenta con no pocos adeptos, entre otras cosas gracias al romanticismo que se le ha ido asociando con el tiempo a la figura del vampiro.
Generación tras generación hemos ido sucumbiendo a los encantos centenarios de los señores de la noche. Y es que si hay una fantasía (y parafilia en algunos casos) que haya sido históricamente alimentada por la literatura y el cine esta es, sin duda, el vampirismo.
“Crepúsculo”, "True blood", “Entrevista con el vampiro”, Salma Hayek en “Abierto hasta el amanecer” (nunca a nadie le sentó tan bien una serpiente como complemento), Ángel (el novio de Buffy)... Hay vampiros para todos y todas.
Si te ponen los vampiros (pero no la sangre), si quieres emular la escena de la vasija de barro de Ghost sin necesidad de esperar a que un espectro te visite, ya sabes, Halloween es fecha ideal para jugar y pasarlo terroríficamente bien en la cama.
Fotos | Lady Gaga (Bonr this way); Katy Perry (ET); V (Serie); Giphy.com (True blood)