El rumor de las olas. El café saliendo a borbotones de una cafetera italiana. El maullido de un gato. Una canción. La risa de la persona a la que más quieres. Un portazo. El gemido previo a un orgasmo.
Según la RAE, el sonido es la “sensación producida en el órgano del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos, transmitido por un medio elástico, como el aire.” Y esa sensación puede ser muy placentera. Te hablamos de la excitación que escuchar puede producirnos. Una palabra susurrada en el momento justo al oído, por ejemplo. O un gemido que escapa de la garganta y nos dice que es el momento de aumentar el ritmo.
Ademas de ser un indicador maravilloso (escuchar durante el sexo es una de las guías más eficaces que podemos utilizar), el órgano del oído es un potentísimo instrumento para aumentar el placer. No lo digo yo, lo dice la ciencia.
El sentido del oído en el sexo
El 82% de las mujeres afirma que los gemidos de su pareja las excitan más según una encuesta mundial de Arcwave realizada a 22.315 hombres y mujeres de 15 países diferentes. Aunque los datos reflejaron que el 40% de los hombres no hacen ningún ruido cuando se masturban y el 78% de las mujeres sí. Y un dato más, el 95% de las mujeres y el 85% de los hombres gime durante el sexo.
Para la sexóloga Ana Lombardía, “utilizamos los gemidos para vincularnos con nuestra pareja y aumentar la calidad del encuentro sexual”. No es algo imprescindible, pero escuchar nos conecta no solo con nuestra pareja, también con nuestro propio placer.
También existe el fetiche por los sonidos o auralismo, la excitación sexual por la música, los sonidos o ciertos ruidos. Tanto que por sí solo, el oído puede provocar un orgasmo. Un dato random: en TikTok hay más de 75 millones de visitas para la búsqueda "qué es el auralismo". Porque es mucho más común de lo que parece tal y como nos informan desde LELO que afirman que “los estímulos visuales excitan más a los hombres y otros sentidos como el sonido, excitan más a las mujeres.”
Y no solo eso. Escuchar nos excita, desde la música hasta el dirty talk. Este último, el llamado arte de hablar sucio en la cama, tiene numerosos beneficios en un encuentro sexual. Tal y como aseguran en Diversual, refuerza la comunicación y la complicidad, además de aumentar el deseo y la excitación.
Trucos para usar el oído durante el sexo
El primer truco ya le has leído y es eficaz para utilizarlo en pareja. Hablamos del dirty talk, una práctica que consiste en decirle cosas “sucias” a tu pareja en la cama. Desde “me encanta cómo me estás tocando”, algo que te dirán fijo si te empollas estos consejos sobre cómo masturbar a tu pareja, hasta con preguntas con voz susurrante como “¿dónde quieres que te bese ahora?”, o incluso simplemente diciendo el nombre tu pareja con tono suplicante y seguido de un “no pares”.
Los gemidos, los susurros, el sonido del roce y de los besos… es un excelente encendedor del deseo. Incluso puede despertar la respuesta sensorial meridiana autónoma o ASMR. Puedes ponerlo en práctica evitando la llamada “distracción sensorial”. Solo tienes que vendar los ojos y así el resto de sentidos se agudizarán. Prueba a poner canciones sexys, por ejemplo, y verás cómo funciona.
Los audios eróticos son la respuesta a cómo usar el oído en nuestros encuentros a solas. Los llamados audios porno nos capaces de ponernos a mil, palabrita de usuaria asidua Calíope, una app de relatos eróticos.
Otra opción para disfrutar más del sexo usando el sentido del oído es con la música, capaz de enviar un escalofrío de placer al cerebro que hasta se puede ver, según este estudio publicado en Science Alert. Je t’aime moi non plus, de Serge Gainsbourg y Jane Birkin, es la canción más escuchada por los españoles cuando mantienen relaciones sexuales, según un estudio realizado por LELO.
Nosotras no podemos quedarnos solo con una, por eso te dejamos aquí las canciones más sexys para marcarte una noche de pasión sola o acompañada porque en esto del placer, el oído funciona estupendamente bien.
Fotos | Jossuha Théophile, Franco Antonio Giovanella y Jessica Flavia en Unsplash