No es una nueva tendencia en pasarela, ni una técnica para ligar de la que tenemos que huir como el love bombing. Es una práctica sexual con la que profundizar en el mundo anal, pero de otra manera.
Ya te hablamos del sexo anal, la práctica en la que hay penetración a través del ano. También te hemos contado qué es un beso negro. Hoy es el momento de hablar de una práctica más, el pegging.
Qué es el pegging
Antes se llamaba “juego con strap-on”, pero Dan Savage, periodista y escritor estadounidense de Savage Love, hizo una encuesta en su web para saber “¿Qué término, a partir de este día, será la jerga comúnmente aceptada para una mujer follando a un hombre por el culo con un consolador con correa?”. Y de ahí salió el nombre de pegging en 2001.
Así que si tuviéramos que definir qué es el pegging sería algo así: “una práctica sexual en la que la persona con vulva penetra analmente a la persona con pene”. El cómo se hace es sencillo, con un arnés con dildo (o solo un dildo).
Por qué hacer pegging con tu pareja
El placer que las personas con pene reciben cuando se estimula el ano es muy intenso. Te recordamos que el punto P se encuentra justo ahí, y esta práctica puede ser la ocasión ideal para estimularlo y conseguir un orgasmo aún mayor.
Si al placer le sumamos que el intercambio de roles que puede ser muy excitante y que este tipo de prácticas nos pueden ayudar a salir de la rutina en el sexo, tenemos un win win para las parejas que se atrevan.
El tabú en torno al pegging
Y no pienses que es una práctica rara. En el sexo no hay rarezas, sino prácticas diferentes. Esta ha salido hasta en nuestra amada The Bold Type (una de las mejores series de mujeres de la historia), cuando Kat lo prueba y afirma: “pensé que sería físico, sexual y primitivo, que lo era, pero también fue íntimo”. Y es que es una práctica íntima que requiere confianza y comunicación.
El tabú que hay en torno al pegging es como el que podría haber en torno al BDSM, que en realidad tiene mucho que ver con lo abierta o no que tengamos nuestra mente sexualmente hablando. Eso no quiere decir que tengamos que hacerlo sí o sí, sino más bien que podemos hacerlo si ambos estamos de acuerdo.
Una cosa más antes de ponernos manos a la obra: hacerlo no es sinónimo de que tu pareja sea gay. Quitémonos ese estigma de la cabeza que probar y experimentar con nuestros cuerpos no va a hacer que nuestra orientación sexual cambie.
Cómo practicar pegging sin riesgos
Lo primero que tenemos que tener claro es que el pegging es una práctica sexual que debe ser (como todas) consentida por ambas partes de la pareja. La comunicación es vital en las relaciones, y si la vamos a poner en práctica es imprescindible hablarlo antes, como ocurriría con cualquier otro juego sexual.
Una vez hablado, necesitamos un arnés sexual como este de Diversual que tiene incorporado un dildo y que cuesta 23,80 euros, o este de Amazon pensado para principiantes y que tiene un precio de 26 euros.
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Vale, vamos con la práctica en sí. Comenzaremos por decirte que la excitación en este caso es vital. No podemos llegar y meternos de lleno. Igual que a las personas con vagina nos puede resultar dolorosa la penetración sin una estimulación y excitación previa, al ano (ya sea de él o de ella) también puede molestarle. Por eso podemos comenzar tocándonos, siguiendo estos consejos para masturbar a tu pareja, o incluso probando con un beso negro.
El ano no es una zona que lubrique, así que necesitaremos algo de ayuda cuando llegue el momento de introducir el dildo. Podemos comenzar con unos plug anales como este de Platanomelón que cuesta 9,99 euros, y por supuesto, usando lubricante. Ya te hemos contado qué lubricante elegir para cada ocasión y esta vez nos toca usar uno con base de silicona como este de Pjur que cuesta 9,12 euros. Podríamos usar uno con base acuosa, pero es posible que tengas que echar más de una vez porque se diluyen antes en esta zona.
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Comenzaremos siempre de menos a más y sin prisa, nada de ponernos el arnés, llenar el dildo de lubricante y entrar de golpe. Es vital la comunicación no solo antes sino durante la práctica. Vamos a entrar en una zona muy sensible y que tiende a cerrarse, así que vamos a ir preguntando si la cosa va bien en todo momento y si resulta molesto, pararemos. La persona con pene puede aprovechar la penetración para masturbarse a la vez el pene y darle un extra de placer a la práctica.
Posturas sexuales para hacer pegging
Aunque podríamos hacer pegging con cualquier postura sexual que implique penetración (piensa que estamos cambiando los roles pero en el fondo el movimiento es el mismo), vamos a recomendarte dos para iniciarnos: el misionero y el perrito, dos de las posturas sexuales más buscadas en Google.
La primera, el misionero, es más que conocida y consiste en que la persona penetrada se coloca boca arriba sobre la cama y la que penetra, cara a cara. La segunda, el perrito, es la postura en que la persona penetrada se coloca a cuatro patas y la otra persona, detrás de ella.
Sexbonus: el arnés doble sin correas
Si lo del pegging se nos ha dado bien, nos gusta y queremos dar un pasito más, podemos probar con el arnés doble sin correas o strapless, como este de Diversual que tiene un precio de 19,90 euros. El funcionamiento es diferente, porque en este caso uno de los extremos irá en la vagina de la persona con vulva y el otro será el que penetre el ano de la persona con pene. La vagina tendrá que sostener el dildo (como si hiciéramos ejercicios de Kegel), así que no es la mejor opción si somos principiantes.
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Fotos | Amazon, Platanomelón, Diversual, Dainis Graveris, Deon Black y Dainis Graveris en Unsplash
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