Qué es el “pompoir”, la técnica sexual que cambiará tu vida dentro y fuera de la cama

Esta técnica sexual de origen milenario es un ejercicio excelente para el suelo pélvico. Y promete orgasmos más fuertes y duraderos

¿Y si te dijera que existe una técnica para tener orgasmos más potentes, con el que te sentirás poderosa y sin moverte? Aparentemente, eso sí. Además son un entrenamiento ideal para tu suelo pélvico, que ya sabemos los quebraderos de cabeza que nos da con los años. Hablamos del pompoir, una técnica sexual milenaria que podría cambiar tu vida sexual por completo.

Qué es el pompoir

El pompoir es una práctica sexual que consiste en la contracción y relajación de los músculos del suelo pélvico para estimular el pene durante la penetración. Usando los músculos vaginales, se hace un movimiento que emula las sensaciones del sexo oral pero con la vagina. Es tan bueno para ejercitarnos que hasta tiene un libro propio: ‘Pompoir: La última guía para el fitness del suelo pélvico’. El libro, escrito por Denise Da Costa, explica que esta práctica “mejora la experiencia sexual para hombres y mujeres”.

Su origen se remonta a Asia, pero no está muy claro dónde porque lo cierto es que tiene muchos nombres. También es conocido como cangrejera (en Venezuela), cocomordán (en República Dominicana) o Kabazzah en su versión árabe, aunque quizá el más conocido sea el beso de Singapur.

Según Fernando Rosero, experto en sexología de la Clínica Marly, “el pompoir es una técnica sexual que involucra movimientos de contracción y relajación de los músculos vaginales para estimular el pene. Se podría describir como un tipo de masaje en el pene que se realiza con la vagina.” En el tantra se conoce como “la técnica del cierre” y la técnica, según el experto, “ayuda a fortalecer los músculos del suelo pélvico, lo que puede mejorar la salud sexual y reproductiva”, ya que al igual que ocurre con los ejercicios de Kegel, son efectivos para prevenir la incontinencia urinaria y mejorar la salud sexual en general.

El origen del pompoir

La palabra Pompoir que tanto suena a francés, proviene del tamil, una lengua dravídica hablada en el sur de la India y Sri Lanka. Catherine Blackledge describe su origen en las “Devadasis”, unas bailarinas del sur de la India.  Pero en la antigua Grecia las Hetairas, cortesanas de clase alta, "dividían un falo de arcilla con sus músculos vaginales", como explica la autora. La leyenda dice que las mujeres de China y Tailandia tomaron los principios de la práctica para modificarla y perfeccionarla, pero según Sensual Intim, se originó China hace más de 6.000 años cuando “el taoísmo brindaba ejercicios para entrenar los músculos pélvicos, con el objetivo de estimular la circulación en los órganos y promover la satisfacción sexual”.

Diane de Poitiers, amante del rey Francisco I y Enrique II de Francia, la usaba, y según un artículo de Emma Gold en GQ, en Shanghái circula la historia de una prostituta capaz de introducir y sacar el pene de su amante simplemente con los movimientos de su vagina. Gold también habla en su artículo del rey Eduardo VIII de Inglaterra que renunció a su trono para casarse con Wallis Simpson, una divorciada estadounidense que según los rumores, aprendió la técnica en los burdeles de Shanghái mientras vivía en China con su exmarido.

¿Tiene origen tántrico? Puede. Pero en realidad da igual porque esta práctica se extendió como la pólvora y en cada cultura se modificó a su antojo. Lo importante aquí es que vamos a enseñarte a ponerlo en práctica.

Cómo hacer el pompoir

Según el Ananga Ranga, un manual indio de artes eróticas del siglo XVI, las devadasis tenían un entrenamiento en una técnica llamada Sahajoli que aprendían de sus madres y abuelas (y en secreto). Con ese entrenamiento aprendían a manipular sus músculos vaginales y a dominar así su “yoni”, una palabra del sánscrito que hace referencia al órgano sexual femenino como un portal sagrado divino. El asiento del placer y la alegría. Entre ellas estaba el pompoir.

No te asustes, que no hace falta hacer un máster para aprender esto. En realidad lo que haremos es poner en práctica mecanismos similares a los que hacemos con los ejercicios de Kegel, así que si es tu caso y ya trabajas el suelo pélvico con ellos, tienes mucho trabajo ya hecho. La diferencia con los ejercicios Kegel es que en el pompoir nos concentramos en diferentes movimientos con un orden concreto y que en el entrenamiento de Kegel no existe el placer sexual como objetivo, así que los ejercicios se limitan a variaciones de contracciones para fortalecer el suelo pélvico y prevenir la incontinencia.

En pompoir, las contracciones te permiten fortalecer esos músculos para luego usar movimientos más complejos. Da Costa afirma en este artículo que “al hacer contracciones, apretar, empujar y tirar, las mujeres aprenden a manipular los músculos pélvicos. Así es como pueden aprender las habilidades sexuales hasta el punto de poder torcer el pene con solo mover los músculos pélvicos”. Da Costa explicaba también que “la capacidad de tracción permite “succionar el pene” dentro de la vagina, la capacidad de expulsión permite, de manera similar, empujarlo hacia afuera y la capacidad de bloqueo, apretar el pene para mantenerlo en su lugar”. También habla de la capacidad de extrusión, que Costa comparó con “ordeñar” el pene.

Lo que haremos es tratar de controlar los músculos del suelo pélvico, y una vez controlados, la mejor posición para practicar esta técnica en pareja es la de la amazona. La persona con pene debe estar lo suficientemente cómoda para no hacer absolutamente nada, y es necesario que la vagina esté dilatada y lubricada para facilitar su movimiento. Esto solo significa una cosa: antes de practicarlo, tenemos que ponernos a tono por ejemplo, masturbándonos o dejando que sea nuestra pareja quien nos masturbe.

Es importante que el pene esté erecto y quieto, y en la penetración, y la cadera de la mujer se mantiene quieta. Se trata de concentrarnos en mover solo el músculo pubocoxígeo en una cadencia lenta y rítmica, apretando y soltando el pene. De hecho existen “combinaciones” de movimientos como indica la sexóloga Lucía Jiménez en su cuenta de Instagram. Según Da Costa, el Pompoir se concentra en cuatro movimientos diferentes: apretar, contraer, empujar y succionar.

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Es cierto que para algunas personas con vagina son movimientos más naturales y para otras, es necesario practicarlos durante el coito o fuera de él. “Pompoir es ejercicio. Dominarlo lleva tiempo, pero no debería llevar más de cinco meses. Es como si fueras al gimnasio si quieres ponerte en forma, no verás resultados de hoy a mañana”, explica la experta. Eso sí, cuando se entrenan bien, y según este estudio de Clinical Biomechanics, se puede llegar a distribuir la presión a lo largo de toda la vagina.

Lo ideal es empezar a practicar a solas para ganar tono muscular en los músculos pubococcígeos femeninos. Como nos explica la sexóloga Mamen Jiménez, “son aquellos que contraes cuando estás haciendo pis y quieres pararlo, aquellos que se contraen involuntariamente cuando tienes un orgasmo”. Las bolas chinas, las cápsulas de placer y los vibradores pueden ayudar a desarrollar la fuerza y ​​dominar las habilidades necesarias para practicar el pompoir después en pareja. Por ejemplo, puedes acostarte boca arriba, contraer los músculos 3 segundos, relajar y volver a hacerlo 10 o 15 veces, siempre con respiraciones profundas. Puedes probar a hacerlo de pie, sentada o en otras posturas para ir mejorando el tono. Y es de vital importancia que nos familiaricemos con nuestro cuerpo y nuestras sensaciones.

Una vez conseguido, prueba en pareja. Si no te sale, no te preocupes porque en este caso lo más importante es que te lo pases bien en pareja, no que te conviertas en una geisha del siglo XVIII.

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