Conozco a una escritora famosa (muy famosa además) que se me quejaba el otro día sobre lo horrible que era ser famosa. Así a priori suena a una queja barata: si gracias a tu nombre estás cobrando lo que estás cobrando y, encima, no pagas en la mitad de los sitios, ¿de qué ibas a quejarte?
Eso último, por cierto, me parece abusivo y falto de lógica. ¿Cómo es posible que algunos jugadores de fútbol no paguen en un restaurante por el simple hecho de ser jugadores de fútbol? (fui testigo en un restaurante de Barcelona). ¿No se supone que son personas normales y corrientes que, además, tienen más que tú y yo juntos?
Pero volvamos a La Escritora. Me decía:
-Ser famosa es una auténtica pesadilla.
-Pues… haber escrito en anonimato, como lo hace Elena Ferrante- le repliqué yo.
-Bueno, al final el trabajo es mío y quiero que me reconozcan por él.
-Ya, y si no fueras famosa, no aparecerías en tertulias varias y no ganarías la pasta que ganas.
-¿No te das cuenta de que es muy triste que un escritor tenga que hacer mil cosas más para ganarse la vida, aparte de escribir, por el simple hecho de que la gente no lee?
Supongo que tenía razón, no lo sé. Todo dependerá de las pretensiones y de las necesidades de cada uno, me imagino. «Pero quién soy yo para saberlo», concluí.
Hablamos un buen rato más sobre el tema. Ella suspiró:
-Desde que soy famosa, no hay manera de que ligue en Internet.
Me quedé estupefacta: ¿Ligar en Internet? Daba por hecho que los famosos no estaban en Tinder o Badoo. Pero luego razoné: ¿y por qué no?
-Sí que estamos- me dijo la Escritora.- Ahora bien, cada uno persigue su objetivo con ello. Yo lo que quiero es conocer a alguien de verdad.
Según me contó después, ella tenía perfil con una foto falsa (la de su amiga con la que, más o menos, se parecían físicamente). Ella conocía hombres que no tenían ni idea con quién hablaban en realidad, quedaba con ellos y … ¡Sorpresa!
«¿Y qué pasaba luego?», le pregunté.
Resulta que de todo un poco. Algunos decían que no querían seguir comunicándose con ella porque pasaban de ese rollo y otros que, según ella, intentaban aprovecharse de que era famosa. Yo, si os soy sincera, no entiendo demasiado bien sus intenciones. Si tarde o temprano los hombres descubren quién es ella y quieren aprovecharse de su celebridad, lo harán igual.
«Eso es cierto, pero al menos habré tenido una conversación digna y honesta con alguien, mientras todavía no saben quién soy», me respondía. Yo le dije que seguía sin verle sentido. Si lo que buscaba era una simple conversación, el espectáculo de la cita en toda esta historia sobraba desde el principio.
Sin embargo me puse a investigar y me enteré de que Tinder, desde hace un año, ya tiene cuentas verificadas de famosos. No daba crédito: ¿qué pretender encontrar allí Aston Kutcher o, por ejemplo, Katy Perry? ¿Amor? ¿Sexo? ¿Gruppies disponibles para un polvo? ¿O es una simple manera de subirse más la autoestima? ¿En serio tienen esa necesidad?
De acuerdo, también son personas y quieren tener una vida normal. Pero creo que lo normal es que desde que te haces famoso no puedes tener una vida normal. Haber elegido muerte.
Siempre he pensado que los famosos suelen salir con otros famosos porque es la única manera que tienen de “estar sincronizados” con una pareja. ¿Quién, si no es otro famoso, puede entender y soportar tu ajetreada vida llena de fans y paparazzis?
Es curioso, porque toda esa gente que tiene miles y miles de seguidores en las redes sociales, y en el fondo, quieren tener más. Quieren ser influyentes, famosos y celebrities, porque eso, a su vez, les reporta muchos beneficios. ¿Han pensado alguna vez en todo lo que tienen que sacrificar a cambio de un buen sueldo y el reconocimiento mundial de su trabajo? ¿Se han planteado alguna vez que jamás podrán ligar como cualquier otra persona en el mundo?
No sé, igual a vosotros os parece una tontería, pero no poder elegir a alguien (amigo, pareja, rollo de una noche) sin dudar de por qué está contigo debe de ser una auténtica pesadilla.
¿Y qué elegirías tú: ser famoso o tener una vida normal?