Por si te quedaba alguna duda, lo que hacemos en público, es visto por otras personas. Muchas veces pensamos que en el metro nadie nos ve, o que mientras caminamos por el supermercado nadie nos mira, pero la verdad es que lo hacen. Amiga, nos ven.
Y aunque nos debe importar poco o nada que lo hagan, lo cierto es que quien nos ve, nos juzga. Según este estudio de la Universidad de Harvard, las personas tardamos poco más de unos segundos en “evaluar a una persona”. Antes de seguir con este artículo, te diré que el juicio de otros y lo que piensen de ti no es algo que deba obsesionarte. De hecho, te recomendamos dejar de preocuparte por si caes o no bien a la gente.
Pero hay cosas que hacemos en público sin darnos cuenta y por la que se nos juzga en privado de manera casi instintiva. Que te importe o no que no lo hagan, eso ya es cosa tuya. Eso sí, ese juicio, podemos usarlo como una crítica constructiva e incluso podría haber en ella potencial de cambio si es lo que queremos. Aunque insisto: nunca debes basar tu valor en lo que los demás piensan de ti.
Ahora llega el momento de conocer las cosas por las que la gente te juzga en secreto cuando las haces en público.
Hablar muy alto o reírte de forma escandalosa
Es cierto que a nadie le importa de lo que hablas, especialmente si estás en una terraza de un bar de Granada contándole a tus amigas lo bueno que es el nuevo Satisfyer. Hablar en un tono alto suele ser algo mal visto en público, igual que reírte de manera algo escandalosa. Personalmente, trato de controlar mi tono, pero lo de la risa se me escapa por completo, porque cuando mi carcajada es genuina, también es escandalosa.
Escuchar música sin auriculares o hablar usando el altavoz
Vas en el metro y enfrente de ti se sienta un chaval de 16 años que se pone en el móvil a Mike Towers. No lleva cascos. A tu lado se sienta una señora de más de 60 años que abre el whatsapp y escucha un audio de su hijo diciéndole cómo le ha ido la colonoscopia. Al otro lado del vagón, un señor ve vídeos de TikTok a todo meter y tú terminas con la cabeza loca.
Admítelo, les has juzgado a todos en silencio, porque además de ser una falta de respeto, es algo completamente innecesario.
Usar un lenguaje corporal agresivo, extraño e incluso tímido
Esto es algo que me ha pasado en mi entorno laboral. Una vez en una reunión la persona que tenía enfrente y a la que acaba de conocer, gesticulaba tantísimo que solo podía pensar en ello. El lenguaje corporal es parte de lo que transmitimos a la hora de comunicarnos. De hecho ya te contamos que “No es lo que dices, es cómo lo dices”. Si e ese lenguaje corporal tienes los hombros caídos y la cabeza gacha, por ejemplo, transmitiremos inseguridad.
Poco o demasiado contacto visual
El contacto visual es necesario para que nuestra conversación vaya modulándose en base a lo que percibimos de la otra persona. La duración del contacto visual es uno de los elementos esenciales en la comunicación y es importante que no vaya a ninguno de los extremos según el psicólogo Sergio Del Dios González.
El experto nos explica que “la ausencia total de contacto visual indica una falta de control sobre lo que se está sintiendo y en los demás provoca una sensación de incomodidad y desconfianza”.
En el caso contrario, aquella persona que fija la mirada y no la desvía, “nos habla acerca de un deseo de controlar y quizás de dominar al interlocutor. Después de algunos minutos, este tipo de mirada puede ser verdaderamente intimidante. Sugiere que hay un deseo de instrumentalizar al otro.”
Estar solo pendiente del móvil
Ya te contamos que era una bandera roja en una primera cita de Tinder, y es que más allá de si conoces a alguien y cuando empezáis la conversación lo único que hace es mirar el móvil, estar pegado a la pantalla puede ser hasta peligroso y provocar que te choques con gente por la calle y que hasta pongas en peligro tu vida y la de los demás por no centrarte en lo que está pasando en la vida real.
Coquetear con otras personas de una forma abierta
De nuevo entramos en terreno pantanoso con esto, porque coquetear con la gente y tratar abiertamente de seducirla no es algo malo per sé, pero si somos demasiado directas es posible que se nos juzgue. ¿Debería importarte? Pues si coqueteas con respeto y entendiendo que no es no, pasa de lo que opinen otros.
Vestirse de forma diferente
La ropa que vistes habla de ti, de quién eres, de lo que sientes y de cómo lo sientes, y es una declaración de intenciones. Cómo nos vestimos dice más de nosotros de lo que pensamos, pero también hace que en ciertos momentos se nos juzge si llamamos más la atención por ejemplo, especialmente si somos mujeres.
En mi vida me han juzgado muchísimo por mi aspecto, por cambios de peso como a Selena Gómez y por vestir de una manera diferente. Mi consejo: que no te importe lo que digan o piensen de tu aspecto si tú estás cómoda con quién eres y lo que quieres transmitir.
Y por si te has quedado preocupada porque como la que escribe, has hecho check en alguna cosa de esta lista, te diré algo: juzgar a los demás es un hábito común en personas frustradas según la psicóloga Cristina Roda Rivera. Así que nada de dramas si te juzgan otros, porque lo que opinen o no de nosotras solo les importa a ellos.
Fotos | Brett Jordan, Freddie Collins, Austin Distel y Brooke Cagle en Unsplash
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