Tres trucos para encontrar y estimular el punto G y conseguir un orgasmo más potente

Seguimos ampliando nuestro glosario sexual y, como hicimos con el cunnilingus, explicando con todo lujo de detalles algunas de las prácticas y zonas más placenteras para las personas con vulva.

Hoy le toca el turno a una de las zonas erógenas femeninas más conocidas y a pesar de ello, más desconocidas. Casi parece que hablemos de algo que dicen que existe pero que nadie encuentra. Hasta ahora. Hablamos del llamado punto G.

Qué es el punto G

Lo primero que voy a contarte es que según nos explica la ciencia y concretamente la anatomía, no es un punto sino más bien una zona que se ubica en la pared vaginal frontal, a unos 3-5 centímetros de la entrada vaginal. Es más, según un reciente estudio publicado en Nature Urology lo que realmente existe es el complejo CUV, una zona erógena que incluye el clítoris, la uretra y la pared vaginal.

Esta zona es la confluencia de esas tres partes: el clítoris (un órgano con el doble de terminaciones nerviosas que el pene, más de 8.000, que mide en su totalidad casi diez centímetros) cuyas piernas internas abrazan el canal vaginal; la uretra y su esponja uretral con las glándulas parauretrales o de Skene (también llamada próstata femenina) que son la que provocan la eyaculación femenina; y una zona en la pared frontal de la vagina que se ha descubierto que tienen muchas más terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos que el resto de la vagina.

Aunque el punto G se popularizó en los 80 con el libro El punto G, el ginecólogo Ernst Gräfenberg, que dedicó gran parte de su vida al estudio del sistema genital femenino y su relación con el orgasmo, se apuntó el tanto (si es justo o no lo hablaremos en otro momento) y de su apellido le viene el nombre punto G o punto de Gräfemberg.

Para encontrar el punto G, o cualquier otra zona erógena de nuestro cuerpo, es necesario dedicarnos tiempo y explorar al detalle todo nuestro cuerpo. Podríamos caer en la tentación del orgasmo rápido que pueden regalarte los succionadores de clítoris, y sí, conseguiremos un orgasmo si sabemos cómo usar el Satisfyer, pero nos estaremos perdiendo mucho en el camino.

Cómo estimular el punto G, sin necesidad de juguetes

Un consejo antes de empezar: céntrate en el placer. Este estudio confirma que existe una relación entre la distracción cognitiva y el funcionamiento sexual tanto en hombres como en mujeres. Si estamos pensando en otras cosas, disfrutaremos menos. Mamen Jiménez, psicóloga y sexóloga, nos dió las claves para evitar distracciones en la cama, como centrarnos en nuestras propias sensaciones y placer. Hagámoslo y para ello, busquemos el momento adecuado y creemos un ambiente para ello.

Si pensamos en que el punto G se encuentra dentro de la vagina, meter directamente un dedo para buscar es demasiado intrusivo, así que vamos a ponernos antes de nada a tono y vamos a emplear tiempo en excitarnos y relajarnos.

Ponte velas, date un automasaje, acaríciate, escucha canciones sexys y haz cualquier cosa que te ponga a tono. Puedes pensar en algunos de los hombres más guapos del mundo o en mujeres que te exciten (sí, aunque no sea tu orientación sexual es normal que te excites viendo por ejemplo escenas de sexo entre mujeres). Encontrar el punto G será mucho más fácil si hay una excitación previa, sobre todo porque la zona se engrosa durante la excitación.

Una vez excitadas vamos a buscar ese tesoro escondido dentro de la vagina, pero una cosa: no te agobies si no lo encuentras a la primera, o si simplemente no lo encuentras. Te digo por experiencia que puede ser frustrante (lo viví antes de conseguir mi primer squirt) y que no encontrarlo no es nada malo. No estás rota ni nada por el estilo. Si el punto G no es para ti, prueba con otras zonas, porque hay orgasmos que no conoces y mucho placer que te está esperando en muchas partes de tu cuerpo.

Para estimular el punto G lo que haremos es introducir uno o dos dedos en la vagina, con la palma de la mano hacia arriba y haciendo con los dedos un movimiento de flexión sobre la zona más rugosa. El movimiento es similar al de “ven aquí”. Pero tenemos algunos trucos para facilitarte la tarea.

Tres trucos para estimular el punto G

Imprescindible estar excitada antes de nada. Es quizá el truco más importante y el que marcará la diferencia. Si nos cuesta lubricar, prueba a usar un lubricante con base acuosa como este de Durex.

Como cada vagina es diferente, es posible que te cueste encontrar ese punto G, pero hay una postura en la que es más fácil conseguirlo: tumbada boca arriba y con las piernas abiertas. Piensa que puede estar a tres centímetros o más profundo, así que toca hasta que encuentres una zona con una textura diferente, más rugosa. Es ahí.

Es el momento del fingering y vamos a mover los dedos con un movimiento de flexión, acariciando la zona. El extra viene si con la otra mano apretamos ligeramente en la parte baja del vientre, y cambiamos el movimiento por uno arriba y abajo, tocando como si fuera un timbre, algo que nos explica la experta Jüne Plá en su libro Clímax Club. Cuidado con este último movimiento porque es perfecto para conseguir un squirting.

Un extra más para terminar, y que eso de encontrar el punto G no sea una búsqueda del tesoro sin resultado. Aunque podemos pedirle a nuestra pareja que nos ayude, y contarle con todo lujo de detalles cómo masturbarnos, existen muchos juguetes que nos pueden ayudar a encontrar el punto G porque están diseñados para ello. Úsalos. Mi favorito es el Ina Wave 2 de LELO, que tiene tecnología WaveMotion que imita el movimiento de una ola, como el de los dedos en el interior para estimular tu punto G. Maravilla.

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Fotos | Ryan Moreno y Mike Labrum en Unsplash, Giphy

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