Seis frases que deberíamos evitar en las cenas navideñas si no queremos terminar discutiendo

Podríamos estar siendo muy maleducadas sin saberlo con algunos comentarios en Navidad según una psicóloga experta en relaciones sociales

En las cenas de Navidad existe un riesgo más allá de ganar un par de kilos por un ligero exceso de polvorones, gambas, asados y los cientos de aperitivos que se comparten en una mesa llena de gente.

La figura del “cuñado” aparece en toda su gloria, pero no solo él puede hacer comentarios fuera de lugar, porque sin saberlo, puede que estemos siendo groseras, desapropiadas o simplemente algo torpes en una conversación en torno a una celebración navideña. Y si a eso le sumamos que en algunos ambientes familiares eso de reunirse por Navidad es más un castigo que una celebración, la tenemos montada.

Con ayuda del libro 'Politesse, savoir-vivre et relations sociales' (Cortesía, buen vivir y relaciones sociales) de la psicóloga y socióloga francesa Dominique Picard, hemos identificado algunas frases que aunque se digan de forma inocente podrían ser ese detonante para que una discusión comience y la celebración termine regular.

"Está bien, pero le falta..."

Mi madre se pasa semanas preparando este tipo de celebraciones. Invierte horas en ir a comprar, en preparar la cena y en cuidar cada detalle para que todo esté perfecto y la mejor manera de ser agradecidos con ella y con su esfuerzo, es mejor callar las críticas a lo Jordi Cruz porque puedes recibir un cortante “la próxima vez lo preparas todo tú, bonita”.

De hecho según Dominique Picard es una auténtica falta de educación durante una cena y lo normal es felicitar a quien ha preparado el festín. Expresar agradecimiento por la comida y el esfuerzo puesto en prepararla consigue una atmósfera gratitud esencial en estas fechas.

"¿Has visto las noticias?"

La experta explica que aunque sean familias muy politizadas que aprecian debatir de forma no violenta temas controvertidos como la política, la religión, o la salud, en algunos entornos ese tipo de conversaciones pueden adquirir una carga emocional y conducir a tensiones. Es algo que no hará el “cuñado” de la mesa. Para evitar que vaya a más, tres consejos:

  • Dejarle hablar unos minutos y usar la ironía para terminar la conversación con un “ya se han terminado tus 15 minutos de depresión/enfado, ahora hablamos de otra cosa”.
  • Que la persona más influyente de la mesa le pida ayuda con algo en la cocina y hable con él pidiéndole amablemente que busque temas de conversación más positivos.
  • Seguir el último consejo que nos daba este experto en oratoria y que implica el silencio.

“Has engordado un poco, ¿no?”

No es solo que el body shaming esté mal en Navidad, es que juzgar el cuerpo de otros es algo que no deberíamos hacer nunca, sea el momento que sea. Que ganemos o perdamos peso no es motivo de debate en una mesa. Ni fuera. Y desde luego no deberíamos tener que explicar o justificar esa ganancia o pérdida de peso.

No solo es un comentario maleducado e innecesario, es también una obviedad que no necesita saber de tu boca. Esa persona tiene espejo en su casa y seguro que se mira de forma habitual en él viendo esa observación que has hecho, Sherlock. Además, con este tipo de frases continuamos poniendo el foco en nuestro peso y en el físico, dándole en ocasiones un valor que poco tiene que ver con la salud y sí con encajar.

“Debemos tener en cuenta la susceptibilidad personal de cada uno y evitar poner a otros en una situación de malestar o incluso de humillación”, explica Picard. Por eso deberían estar absolutamente prohibidos los comentarios negativos o las preguntas intrusivas sobre temas tan sensibles como el peso.

“Deberías seguir el ejemplo de tu hermano/a”

Evidentemente cualquier comparación en la mesa (y fuera) es un comportamiento tóxico a evitar. Además de crear rivalidades que no aportan nada, la experta afirma que puede terminar afectando a la autoestima de quien lo recibe. “Aunque a muchos padres les resulte difícil, es necesario no infantilizar a sus hijos cuando sean adultos y, sobre todo, no recordarles situaciones o etiquetas pasadas que no han sido superadas”, recomendaba la psicóloga en la revista Le Figaro.

"¿Te importa si voy a ver televisión?"

Según la psicóloga, en Navidad deberíamos evitar cualquier frase o comportamiento que indique aburrimiento al resto de la mesa. Entre ellos está el no participar en ninguna conversación, estar mirando el móvil constantemente o levantarse de la mesa para ir a hacer otra cosa. La Navidad es un momento de celebración, disfrutemos de nuestros seres queridos.

Un bonus: “¿El niño para cuando?”

Esta frase es cortesía de Trendencias, pero no podíamos dejarla fuera porque como mujer sin hijos y en una relación DINK, esta pregunta siempre me ha resultado violenta, especialmente porque quien pregunta puede no saber si no tienes hijos porque no quieres o porque no puedes. Evitemos por favor esas preguntas porque sin saberlo, podríamos estar haciendo mucho daño a alguien.

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