Las escenas de sexo en las películas suelen estar muy alejadas de lo que es el sexo real (y ni siquiera nos referimos al porno). Eso ha creado unas expectativas en nuestra mente que difieren mucho de la realidad. Quieres darle una oportunidad a esa escena que queda tan guay en las películas, por aquello de que "hay que probar de todo", pero casi siempre resulta mucho más decepcionante de lo que te habías imaginado.
Sexo en la ducha
Salvo que tengas a tu disposición una ducha tan enorme como la del Señor Grey, el sexo en la ducha puede resultar incómodo, potencialmente peligroso y propenso a los accidentes, y no tan cálido como parece salvo que tu conciencia ecológica brille por su ausencia.
La primera vez
Nos lo imaginamos romántico, dulce, especial y la mayoría de las veces suele ser decepcionante, corto, y cero satisfactorio ¿La culpa? La inexperiencia, los nervios, y que las escenas de las películas no nos enseñan cómo es el sexo de verdad. Menos mal que con el tiempo mejora.
Sexo en la playa
Un clásico de las aventuras amorosas del verano que suele terminar con arena hasta en el carnet de identidad, pasando frío, perdiendo las llaves en la arena y con algún mirón que paseaba por la playa echando una ojeada.
En la cocina
Al igual que en El cartero siempre llama dos veces, eso de tener una escena arrebatadora en la que nos arranquemos la ropa salvajemente y nos dé igual la harina, los cuchillos y todo lo que haya por en medio, para disfrutar de uno rapidito y apasionado encima de la mesa de la cocina puede parecer muy tentador, salvo cuando descubres que la encimera es terriblemente dura y fría, el salero se te está clavando en el trasero y que no resulta nada fácil cambiar de postura.
Con tu ex
Si ambos decidisteis en pleno uso de facultades mentales que era mejor pasar página, ¿qué os hace pensar que merece la pena tropezar de nuevo en la misma piedra?. Es cierto que ambos conocéis qué es lo que le hace disfrutar al otro, y que en las películas nos venden como lo más romántico ese momento de reencuentro tras tanto tiempo separados, pero como bien decía Samantha Jones, "el sexo con un ex puede ser de lo más deprimente. Aunque te guste, ya no podrás tener más y si es malo, es peor aún porque acabas de tener sexo con tu ex”.
En el baño de un avión
¿Quién decidió por primera vez que hacerlo en un sitio diminuto, que huele mal, poco higiénico y con gente esperando en la puerta era sexy? Las películas, no la realidad.
Un trío
En las películas lo vemos tan coordinado, sensual, atrevido y satisfactorio para los tres, que lo hemos añadido a la lista de aquello que al menos una vez en la vida hay que probar. ¿Y qué puede ocurrir en la realidad? Que nada es como esperas. En lugar de un baile coreografiado nos encontramos con demasiados brazos, demasiadas piernas, y demasiados órganos genitales que atender y satisfacer. Estrés total.
De pie
Como si ellos fueran Hércules que pueden levantarnos sin esfuerzo y nosotras livianas bailarinas ligeras como una pluma y perfectamente hábiles para contorsionarnos y adaptarnos a cualquier posición, el sexo de pie es habitual en la películas como metáfora del frenesí y de la pasión. Pero ni ellos son tan fuertes ni nosotras tan fáciles de levantar a pulso para tener un sexo de pie mínimamente satisfactorio.
Foto | Cincuenta Sombras Liberadas
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