Sufrir “baiting” en tu relación de pareja es más común de lo que parece y la psicología nos ayuda a identificarlo

Este tipo de abuso emocional es típico de las personas narcisistas

El abuso emocional es maltrato psicológico y puede empezar de la manera más sutil que puedas imaginar. Lo tenemos incluso normalizado, y es que esa romantización del abuso emocional pintado de amor, es una de las grandes lacras del amor tóxico, que entendemos en muchas ocasiones como bueno cuando en realidad esconde un comportamiento tóxico detrás, y en el caso de hoy, a una persona manipuladora.

Una de las fórmulas más complejas de identificar es el llamado abuso reactivo o “baiting”, que ahora se ha empezado a hablar en redes. Y lo que más sorprende es lo común que es y lo poco que sabemos sobre él no solo en pareja, en cualquier tipo de relaciones incluidas las relaciones de trabajo.

Qué es el abuso reactivo

El abuso reactivo es un tipo de manipulación que según la psicóloga Andrea Serrant, “consiste en apretar ciertos botones en la psique de la víctima de manera que estas caigan en el juego de la manipulación y provocación de la persona narcisista.” Es decir, es un hostigamiento usado como un acto de provocación para hacer saltar a la otra persona y conseguir así una respuesta en forma de ira, enfado o agresión.

El objetivo de la provocación es inculpar después a la víctima de su reacción. En inglés de hecho se le conoce como “baiting”, que viene de la palabra “bait” (anzuelo o cebo), así que se traduciría como “poner un cebo”. La persona que lo realiza enfada a propósito a la otra persona para provocar en ella una reacción, y puede aparecer en todo tipo de relaciones como decíamos antes, y dificulta a la víctima saber que lo es al tener conductas similares a las del agresor.

La sensación para quien lo sufre, y sé de qué hablo porque lo he vivido en primera persona en muchas ocasiones, es de frustración y culpabilidad.

Jalu Aldana, también psicóloga, explicaba en el podcast de Patti Macías que el objetivo no es otro que provocar a la víctima y para ello, conocerla es imprescindible. Con el abuso reactivo, el agresor toca puntos sensibles una y otra vez, buscando una reacción hasta que la víctima llega al límite, llevándolo a reaccionar con patrones de conducta similares a los del agresor haciendo que la víctima pierda los papeles grite o insulte, dándose así la vuelta a la tortilla. Así, trata de hacer sentir culpable a la víctima por su comportamiento y diluye la responsabilidad propia, además de justificar sus propios abusos al hacer sentir a la víctima que ambos son iguales.

El foco cambia. La persona que manipulaba ahora es la víctima de la persona que reacciona ante un ataque repetido y velado y la reacción se convierte en una herramienta que tal y como explica Jalu, para poder manipularte y decirte “tú me estás atacando” o “mira como te pones, no te hice nada”. Es una de las razones, según la experta, por las que muchas personas no denuncian ese abuso al considerar que ellas también lo hacen.

Aunque el concepto es complejo, la clave radica en el término manipulación. Tal y como nos explica Maria Esclapez en su libro ‘Me quiero, te quiero’, “la manipulación es una forma de control y chantaje emocional, cuyo objetivo es hacer que la víctima piense, sienta o actúe, sin darse cuenta, de la manera en que la persona manipuladora quiere. La persona que manipula busca, principalmente, anular la capacidad de crítica o autocrítica, basándose en estrategias de persuasión o sugestión.” Y como bien explica la experta, la manipulación es muy difícil de identificar porque quien la ejerce lo hace de manera inteligente y sutil, aludiendo sobretodo a aspectos relacionados con el punto débil de la víctima, como en el caso del abuso reactivo.

Cómo luchar con un comportamiento típico de narcisistas

Este tipo de abuso, tal y como explican en Simply Psychology los psicólogos Saúl Mcleod y Julia Simkus, es muy común en las personas narcisistas, que aprenden los factores desencadenantes de sus víctimas y estudian sus vulnerabilidades para usarlos cuando sienten que están perdiendo el control.

“Los narcisistas se aprovechan de las reacciones emocionales, por lo que si discutes, lloras o te defiendes, les estás brindando exactamente lo que quieren: atención y poder”, nos explican. Si quieres recuperar el control, debes aprender a controlar tus reacciones emocionales y establecer límites claros. Pero es vital tratar de mantener siempre la calma, la asertividad y la apatía, aunque nos cueste.

Jalu añade que como víctimas, lo más importante aquí no es que nosotros controlemos nuestros límites porque como seres humanos no siempre podemos conseguirlo, sino que el hecho de reaccionar cuando otra persona los supera no nos haga sentir culpables. Hay que intentar evitar esa reacción para no darle poder a la persona manipuladora, pero no siempre se puede.

Si le decimos a alguien que nos quiere y nos valora que respete nuestros límites desde la comunicación asertiva, lo hará porque no quiere hacernos daño. Pero no si estamos ante un manipulador. Te lo digo desde mi propia experiencia, porque mis límites no se respetaron a pesar de que afirmaba que me quería. Y ahora que estoy en una relación sana te digo que siempre se respetan y yo respeto los suyos. Tan sencillo como eso.

Nota: Algunos de los enlaces de este artículo son afiliados y pueden reportar un beneficio a Trendencias.

Fotos | La pesca del salmón en Yemen (Prime Video)

En Trendencias | Cómo reconocer a un misógino: claves que te ayudarán a detectarlo

En Trendencias | Cómo usar tu Satisfyer y sacarle el máximo partido (a solas y en pareja)

Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com

VER 0 Comentario

Portada de Trendencias