En torno a la salud sexual femenina siguen existiendo muchos mitos. Por ejemplo, que no podemos quedarnos embarazadas si estamos con la regla, algo que ya te hemos explicado que sí puede pasar. O que para que alguien nos haga un cunnilingus debemos depilarnos de arriba a abajo y que se suma a los seis mitos más sobre el sexo oral que siguen existiendo en torno a esta práctica.
Con el fin de seguir rompiendo barreras y tabúes, vamos a contarte algunos mitos sobre el flujo vaginal que hasta mi madre piensa que son verdad y que es hora de desmentir para siempre.
Qué es el flujo vaginal y para qué sirve
Cuando hablamos de flujo vaginal lo hacemos de la secreción natural de cualquier vagina. De hecho, el flujo vaginal es una combinación de líquido y células que se liberan de forma continua a través de la vagina y que se produce para mantener sana la zona, evitar infecciones e irritaciones y ofrecer una lubricación natural.
Este flujo tiene unos colores que van de blanco a transparente según el momento del ciclo menstrual, y un olor diferente en cada persona con vulva. Ahora que sabemos que el flujo vaginal es normal y algo común a las personas con vulva, llega el momento de romper con los mitos en torno a él.
Solo existe un tipo de flujo vaginal. FALSO
Este flujo es un sistema de hidratación natural de nuestra vagina que está compuesto de flujo vaginal y moco cervical, y que es independiente de la excitación. Se origina en el cérvix, y tal y como nos explican en la clínica Mayo, “la cantidad, el color y la consistencia del flujo vaginal normal varían, de blanquecino y pegajoso a transparente y líquido, según la etapa del ciclo reproductivo (menstrual).”
Según la ciencia, nuestro flujo cambia en textura y color en base al ciclo menstrual. Por ejemplo, es normal segregar más flujo cuando estamos ovulando y que este se presente de un tono más blanquecino.
La presencia de flujo vaginal es sinónimo de infección. FALSO
Qué tengamos o no flujo no es por sí mismo un síntoma de infección. El flujo vaginal anormal (por ejemplo, flujo con olor o aspecto inusual, o que se manifiesta junto con dolor o picazón) puede indicar que algo anda mal.
Según nos explicaba Irene Aterido, sexóloga, experta en ciclo menstrual y colaboradora de Intimina, si estamos ante una infección vaginal "podemos percibir picor, flujo inusual en cuanto a color, abundancia o consistencia y, en el caso de tener parásitos como las tricomonas, un característico olor a pescado, agrio". Eso no significa que la presencia de cualquier tipo de flujo sea un síntoma de infección.
Si existen cambios en el flujo sí podemos estar ante una infección o cualquier otro problema. Diremos que el flujo es anormal si existe un cambio dentro de lo “normal” para cada persona en uno o varios de estos aspectos: color, olor y cantidad. Si detectamos algún cambio así en nuestro flujo, lo ideal es acudir al médico para averiguar qué ha hecho cambiar esos parámetros.
Si nos huele la vagina, es porque el flujo no está bien. FALSO
Volvemos de nuevo a la afirmación que explica por qué nuestra vagina no necesita las gominolas para cambiarle el olor y el sabor. Cada vagina huele y sabe de una determinada manera, igual que un pene. Las vaginas no tienen mal olor sino un olor propio, y sólo si el olor cambia considerablemente podemos estar ante algún problema.
Nuestra vagina necesita una limpieza extra para evitar un flujo anormal. FALSO
Dentro de esas cosas que no necesita nuestra vagina esta una limpieza extra para evitar un exceso de flujo o que este sea anormal. No, amiga, no necesitas duchas vaginales ni geles especiales. Solo limpiarte cada día en la ducha con agua, sin esponjas y con la manita, recorriendo tus pliegues para limpiar bien cada zona de los genitales y que queden limpios.
Al hacer lo contrario y probar con las duchas vaginales y los geles en esas zonas, podemos cambiar el PH de nuestra vagina y provocar que el flujo cambie y no a mejor, sino a peor. Así que hagamos caso a los expertos y usemos agua para limpiarnos, nada más a no ser que nuestro ginecólogo o médico nos indique lo contrario.
El squirting es flujo. FALSO
Podríamos pensar que hacer squirting, eso que ahora se ha puesto tan de moda gracias (o por culpa) del porno, es una expulsión a lo bestia de flujo, pero el squirt no es eso. Tener mi primer squirt en la vida me hizo darme cuenta de que no, no es como cuando tengo flujo.
Tal y como nos explicó la sexóloga Mamen Jiménez, el squirt es “una fuerte expulsión de una cantidad de líquido (trasparente e inodoro) por la uretra, fruto del placer obtenido durante el sexo.” No es flujo, es otra cosa y es maravillosa. Si tienes curiosidad por él, te cuento cómo conseguir un squirt en tres pasos.
Fotos | Malvestida, Maria Talks, charlesdeluvio y Monika Kozub en Unsplash
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