La razón científica por la que Sonia y Selena tenían razón: “cuando llega el calor los chicos se enamoran”

El verano podría relacionarse con más encuentros sexuales, más deseo y hasta más posibilidades de empezar una nueva relación de pareja

De manera inevitable asociamos el verano con el amor. Quizá es culpa de las películas que retratan amores de verano o de innumerables canciones que hablan del tema. Nuestra favorita ya sabes cuál es. ‘Yo quiero bailar’, de Sonia y Selena, historia de la música de nuestro país le pese a quien le pese.

“Cuando llega el calor los chicos se enamoran. Es la brisa y el sol. Acércate, ven, mi deseo te confesaré”. Y como una es curiosona no puede evitar preguntarse mientras suena en la charanga de su pueblo si quizá la canción del verano de 2001 llevaba, al menos, algo de razón.

La ciencia detrás de los amores de verano

Si tecleas amor en la RAE y lees la segunda acepción verás que es un “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.” Pero ¿por qué nos enamoramos? En esto hay muchos factores que influyen. Hay teorías que afirman que nos enamoramos de nosotras mismas, de lo que vemos en otra persona y que es similar a nosotros. Hay quien afirma que la proximidad favorece el desarrollo del amor. Según la Universidad de Lübeck, la clave de la atracción radica en la comprensión mutua entre dos personas, más allá de la atracción física.

El principio de enamoramiento es sencillo. Como nos explica María Esclápez en su libro ‘Me quiero, te quiero’, al principio sentimos atracción (una respuesta puramente química de nuestro cerebro) y luego llega el enamoramiento, ese momento en que todo de esa persona nos parece absolutamente alucinante. En esas primeras etapas, el amor está muy influenciado por el contexto y las normas sociales, es decir, tendemos a fijarnos en aquello que nos hace sentir seguras y cómodas. Y el verano, ¿ocupa algún lugar en esto?

La repuestos corta es que parece que sí. Se venden más preservativos en verano. Es más, los condones son uno de los productos que más se roban en verano. En verano tenemos más interés sexual, más ganas de enamorarnos y nos deshinibimos para tener relaciones diferentes al resto del año. Y aunque no está completamente claro por qué ocurren estos picos en el interés sexual en verano los hallazgos sugieren que se relacionan con el tiempo que pasamos con otras personas, que aumenta considerablemente en verano.

Pero hay algo más: nos comportamos de forma diferente según el lugar en el que estemos y las personas con las que estemos, es decir, según el contexto que nos rodee. Esto explicaría porque durante unas vacaciones en el extranjero tendrías una situationship aunque en casa nunca lo harías, por ejemplo. Se ha descubierto que nos sentimos menos inhibidos durante las vacaciones y estamos más dispuestas a probar cosas nuevas, tanto en relaciones como en lo que experiencias sexuales se refiere.

Si hacemos caso a la lógica y vemos que lo primero que llega es la atracción física, tiene sentido que en verano aumente el interés sexual si llevamos menos ropa. Hay más piel al descubierto, nos mostramos más. Además, estamos más predispuestas a relaciones esporádicas. A nivel cerebral el verano también nos hace estar más predispuestos al contacto social según el psiquiatra Scott Haltzman. Esto se produce porque tres hormonas se activan cuando los días se hacen más largos (serotonina, testosterona y feromonas), lo que influye en nuestras ganas de tener encuentros sociales y hasta en nuestra libido. De hecho, durante los meses más calurosos las búsquedas en Google sobre sitios de citas se multiplican y ahora ya no nos parece casualidad. Con el calor nos apetece más salir y conocer gente.

La exposición de la piel a la luz UVB tiene un efecto cerebral y este, sobre las gónadas tanto en hombres como en mujeres y por lo tanto, sobre el comportamiento sexual. Estamos más predispuestos a la pasión. Si hablamos de los hombres, podemos ver también que existe una variación estacional en su segregación de la testosterona, siendo el pico más alto entre agosto y octubre.

Una razón más. En verano solemos tener vacaciones, un periodo en el que vuestro estrés se reduce. Ya te hemos contado que el estrés es el archienemigo del deseo sexual, así que si lo eliminamos de la ecuación, el deseo aumenta. Ahora solo queda disfrutar de una estación que nos invita a enamorarnos y sonreír pensando que al final, Sonia y Selena tenían razón.

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