¿Cuál es la clave para que el amor dure? Siento decirte que no existe fórmula mágica. Por mucho que exista amor entre vosotros ni eso es suficiente. Pero según averiguaron los psicólogos clínicos e investigadores John y Julie Gottman tras estudiar a más de 40.000 parejas, muchas de ellas durante 20 años, aquellas que lograban permanecer juntas tenían algo en común. Tres cosas. Dos que siempre ponían en práctica y una más que nunca hacían.
Lo que sí hacen: reparaciones
En una entrevista en “Sessions”, la psicoterapeuta Esther Perel entrevistó a los Gottman sobre ello y los expertos le explicaron que la primera clave está en que la mayoría de las parejas exitosas conseguían hacer “reparaciones”. En términos de pareja, la reparación no consiste en arreglar lo que está roto, sino en volver al camino correcto. Los Gottman describen un intento de reparación como “cualquier declaración o acción, tonta o no, que impida que la negatividad se descontrole”. Es decir, cuando discutimos o no estamos de acuerdo, no olvidar que seguimos siendo una pareja.
Hacer reparaciones no significa hacer grandes gestos ni es necesario que sea una declaración de amor. “El hecho de que en medio de una pelea o justo después, cuando todavía estás enfadada, le preguntes si quieres una taza de café, es una demostración de que piensas en tu pareja aún cuando no estáis en el mismo punto”, explicaba Julie Gottman. Tampoco significa decir “lo siento” o tener una conversación más seria sobre lo que ha pasado. Ni siquiera tiene que ver con cosas específicas de la pareja, sino con mandar un mensaje de “todavía existes para mí aunque estemos disgustados”.
John Gottman dió un ejemplo de uno de sus clientes que acaba de discutir con su pareja y le dijo “Bueno, ahora que hemos destruido nuestras personalidades, ¿qué tal un trozo de tarta de queso?”. Al tomarse un momento y hacerle a su pareja una pregunta de este estilo, reconocía que su pareja es una persona y no un enemigo.
Lo segundo que sí hacen: expresar positividad
Durante uno de los estudios longitudinales más grandes de los Gottman, descubrieron una especie de proporción mágica del amor y que tiene que ver con las interacciones positivas y negativas durante un conflicto. Este ratio debe ser de cinco a uno: cinco interacciones positivas por cada una negativa. Este ratio aparece en su libro ‘The Love Prescription: 7 Days to More Intimacy, Connection, and Joy’.
Si pensamos que el conflicto es algo inevitable en cualquier relación, la manera en que gestionamos esos desacuerdos es vital. El Dr. Gottman y Robert Levenson comenzaron a realizar estudios longitudinales de parejas en la década de 1970, a las que se les pidió que resolvieran conflictos. Analizaron cómo actuaban y años más tarde hicieron un seguimiento. Aquellas parejas que continuaban juntas tiempo después coincidían en que durante la resolución de los conflictos se reían, bromeaban y tenían muestras de afecto. Lo que hacían era establecer conexiones emocionales también durante la discusión.
Los expertos afirman que “la negatividad tiene mucho más poder para infligir daño y causar dolor que la positividad para sanar y acercarte”. Con interacciones negativas no solo hablaremos de gritarse, también de poner los ojos en blanco, criticar a la otra persona o ponerse a la defensiva. En cuanto a las interacciones positivas de su estudio incluían sonreír, tocar la mano del otro o simplemente decir “entiendo”.
Lo que nunca hacen: usar frases de alerta
No es fácil pedir lo que queremos, aunque poner en valor nuestras necesidades sea un signo de inteligencia emocional. En muchas ocasiones la forma que tenemos de pedirlo es no pidiéndolo y dejando que nuestra pareja se convierta en adivino o adivina. Damos “señales” que nos parecen evidentes y que no lo son, y cuando no se hace eso que nos gustaría (yq ue no hemos pedido de forma clara), usamos frases lapidarias que empiezan por “siempre” o “nunca”, como por ejemplo “nunca piensas en ningún plan, siempre me toca a mí”.
“Estas frases de alerta nos alertan de que una pareja se encuentra en un terreno inestable”, escribían los Gottman en el libro que hemos citado. “Es posible que la perspectiva negativa esté empezando a instalarse”. Vemos sólo lo malo de nuestra pareja. Pero reformularlo es más sencillo de lo que parece. En lugar de decir “nunca vamos al cine”, prueba con un “me encantaría ir al cine contigo, disfruto muchos cuando vemos una película juntos”. Te puedo asegurar que el cambio es abismal, lo sé por experiencia. La otra persona recibe la petición de forma clara, sin medias tintas, sin reproches ni críticas. Y si nuestra pareja nos quiere bien, lo normal es que nos conteste que este fin de semana le parece el momento perfecto para tener esa cita con nosotros.
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