Limerencia o cómo la enfermedad del amor nos dificulta encontrar una relación de pareja sana

En 2002, el grupo musical de bachata Aventura lanzaba un sencillo que se colaba en las listas de éxitos de España. Y tras más de 20 años sigue siendo una de las bachatas más conocidas. Tanto que hasta Rosalía lo cantó juntos a Romeo Santos. Su comienzo seguro que te suena porque “son las cinco en la mañana y yo no he dormido nada…”

“No ohhhhh, no es amor, lo que tu sientes. Se llama obsesión. Una ilusión en tu pensamiento que te hace hacer cosas. Así funciona el corazón.” Hablo de Obsesion y lo hago porque tiene mucho que ver con el término sobre relaciones que voy a explicarte hoy, la limerencia. Con este pequeño fragmento de la canción nos adentramos en un trastorno que nos dificulta encontrar pareja.

Qué es la limerencia

La palabra limerencia viene del inglés “limerence”, un término acuñado por la psicóloga estadounidense Dorothy Tennov. Este concepto aparecía en el libro Love and Limerence - The experience of being in love, que publicó en 1979. Con el paso de los años se empezó a hablar de él como la “enfermedad del amor”.

Love And Limerence: The Experience of Being in Love, 2nd Edition

Y es que la limerencia es un estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia alguien en el que se siente una necesidad obsesiva de ser correspondido, tal y como explica Marta Garrido González, psicóloga clínica del centro Psicólogos Málaga PsicoAbreu. Es la obsesión de ser amado. De hecho, es un trastorno obsesivo compulsivo enfocado hacia el amor.

Tal y como nos explican en MundoPsicologos, la limerencia es “una forma de amor obsesivo que puede partir de un enamoramiento pero que muestra su forma más extrema llegando a convertirse en un auténtico problema tanto para quien lo sufre como para el objeto de la obsesión.” No es que nos sintamos tan enamorados que nos estalle el cora, es que la persona que padece limerencia tiene pensamientos obsesivos con la persona a la que ama.

¿Amor o limerencia?

Aunque en el libro, Tennov relacionaba la limerencia con el amor romántico, concepto que la psicóloga María Esclapez desmitifica acertadísimamente en su libro sobre relaciones saludables Me quiero, te quiero, lo cierto es que hay voces críticas que opinan lo contrario. Albert Wakin y Duyen B. Vo afirmaban en este estudio que “el amor y la limerencia no son conceptos intercambiables y que ninguno de ellos es un subconjunto del otro”, señalando además que la limerencia es una condición involuntaria necesariamente negativa y perjudicial”.

Me quiero, te quiero: Una guía para desarrollar relaciones sanas (y mejorar las que ya tienes) (Bruguera Tendencias)

Aunque amor y limerencia podrían confundirse en las primeras fases de una relación romántica, que son atracción, enamoramiento, decepción y amor real tal y como nos explica Esclapez, pasado el tiempo tienen perfiles únicos y diferenciados. No, amor y limerencia no son lo mismo.

Y ojo, un detalle importante: la limerencia se puede despertar tanto en una relación amorosa, como con alguien a quien ni siquiera hemos conocido nunca, como un cantante famoso como Harry Styles, por ejemplo.

De hecho para algunos especialistas, para hablar de limerencia tiene que haber un componente de esperanza en algo que no puedes tener. Anna Runkle, fundadora de Crappy Childhood Fairy, explica en su cuenta de TikTok que la limerencia está directamente relacionada con traumas infantiles.

Según MundoPsicologos, “la limerencia o una actitud limerente se da en el caso de personas que tienen tendencia a obsesionarse” y en ocasiones las causas de esta conducta pueden encontrarse en la infancia, con abandono infantil o niños con baja autoestima “que en edad adulta desembocan en la búsqueda ansiosa de ser queridos y correspondidos, llegando a obsesionarse con ello.”

Las diferencias entre enamoramiento y limerencia

La gran diferencia entre enamoramiento y limerencia es que la segunda no es recíproca y va a acompañada de sentimientos de obsesión, soledad y miedo al rechazo. Pero al inicio de las fases de amor sí pueden tener algunos comportamientos en común.

María Esclapez explica que el enamoramiento o luna de miel es la fase en la que los mitos del amor romántico aparecen para quedarse. Crees que la persona de la que estás enamorada es el amor de tu vida. Sin defectos, o poco importantes si es que consigues ver alguno.

La doctora Stephani Ortigue, neuropsiquiatra y autora de Te amo con todo mi cerebro, detectó que en esta fase del amor se activan 12 zonas cerebrales según su mapa cerebral del amor. Según los estudios, esta fase de enamoramiento puede durar hasta tres o cuatro años. La propia Esclapez llama a esa fase “la de la locura transitoria”, porque en sus propias palabras en este proceso de enamoramiento “nuestro cuerpo segrega un cóctel de sustancias que nos hace ver y sentir cosas que en realidad no son.”

La oxitocina, también conocida como la hormona del amor; la adrenalina que se libera en periodos de estrés y ansiedad y también durante el enamoramiento provocando que se acelere el pulso; la serotonina, un neurotransmisor que cuando disminuye sus niveles durante el enamoramiento provoca que estés constantemente pensando en tu crush; o la dopamina de la que ya te hablamos en este artículo. Son solo algunas de las hormonas segregadas durante el enamoramiento.

Todas unidas generan eustrés, el estrés positivo, y físicamente no es posible mantener esta fase para siempre porque como nos explica Esclapez, “con el tiempo, enfermaríamos porque el enamoramiento es para nuestro cuerpo, un estado de caos y activación.” Una vez pasa el enamoramiento, la relación se estabiliza y nuestro cerebro también. Con la limerencia no.

La persona con limerencia también idealiza a la persona que ama como en la fase de enamoramiento, pero se le suma una ansiedad constante por saber y ver a la otra persona y mucha dificultad para controlar las emociones, que puede desembocar en celos patológicos, por ejemplo.

Cómo detectar que sufrimos limerencia: síntomas y comportamientos

La canción de Aventura, es limerencia en estado puro. Una obsesión por la otra persona, control de dónde está a cada momento, dependencia emocional, y hasta puede darse el caso de manipulación para llamar su atención con técnicas como love bombing, e incluso, acoso.

Como nos explican en MundoPsicologos, “las personas que sufren limerencia desean el bienestar de la otra persona por encima de todo aunque pueden llegar a poner el hecho de estar juntos por encima.”

A nivel físico, la limerencia genera algunos síntomas similares al enamoramiento, como taquicardias, tartamudeo y timidez, sudoración, nerviosismo ante de la cercanía de la otra persona o pérdida del apetito. En su libro, Tennov analiza los efectos psicológicos y físicos que tiene la limerencia en las personas que lo sufren y suma algunos más a la larga lista anterior: pensamientos intrusivos, miedo al rechazo, ansiedad, temblores e incluso efectos en la sexualidad.

La limerencia afecta a todos los aspectos de nuestra vida y puede llegar a provocarnos depresión. Más allá del amor, afecta al trabajo, la vida social y la familiar, además de causar un enorme sufrimiento a quien la padece.

Al tratarse de un trastorno psicológico, es necesario acudir a un especialista para tratarlo cuando lo detectamos, con el fin de solucionar ese problema y evitar que ese tipo de trastorno termine desembocando en una relación tóxica, con dependencia emocional de nuestra pareja o que nos produzca ansiedad.

Cuidar de nuestra salud mental es vital si queremos tener relaciones saludables. Si crees que lo sufres, o que alguien de tu entorno puede estar viviendo este trastorno, lo mejor es acudir a un especialista para detectar por qué ocurre y tratar de solucionarlo.

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