Te lo advierto, no te va a gustar. Es posible que tu pareja tenga una relación “almohadilla” con alguien que puede que hasta conozcas. No es que te haya puesto los cuernos, al menos no de una manera física, es que tiene un plan B por si lo vuestro se tuerce, y eso no solo te hace daño a ti, también a la persona que hace de “almohadilla”.
Qué son las parejas “almohadilla”
La pareja “almohadilla” o “almohadón”, es el término españolizado del concepto “cushioning” que nace de la palabra inglesa “cushion”, que significa literalmente almohadón. Hace referencia a tener “parejas de reserva” (o “cushions”) por si la relación de pareja actual no funciona amortiguar la ruptura. Es decir, tener un plan B para no quedarte solo cuando tú y tu actual pareja no estéis juntos. Y es tan horrible como suena.
Lamentablemente además de horrible es algo común. Un 56% de las personas con pareja estable tiene una “pareja almohadilla”. Y aunque hay quien asegura que se trata de un término nuevo, lo cierto es que la práctica no lo es para nada. Todos hemos conocido a alguien con un plan B, C e incluso D por si el plan A no le sale como espera. Es más, en esta encuesta realizada por One Poll, la mitad de las encuestadas tenía una relación almohadilla, y una de cada cuatro aseguraba que su actual pareja conocía a su cushion, aunque sin saber que lo era.
Este comportamiento tóxico deja abierta la puerta a otras relaciones, y la persona que lo practica demuestra una escasa inteligencia emocional y una nula responsabilidad afectiva. No solo con el plan A, con la “pareja” real, sino con aquellas personas que nos almohadilla sin saberlo. Cuando realiza esto, no tiene en cuenta las emociones ni de su pareja, ni de sus parejas de reserva, con las que se genera suficiente intimidad para mantenerlas, pero sin que se genere ningún tipo de compromiso. Es algo muy similar al benching con el que alguien no quiere estar contigo ahora mismo, pero podría ser algo que pasase en el futuro y mantiene siempre abierta esa posibilidad. Evidentemente con las redes sociales esta táctica y otras de igual calaña, son más fáciles de mantener porque podemos flirtear con varias personas sin que nuestra pareja lo sepa, como ocurre con el cookie jarring.
La práctica de tener varias relaciones paralelas, pero en las que una de ellas es la principal y las otras sirven de amortiguación por si la principal termina, no implica una infidelidad física, sino simplemente una conexión emocional lo suficientemente fuerte o significativa como para que quien lo hace tenga una sensación de seguridad de que tiene una segunda opción por si la principal falla.
Por qué hay personas con relaciones “almohadilla”
Los motivos psicológicos por los que hacemos cushing o tenemos parejas almohadilla, pasarían desde el miedo a quedarnos solas llegando incluso a la eremofobia en algunos casos, hasta una persona alimentando ego o incluso alguien con una abrumadora falta de compromiso con la que se supone que es su pareja.
También podría llegar a ser una forma de protección en la que la persona quiere evitar el dolor que le causaría una ruptura, teniendo estímulos positivos y alguien en la recámara que le haría evitar esas emociones negativas asociadas a una ruptura. Como bien explica el sociólogo Zygmunt Bauman en su libro ‘Modernidad líquida’, a día de hoy buscamos una satisfacción casi inmediata de las necesidades porque tenemos una visión orientada en el aquí y el ahora, en la que “resaltan las relaciones con un escaso nivel de compromiso”, motivo por el cual no es de extrañar que nos veamos envueltos en comportamientos tóxicos y egoístas que demuestran la teoría de Bauman.
Cómo saber si sufres una relación "almohadilla"
No es fácil saber si tu pareja está haciendo "cushioning", pero sí podemos saber si somos la pareja almohadilla de alguien. Por ejemplo, tiene pareja pero te manda mensajes de coqueteo de vez en cuando. Busca el contacto contigo de forma regular, aprovechando cualquier ocasión para decirte lo maravillosa/guapa/estupenda/divertida que eres. Cruza contigo zonas en la que no sabes si sois algo más o solo amigos.
Para quien lo sufre, y como ocurre con otras prácticas similares, se puede llegar a generar una falta de confianza y un desgaste emocional que provoque que en el futuro, nos cueste comprometernos por miedo a que nos pase lo mismo. Además de sentirnos inseguros, y generar problemas de autoestima ya que aunque no hay infidelidad física, sí que hay infidelidad emocional y te digo por experiencia que es tremendamente dolorosa.
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