La psicología nos explica porque parece que siempre caemos en el mismo tipo de relaciones y qué es lo que realmente dice de nosotras ese comportamiento
Me enamoré de una persona que había pasado por el mismo trauma en una relación de pareja que yo: una relación larga que se rompe por una infidelidad mantenida en el tiempo. No fue intencionado, no lo busqué, pero surgió así y siempre me he preguntado si de alguna manera mi cerebro buscó en otra persona lo que en realidad estaba en mí.
¿Nos enamoramos de nosotras mismas? Lo cierto es que en parte, sí. Y tiene explicación psicológica.
Cuando lo aprendido te guía hacia una pareja
Según “El malestar en la cultura” (1930) de Sigmund Freud, la felicidad del ser humano se orienta únicamente a saciar sus necesidades. Nos movemos y actuamos en busca de la gratificación inmediata y el constante placer. En cambio, según W. Fairbairn, las acciones humanas no están motivadas por la gratificación sino por la búsqueda de una conexión. Lo que nos importa es formar un vínculo significativo.
Los biólogos evolutivos afirman que los humanos están programados para formar vínculos de apego y esta formación de vínculos tiene componentes neuroanatómicos, genéticos y neurohormonales. Pero ¿cómo afectan nuestras experiencias a la elección de una pareja?
Sabemos que la proximidad como distancia funcional (entendida como cuántas veces interactuamos con esa persona) es buen predictor del agrado y favorece el desarrollo del amor. Esta es una de las razones por las que nos enamoramos de compañeros de trabajo. Pero la proximidad no es lo único que puede provocar que algo nos atraiga.
Iria Reguera, psicóloga y redactora jefa de Trendencias afirma que “en contra del mito popular sobre que los polos opuestos se atraen, tienden a gustarnos las personas que se parecen a nosotros, lo que Matthew Mirenger y John Jones llaman egotismo implícito.”
Probablemente nos atraiga esa persona porque ha tenido experiencias vitales similares a las nuestras. Es más, si somos semejantes, también nos parecen más atractivos según Peter Buston y Stephen Emlen. Ellos encontraron que era mucho mayor el deseo de compañeros semejantes que de compañeros atractivos, a lo que se suma que cuanto más enamorada está una persona de su pareja más atractivo lo ve, y menos atractivos ve a los demás.
Pensemos por ejemplo en la teoría del apego desarrollada por el psicoanalista John Bowlby. Cada uno de los cuatro tipos principales de apego, es una respuesta a los cuidados que recibimos de nuestros padres o cuidadores durante la infancia. En ella afirma que los patrones de relación que aprendimos siendo niños se repiten en nuestra vida cuando somos adultos. Por eso no es extraño que se repitan relaciones si cuando fuimos niños las vivimos. Pero es aprendido, no instintivo, y por lo tanto podemos reformularlo.
Si de niña la gratificación y la seguridad eran una forma de contacto, cuando seas adulta buscarás lo mismo no como un fin sino como una forma aprendida de relación con los demás. La pareja que atraigas y que te atraiga buscará lo mismo que tú: cariño, reciprocidad, comunicación, apoyo…
Según esta investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) existe una tendencia a enamorarnos del mismo tipo de persona. Cuando rompemos con alguien y tal y como explican los investigadores, pensamos que la culpable de la ruptura es la personalidad de nuestra ex pareja y decidimos enamorarnos de otro tipo de persona, pero la tendencia es caer una y otra vez en lo mismo.
Esto no es un axioma universal sino una tendencia, es decir, no significa que no podamos romper con ese patrón. Darnos cuenta de que existe y hacer un trabajo de autoconocimiento es el primer paso, porque si tenemos los mismos problemas en todas las relaciones, quizá es porque escogemos los mismos rasgos de personalidad en nuestras parejas.
Para entender el amor, primero hay que entendernos
Mucho se habla de conocernos, pero es una de las tareas más complicadas a la que nos enfrentamos. En parte porque entra en conflicto con un término: el autoconcepto. Tal y como nos explica Iria Reguera, “nuestras actitudes dependen en gran medida del autoconcepto. Actuamos en función de cómo creemos ser.” El autoconcepto es el conjunto de características que forman la imagen que cada uno de nosotros tiene de sí mismo. No es inamovible y se modifica a lo largo de los años en base a factores cognitivos e interacción social. Cómo nos vemos será clave a la hora de actuar.
Pero una cosa es cómo nos vemos y otra diferente cómo somos en realidad. Te pongo un ejemplo. Siempre digo que soy una persona puntual y que no me gusta llegar tarde. De hecho cuando empecé con mi actual pareja me mostré de esta manera y él, es una persona que siempre llega tarde. “Tú eres igual”, me dijo. “De eso nada”, pero me hizo pensar un poco y pregunté a mi alrededor. Siempre llegaba tarde, era algo que todos sabían, pero que en mi autoconcepto era justo al contrario.
Para las personas realmente inteligentes, conocerse bien es un rasgo innato. La reflexión y autoevaluación nos permite aprender y mejorar a nivel personal y es necesario para cultivar relaciones satisfactorias y saludables. Pasar tiempo a solas es fundamental para nuestro bienestar intelectual y emocional ya que nos permite reflexionar, pensar y analizar sobre lo que nos pasa, y sobre todo dedicar tiempo a la introspección. Iria Reguera explica que “cuando hemos aprendido a estar a gusto con nosotros mismos y dejamos de temer a la soledad, las relaciones en las que nos involucramos son más saludables.”
Cómo romper con lo aprendido para mejorar nuestras relaciones
Según Anna De Simone, doctora en biología y psicología y experta en genética del comportamiento y neurobiología, si queremos mantener relaciones saludables pero solo vivimos relaciones tóxicas, lo primero que haremos es desaprender. La experta nos explica en su libro ”D'amore ci si ammala, d'amore si guarisce: Poni le giuste basi per avere una vita affettiva felice” (Por amor se enferma, por amor se cura: Sentar las bases correctas para una vida amorosa feliz), que es necesario practicar el autoconocimiento y que el respeto por nosotras mismas sea la base. Sin este conocimiento previo, lo más probable es que repitamos conductas, y terminemos eligiendo al mismo tipo de personas.
Para ello, poner límites saludables (aquí te explico cómo conseguirlo) resulta imprescindible, pero solo podremos hacerlo si realmente conocemos nuestras emociones, sentimientos, anhelos y necesidades. Por eso es importante pasar tiempo a solas después de una ruptura, porque como bien nos explica Iria Reguera, “tomarte un tiempo para estar sola después de una ruptura puede ayudar a la relación más importante de tu vida: la tuya contigo misma.”
Nota: algunos de los enlaces de este artículo son afiliados y pueden reportar un beneficio a Trendencias.
Fotos | After (Prime Video)
En Trendencias | 110 frases motivadoras que te ayudarán a conseguir lo que te propongas en la vida
En Trendencias | Diez pasos para excitar sutilmente a tu pareja sin llegar a tocaros
En Trendencias | Qué puedes hacer si sientes que el pene de tu pareja es demasiado grande
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario