No es nuevo. O al menos no tan nuevo como nos puede parecer. Al igual que términos como tradwives que se han puesto de moda con personajes como el de RoRo, el término de sologamia ha encontrado un hueco para convertirse en una tendencia de moda. Solo que esta vez quien tiene miedo no somos las feministas, sino aquellos que temen que querernos a nosotras mismas sea más que suficiente.
Qué es la sologamia
La sologamia es la tendencia de casarse con uno mismo, ni más ni menos. Es una oda al amor propio y aunque para muchos esté relacionada con el narcisismo o la soledad, no lo está. Quien practica la sologamia lo hace porque se siente solo o sola. Lo hace porque quiere comprometerse consigo misma en una ceremonia simbólica y con un anillo que le recordará que siempre se amará a sí misma.
Aunque no tienen ninguna validez legal en ninguna parte del mundo, ni siquiera tendrás los 15 días que tendrías por casarte con otra persona, la sologamia se celebra como un acto de autoaceptación y amor propio y funciona igual que cualquier otra ceremonia tradicional, con anillos, votos, invitados y celebración, solo que en lugar de decirse “que vivan los novios” se tendrá que decir “que viva la/el novia/o”.
Qué busca la sologamia
Como explica la psicóloga Yolanda Cuevas la sologamia tiene como mandamiento principal el amor propio. "Estamos educados en cuidar demasiado de los demás. Es una tendencia dirigida sobre todo a las mujeres. Surge desde muchas personas que han estado unidas a matrimonios insatisfactorios bajo la idea del príncipe azul", afirmaba en Antena 3.
La sologamia surgía en un primer momento como una fórmula para reivindicar la soltería lejos de la negatividad que le acompaña, especialmente para las mujeres. Durante mucho tiempo se ha señalado con el dedo a las mujeres que no “encontraban “ pareja, que no se casaban y que no formaban una familia, como si el hecho de casarnos nos completara como mujeres. Ahora puede practicarse por diferentes razones, como que no creen que su felicidad depende de otros, no quieren un matrimonio convencional o simplemente como un gesto de autodeterminación en el que reafirmar la relación con uno mismo o expresar que estar soltero no significa estar incompleto.
La idea del concepto es que no necesitamos encontrar a nadie para ser felices, porque estar soltero no es sinónimo de estar solo, y no es la antítesis del amor romántico. Sinceramente, no se me antoja una locura si pensamos en cómo desde niños se nos vende que el felices para siempre solo es posible con una persona a nuestro lado. Sin embargo la realidad es que ese príncipe azul sale rana demasiadas veces.
En lugar de declararle amor eterno a otra persona, te lo declaras primero a ti, comprometiéndote a afrontar tus decepciones y fracasos, pero también comprometiéndote a ser tu mejor amiga y a quererte en la salud y en la enfermedad, a ser lo mejor que puedas ser y a celebrar tus éxitos. Te haces responsable de tu propia felicidad, y aunque parecer lo contrario, eso te hace más disponible emocionalmente para aceptar y comprender a los demás, ya que desarrolla la autoestima. Con la autoestima alta tenemos mejores relaciones y somos más capaces de poner límites y comunicarnos de forma más saludable.
Los primeros casos virales de sologamia
Según el medio The Sun, Linda Baker fue la primera persona en casarse consigo misma en los EE. UU. en 1993, para celebrar su 40° cumpleaños. Se comprometió a ser buena consigo misma, ante la presencia de siete damas de honor y 75 familiares y amigos. Quería celebrar algo en ese momento de su vida y sintió que una ceremonia de matrimonio era la forma de hacerlo.
Laura Messi se hacía famosa en septiembre de 2017 por contraer matrimonio consigo misma en una ceremonia en la que no faltó el vestido blanco, la tarta de bodas de tres alturas, damas de honor y 70 invitados. Tras toda una vida practicando la sologamia, se casaba y como explicaba a la BBC, "se puede vivir un cuento de hadas incluso sin príncipe".
"Le dije a mis amigos y familiares que si no hubiera encontrado a mi alma gemela antes de cumplir 40 años, me casaría conmigo misma", aseguraba. "Si un día encuentro un hombre con quien pueda planificar un futuro seré feliz, pero mi felicidad no depende de él", aseguraba. En Nápoles, meses antes, en mayo de 2017, Nello Ruggiero celebró su propia boda consigo mismo en una ceremonia en Nápoles. “Me amo y me caso solo”, afirmaba en una entrevista a Vanity Fair.
En 2015, Sophie Tanner se casó consigo misma después de que su pareja la engañara y de vivir “suficientes relaciones desastrosas”, como si de un libro de Dolly Alderton se tratase. Ella misma escribía en la BBC “la boda fue el mejor día de mi vida, con un vestido vintage, mi padre llorando cuando me entregó y las damas de honor bailando”. Aseguró que, aunque no es un matrimonio reconocido en Reino Unido, para ella fue una ceremonia importante que demostró su compromiso con la autocompasión. “No tengo que estar esperando a que llegue 'esa' persona porque 'esa' persona soy yo. Encontré a la persona indicada”, afirmaba.
Dominique Youkhehpaz ofició su primera boda en solitario en 2011 en el festival de arte estadounidense Burning Man y desde entonces ha creado la consultoría Self Marriage Ceremonies. Así que como ves, no es algo novedoso, lleva mucho tiempo entre nosotros y no existe solo en Italia y Reino Unido. Estados Unidos tiene varias páginas web como "I Married Me", y en Canadá, Policy Horizons Canada, una agencia gubernamental que proyecta las implicaciones de las políticas públicas en temas transversales, afirma que “A medida que más personas eligen vivir solteras, pueden seguir surgiendo ceremonias y rituales para reforzar la legitimidad de esta elección”.
Hay más. En Japón son tremendamente conocidos. The Japan Times señalaba en un artículo que "en todo el país, cada vez hay más japoneses que viven solos por diversas razones, entre ellas el envejecimiento, la urbanización, una edad de matrimonio más tardía y el aumento de las tasas de divorcio", y la solución que han encontrado es la de casarse con ellos mismos.
En 2014, el paquete llamado 'boda en solitario' de dos días (que incluía elección de vestido, ramo y peinado, servicio de limusina y una estancia en un hotel para una persona) funcionó a las mil maravillas en Japón. Con él, unas 30 mujeres se convierten en "novias en solitario". Yukiko Inoue creó el paquete "para alentar a las mujeres a tener sentimientos positivos sobre sí mismas", aunque también admitió que "algunas personas han dicho que sería 'solitario, miserable y triste' usarlo" cuando se lanzó la compañía en mayo de 2014. Ahora cada año las cifras suben.
En España también hay casos conocidos de sologamia, como cuando en 2011 diez mujeres de Bilbao se reunieron para proclamar públicamente su amor propio y casarse con ellas mismas. Y casos más recientes como el de Nerea que nos contaba el periódico El Español.
También ha salido en el cine, por ejemplo en ‘La boda de Rosa’ de Icíar Bollaín de 2020 en el que una maravillosa Candela Peña se casaba consigo misma, o en ela serie de ‘Sexo en Nueva York’ que en el capítulo ‘El derecho de una mujer a tener zapatos’, Carrie Bradshaw afirmaba querer casarse consigo misma. No lo hizo, eso sí. En ‘Glee’, Sue Sylvester se casó consigo misma porque se dio cuenta de que realmente era la pareja perfecta para ella.
El problema de la sologamia (para algunos)
En un mundo que se presenta cada vez más fragmentado y socialmente aislado, y donde las redes sociales son probablemente la forma más social de relacionarnos de la mayoría de nosotros, ¿cómo encontrar a aquella persona con la que compartir tu vida? El matrimonio tradicional sigue siendo en muchos casos un campo minado plagado de problemas por culpa del patriarcado. Por eso la idea de que tal vez el alma gemela que anhelamos está dentro de nosotros se nos antoja tan bucólica.
En esto de la sologamia no hablamos de narcisismo (que también lo habrá) sino que puede ser más interesante preguntarnos por qué hay cada vez más millennials y zetas casándose consigo mismas en lugar de con otras personas. Quizá pasa como con el melón de por qué las mujeres retrasan el hecho de tener hijos. Como explican en su libro ‘Man Fast: How one woman's dating detox turned into a spiritual reckoning across four continents’ Natasha Scripture, en su caso hizo un "ayuno de hombres" y se dió cuenta de que todo lo que necesitaba, estaba en ella misma.
Los sológamos buscan que su felicidad no dependa de otros, más que de uno mismo. Y eso para quien busca a otras parejas puede ser un problema si no tenemos responsabilidad afectiva con ninguna relación. Si pensamos en que hay países como en China en los que se utiliza el término peyorativo "mujer sobrante" para referirse a las mujeres mayores de veinticinco años que siguen solteras, ¿cómo no van a surgir movimientos que lo enfrenten?
Hay quien asegura que esta tendencia de “las tristes y amargadas feministas con un gusto narcisista propio de los millennials” es solo un acto que viene después de “fastidiar al patriarcado al elegir poner sus carreras por delante de sus vidas personales”. Palabras de Amanda Prestigiacomo para Daily Wire. No puedo estar más en desacuerdo. Aunque para algunas personas es solo la realización del sueño de la infancia de casarnos, lo que en realidad hace es celebrar el amor propio y la autocompasión, algo que debemos volver a poner de moda.
Nosotras mismas somos las dos mitades del todo. Suficientes y completas. Esa es tal vez la declaración de amor más bonita que oiremos nunca: merecemos nuestro amor y debemos celebrarnos a nosotras mismas. Y si quieres que sea con una ceremonia de sologamia, adelante.
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