Hay quien dice que la generación Z cumple las fantasías sexuales de los millennials. El trío, por ejemplo, era una fantasía por cumplir para más de la mitad de los Millennials. Ya en 2019, más del 10% de los jóvenes de la generación Z ya lo habían practicado.
Un estudio coescrito por la aplicación de citas Feeld y el investigador Dr. Justin Lehmiller arroja luz sobre las actitudes de los jóvenes hacia el sexo. Para realizarlo se preguntó a más de 3.000 usuarios de Feeld de 71 países diferentes. La Generación Z muestra la mayor fluidez tanto en la identidad sexual como en la de género, además de en sus prácticas. Y ahí entra una práctica que escandalizaría a los millennials: el BDSM.
Los zetas ponen de moda el sexo kinky
Del estudio se extrae que aunque están volviendo a los valores de las relaciones más tradicionales y hasta fantasean con las relaciones monógamas (el 81% fantasea con tener ese tipo de relación), lo cierto es que en el sexo son la generación más pervertida, si entendemos la perversaón como aquello que se sale de “normal”. Aquí quiero hacer un inciso: cualquier tipo de relación sexual sea como sea es aceptable y debe ser respetada siempre que exista consenso, consentimiento y deseo por todas las partes implicadas. Si os va la violencia y queréis practicar el spanking, de lujo. Pero siempre desde el respeto.
El informe habla de que a los zetas le va la erótica kinky, que se aleja del sexo convencional desde una perspectiva de positivismo sexual. La sexóloga Valérie Tasso habla del sexo kinky en uno de sus libros como “los encuentros sexuales que se mantienen alejados de la rutina introduciendo cambios constantemente para no aburrirse. Así, el sexo kinky englobaría desde un cambio de espacio donde mantener las relaciones hasta cambios en las posturas sexuales.”
Según el estudio del Instituto Kinsey y Feeld, el 56% de la Generación Z declaró tener fantasías BDSM, en comparación con el 52% de los millennials, el 31% de la Generación X y el 12% de los baby boomers y en una encuesta realizada en 2021 a casi 5000 estudiantes universitarios, los investigadores descubrieron que el 79% de aquellos que tenían una pareja romántica declaró haber tenido “sexo duro” con esa pareja.
Por qué a los más jóvenes les va el BDSM
No es que el BDSM o cualquier práctica de la erótica kinky nos parezca una aberración ni mucho menos. Cada uno puede tener los gustos y fantasías que le plazca, y en el caso de las prácticas sexuales y como decíamos antes, siempre que haya consentimiento y deseo, no hay problema con ninguna. El problema está en que la generación Z tiene menos tabúes para hablar del sexo y cuentan con más información que las generaciones anteriores, pero siguen recurriendo a internet y al porno para aclarar sus dudas como se pudo ver en la docuserie ‘Generación porno’ que puede verse en Prime Video.
La pornografía en concreto, pero también elementos de la cultura como las películas de ‘Cincuenta sombras de Grey’, han contribuido a normalizar el fetichismo entre las generaciones más jóvenes, y el auge de esta erótica kinky. Se necesitan más investigaciones para entender por qué la Generación Z parece haber adoptado esta tendencia.
Tal vez no se deba solo a la pornografía, sino también a la gran cantidad de información en línea sobre diferentes tipos de sexo, como en KinkTok, la comunidad de fetichismo de TikTok. Y aunque ese espacio que jóvenes zetas usan para normalizar el debate sobre el fetichismo y para fomentar la conversación, lo cierto es que la desinformación está a la vuelta de la esquina en ese espacio. Como explicaba la educadora sexual y dominatrix Veronika Kestrel a Mashable, no solo es algo en cuanto a conceptos sino a prácticas en sí y sus peligros. Por ejemplo, rodear las muñecas con un cinturón, algo típico en el imaginario colectivo del BDSM, "puede causar daño a los nervios", dijo Kestrel. "Pero es sexy, así que funciona" para aquellos creadores que generan contenido para obtener vistas. De hecho, los vídeos de "tutoriales de esposas con cinturón" tienen casi 17 millones de vistas en TikTok. Echa un vistazo a algunos y dime la edad media de los creadores de contenido.
Quizá la pregunta es si esa violencia explícita que se puede ver en el porno es lo que hace que hombres y mujeres deseen ese tipo de encuentros o si hay algo más y en realidad ni siquiera sabemos lo que nos gusta. Según la filósofa española Ana de Miguel Álvarez, “la pornografía está sujeta a un proceso de erotización de la violencia que puede convertirse en el nuevo espacio de legitimación de la desigualdad”, lo que explica la tendencia citada anteriormente, y,“se está produciendo un desencuentro entre las expectativas de unas y otros sobre lo que es una vida sexual buena”. Es decir, si la educación sexual recibida es el porno, pensamos que el sexo es así.
Vamos a darte algunos datos: Uno de cada cuatro hombres jóvenes considera que la violencia machista es un invento ideológico según una encuesta realizada por la Fundación Fad Juventud a jóvenes de entre 15 y 29 años y la cifra ha aumentado once puntos respecto a 2019, cuando lo pensaba un 12%. Ahora es un 23%. Por esto cabe destacar también que hay machismo escondido bajo la superficie que provoca que las mujeres quieran complacer y ellos, ejercer violencia. Por ejemplo, en la tesis doctoral de la doctora Mónica Alario Gavilá, que se hizo en 2020 con el primer Premio de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género a Tesis Doctorales sobre Violencia contra la Mujer, se hace un análisis filosófico de la cultura de la violación actual a través de los discursos y el imaginario de la pornografía. Te invito a leerlo porque es francamente interesante.
Fotos | Kateryna Hliznitsova en Unsplash, Artem Labunsky en Unsplash, Joshua Rawson-Harris en Unsplash
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