El olor de la ropa limpia, el café recién hecho, una charla con amigas, la sensación de cansancio después de un largo paseo? Son muchas las cosas que pueden hacernos felices en nuestro día a día
Felicidad. Del lat. felicĭtas. Estado de grata satisfacción espiritual y física. Qué fácil parece y qué difícil es en ocasiones. Pero a pesar de que la vida nos lo complique teniendo que hacerle frente a rupturas de pareja dolorosas, a la precariedad laboral o a la pérdida de un ser querido, lo cierto es que la felicidad se esconde en muchos sitios, aunque suene a canción de Álvaro de Luna.
Todos buscamos esa felicidad, hasta Harvard, que lleva desde 1930 tratando de averiguar qué nos hace felices. La escritora Lola Mayenco afirma en su libro Algo que celebrar, que “la felicidad está en saber apreciar la grandeza de las cosas más pequeñas” y desde que empezó el 2023 es algo que he puesto en práctica.
Algo que celebrar: Guía sencilla para enriquecer la vida con bellas tradiciones (Crecimiento personal)
La felicidad como objetivo ha desaparecido, ahora me he dado cuenta de que la vida está hecha de micro-momentos que nos hacen felices. Solo necesitamos mirar a nuestro alrededor y seguro que algunas cosas de nuestro día a día nos hacen feliz, muy feliz. Dicen que el secreto de la felicidad está en las pequeñas cosas. Estas son las mías, pero son solo un ejemplo y la excusa que te doy para que tú también te pares a mirar. Porque voy a contarte un secreto: hay muchas pequeñas cosas que hacen que la vida diaria sea mucho mejor. Y estas, son solo un ejemplo.
Perderme en un atardecer
Creo que esta es una de las cosas que más feliz me hacen en el mundo. Siempre me ha gustado pensar que ese cierre del día es la oportunidad de terminar y empezar algo nuevo. Y pasa todos los días. Y en todos los sitios posibles. Los atardeceres se pueden disfrutar cuando vas de copiloto en el coche, cuando das un paseo, en una montaña, en la playa… Si querías una píldora diaria de felicidad, ahí la tienes: un atardecer. Y para que veas que no te engaño cuando digo que me encantan, te dejo un recopilatorio de los mejores que he vivido este verano:
Pasear por la naturaleza
Siguiendo el ejemplo del koselig, ese método noruego para reducir el estrés, he incorporado a mi vida el hábito de caminar a diario. Pero cuando lo hago por la naturaleza es otro rollo. Ese olor en mitad de un bosque. El cambio de temperatura cuando asciendes una montaña. Las piedras del camino. Los sonidos de los pájaros. La naturaleza me calma de una manera tan loca que ya me planteo irme a vivir al campo para tratar de retener la mayor cantidad posible de felicidad.
Comer tortilla de patatas y croquetas
Mi amiga Pepa y yo compartimos algo maravilloso que se llama el “bailecito de la comida”. La primera vez lo vi en la serie de New Girl. Y lo amé desde ese mismo instante. Es un cancaneo o más bien un ligero vaivén de felicidad por comer. Pero por comer lo más rico que imagines. En mi caso es tortilla de patatas o croquetas. No falla. Lo hago siempre.
Y es que comer algo rico y sentir que nos llena, no solo el estómago, sino también el espíritu, tiene hasta explicación científica según la BBC. La llamada "comfort food", es esa comida que nos da bienestar y nos llena el alma, y que en muchas ocasiones asociamos con la niñez o con la cocina casera.
La cerámica
Antes de la pandemia empecé a hacer cerámica con mi padre. Quería pasar más tiempo con él y no imaginé que iba a descubrir con 34 años que podía ser así de feliz moldeando con mis manos un trozo de barro. Me encanta hacer piezas, pero también regalárselas a las personas que más quiero en el mundo, visitar exposiciones, ver vídeos de expertos y hasta elegir los esmaltes que voy a usar en las siguientes clases. Cada uno de esos momentos en que disfruto de mi hobby, me hacen profunda y genuinamente feliz.
Meterme en la cama con las sábanas limpias
En mi caso este gozo se multiplica por mil si hablamos de la cama de un hotel, tan suaves que parece que te fundas dentro, pero este pequeño placer podemos tenerlo más a menudo de lo que nos parece. Solo hay que cambiar las sábanas y esa noche, disfrutar de ese primer minuto sobre la almohada limpia.
El primer café de la mañana
El café es muy beneficioso según la ciencia, pero es que hay muchas personas para las que el ritual de hacer el café es tremendamente tranquilizador. Para mí lo es tomarme el primer café del día.
La ducha de después del gimnasio
Me gusta hacer deporte. Me hace sentir activa, me aporta vitalidad y salud, pero lo que más disfruto es la ducha de después. Como si fuera una recompensa por un duro trabajo. Me hace sentir poderosa notar los músculos cansados bajo el agua caliente. Saber que me he esforzado y que lo he hecho solo por mí, por mi bienestar. Como parte de ese autocuidado que tanta falta nos hace.
El olor del apio recién cortado (y de la lima, el puerro, el cilantro…)
Cocino desde hace años y hay olores que me hacen sonreír sin que me de ni cuenta. De hecho no me había dado cuenta de que me hacían tan feliz hasta que hace un par de meses mi pareja y yo estábamos cocinando y me preguntó “¿por qué sonríes?”. Estaba cortando apio para hacer un sofrito, y el olor me hizo sonreír con el primer corte. Desde entonces me he dado cuenta de que me pasa con la lima, el puerro, el cilantro, el jengibre, las naranjas, la piel de las mandarinas, el cacao y un largo etcétera.
Hablar con mis sobrinos
Tengo cinco sobrinos y no voy a contarte aquí lo maravillosos que son (que lo son). Pero sí voy a decirte que disfruto de cada una de las conversaciones que tengo con ellos. Desde los chistes malos del más pequeño hasta las reflexiones políticas con la mayor, pasando por largas charlas sobre recetas de cocina, novelas gráficas, feminismo, música o simplemente, hablando de lo que han hecho en su día. Compartir la vida con ellos es el mejor regalo que he recibido, y me aporta felicidad cada paso de su camino.
Dar un abrazo largo
Hay personas que te abrazan y te reinician. No tengo pruebas, pero tampoco dudas. Y esos abrazos que duran, y son apretados pero sin ser ahogadores. Esos abrazos que calman tu respiración, que llenan, que suman. Esos, son mis favoritos.
Soy de abrazar, no me escondo. Me gusta la sensación de notar el calor de la otra persona y de hacer uso de todo el tacto que pueda durante todo el tiempo que pueda, como nos aconsejaba la psiquiatra Marian Rojas.
Llenar de post its un libro de cocina
Cuando me compro un libro de cocina lo primero que hago, después de olerlo profundamente como la friki que soy, es llenarlo de post its que señalan las recetas que voy a hacer. Una vez marcado, voy añadiendo anotaciones a medida que voy haciendo las recetas. Ese ritual raruno de sentarme en el sofá con un pesado libro entre las piernas con el que pasaré varias horas me hace feliz. Muy feliz. Y quien me conoce, lo sabe.
Compartir una cena o una comida
Como habrás podido comprobar me gusta comer, pero me gusta aún más hacerlo acompañada. Y si puedo preparar algo rico para esa cena o comida, mejor. Cocinar para la gente a la que quiero me hace feliz, y viviendo sola, esos momentos compartidos los disfruto mucho más.
Hacer mi rutina de belleza todas las noches
No perdono hacer la skin care de noche en parte por el terrible pavor que le tengo a que me salgan arrugas (lo sé, estoy trabajando en ello para que envejecer no se me haga tan cuesta arriba), y en parte porque es un momento solo para mí. El olorcito de las cremas, el tacto en la piel, las sensaciones que me dejan después… Es mi regalo diario a la Ana cansada y agotada.
Nota: algunos de los enlaces de este artículo son afiliados y pueden reportar un beneficio a Trendencias.
Fotos | Indy Bruhin, Conner Ching y Dane Deaner en Unsplash, Giphy
En Trendencias | Cómo reconocer a un misógino: 19 claves que te ayudarán a detectarlo
En Trendencias | Ghosting: en qué consiste y qué tipo de persona lo suele realizar
En Trendencias | El secreto para que a tu pareja le guste hacerte sexo oral y que aumenta tu placer es un caramelo.
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario