En el mundo de las relaciones de pareja hemos visto que existen comportamientos tóxicos como el ghosting. Pero por desgracia no es el único. Te hemos hablado del gaslighting o abuso emocional, que realizan personas manipuladoras a sus parejas sentimentales.
Tal y como nos explica la psicóloga María Esclapez en su libro Me quiero, te quiero “la luz de gas es una forma de abuso emocional, cuyo objetivo es manipular la percepción de la realidad de otra persona y hacerle dudar de su cordura. Pero también se puede dar en forma de invalidación emocional. La consecuencia para la víctima es la anulación y humillación a los propios sentimientos y emociones que surgen en situaciones conflictivas.”
Me quiero, te quiero: Una guía para desarrollar relaciones sanas (y mejorar las que ya tienes) (Bruguera Tendencias)
Aunque suele ser más reiterativo en vínculos codependientes, quien ejerce este abuso lo hace sistemáticamente. De hecho el mecanismo se repite una y otra vez hasta que la víctima puede acabar dudando de su percepción. En palabras de Iria Reguera, psicóloga y redactora jefe de Trendencias, las víctimas “creen que realmente tienen un problema, por ejemplo con los celos, que les hace ver cosas donde no las hay, y sienten ansiedad, inseguridad y miedo a ser abandonadas.”
Ahora es la doctora Cortney S. Warren de la universidad de Harvard quien aporta más luz aún sobre este tema y nos revela las frases más recurrentes que podrían indicar que tu pareja te hace gaslighting.
Las frases más frecuentes que podrían indicar que tu pareja te hace gaslighting
Estás exagerando
A menudo se acusa a la víctima de ser demasiado dramática o intensa. De esta manera, se busca que esas preocupaciones que expresa se invaliden, haciéndolas pasar por irracionales.
Si nos ocurre, Warren recomienda contestar con un “aunque no estés de acuerdo conmigo, yo me siento así”, expresando con asertividad nuestros sentimientos.
Estás actuando como una loca
El objetivo es cambiar nuestra perspectiva y que pensemos que lo que vemos no es en realidad lo que está pasando. Puede que hayas visto comportamientos extraños en tu pareja, y al pedirle explicaciones recibamos esa frase: “estás actuando como una loca”. Un comentario que ataca directamente a la víctima, haciendo que hasta nos cuestionemos si estamos o no siendo racionales.
La manera de responder ante esto es reafirmar nuestra capacidad, y contestar algo como “te pido que no cuestiones mi capacidad para pensar con claridad”, o un simple “aunque no estemos de acuerdo, yo veo la realidad así y quiero que me expliques tu versión”.
Solo era una broma
Una de las características de las personas que manipulan es que tratan de minimizar el daño de sus palabras o actos. En lugar de usar la responsabilidad afectiva y entender que aunque no fuera la intención, ha podido provocar dolor a su pareja, prefieren quitarle hierro al asunto haciendo que su interlocutor se plantee si no está siendo demasiado sensible.
Si ocurre, solo tenemos que seguir con la asertividad y contestar “aunque para ti no haya sido importante, a mí me ha dolido”.
Me has obligado a hacerlo
Hacer creer a la víctima que los actos de la persona manipuladora son en realidad una consecuencia de algo que haya hecho ella, es un clásico. Tratar de culpabilizar a la víctima y de hacerla responsable de algo que no ha hecho. Un ejemplo. “Estoy tonteando con esta persona porque tú no me haces caso”. Cuando hacemos algo, seamos quien seamos, debemos asumir que nuestros actos tienen consecuencias y que llevarlos a cabo es solo nuestra responsabilidad.
Con un sencillo “no puedo obligarte a que hagas nada” o un “lo que has hecho es solo decisión y elección tuya, no mía”, zanjaremos el asunto.
Si me quisieras de verdad, me dejarías hacerlo
Esta frase suele darse, tal y como explica la experta, cuando la víctima trata de poner límites. Lo que busca es que se sienta culpable por expresar sus emociones y necesidades, como si hacerlo fuera un sinónimo de querer menos.
Expresarnos y poner límites son un reflejo de madurez emocional, así que si te contestan así, puedes responder con un “no se trata de que te quiera menos, sino de que no me siento cómoda con esto y te pido que respetes mis límites”. También podemos explicar a la otra persona que “estos límites son un reflejo de lo que pienso y quiero, y es como elijo vivir mi vida”.
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