En 1929 Erotikon, del checo Gustav Machatý, plasmó por primera vez en el cine un orgasmo femenino. Desde una perspectiva naïf, eso sí, mostró una escena de sexo considerada pionera y que marcó el punto de salida para el sexo en pantalla.
Años más tarde la película Éxtasis, del mismo director, mostró el primer gran desnudo del cine comercial, el de Hedy Lamarr. El sexo en la industria del cine y las series ha sido a la vez tabú y reclamo. Es casi inevitable que una comedia romántica no tenga al menos un beso, y que una serie actual no cuente con una escena de sexo, más o menos explícita.
Pero ¿cómo ha evolucionado la mirada del sexo desde la perspectiva de la mujer? El placer femenino, la masturbación, el orgasmo de la mujer. Las series han sido punta de lanza para mostrar el sexo desde la perspectiva femenina, y una de las primeras series que lo consiguió fue la mítica Sexo en Nueva York.
Aunque no fue la única. Girls y más recientemente Valeria en Netflix son dos ejemplos más de series con protagonistas femeninas fuertes, independientes y también sexualmente libres. Analizamos cómo ha cambiado la perspectiva del sexo, el amor y la amistad en tres series de tres generaciones diferentes.
El “conejito rampante” de Sexo en Nueva York
Aunque se estrenó hace más de 20 años, Sexo en Nueva York es considerada por los expertos como una de las mejores series de la historia de HBO. Fue pionera, influyente, tremendamente relevante y en los primeros 30 segundos de su primer capítulo, aún en la cabecera, ya nos muestra una pincelada de lo que está por venir.
El autobús tiene un cartel con una foto de la protagonista y una frase: “Carrie Bradshaw knows good sex (and isn’t afraid to ask)”. El sexo era importante. Tanto, que se convirtió en elemento central de la serie, sobre todo en las conversaciones de las cuatro amigas. Ese brunch lleno de glamour donde hablaban de sus encuentros sexuales que ni siquiera teníamos que ver. Sus diálogos rezumaban naturalidad y frescura con un tema que había sido tabú en las series anteriores a ella.
El sexo no necesitaba ser explícito, bastaba con hablar de ello para que resultara transgresor. Ellas se lo contaban todo. TODO. Y la serie no perseguía el erotismo, sino la normalización de un tema presente en la vida de cualquier ser humano: el sexo.
El personaje de Samantha, por ejemplo, es un claro ejemplo de esa normalización del sexo, del placer femenino. Disfruta con su sexualidad, probaba cosas nuevas, tenía una mente abierta y habla de ello sin pelos en la lengua.
Lo mismo ocurre con Miranda, que nos dejó para siempre en la memoria su conejito, dando luz a los juguetes sexuales y sacándolos de los oscuros sex shops, que por aquella época parecían locales de perversión. "Sé de dónde vendrá mi próximo orgasmo, ¿quién puede decir lo mismo?", afirmaba Miranda a sus amigas cuando dudaban de la efectividad de su vibrador.
Tal fue la repercusión de ese episodio que hasta las tiendas lo siguen vendiendo como “el vibrador de Sexo en Nueva York”, y es sin duda el vibrador más famoso de la televisión: el conejito rampante de Miranda.
Sexo en Nueva York fue una pequeña gran revolución para el sexo femenino y la perspectiva que se tenía de él en las series de televisión. Se habló de masturbación, de cunilingus y hasta de squirting. Y aunque estuviera cubierto de moda de lujo y Manolos que para algunos podría resultar frívolo y poco creíble, las cuatro decían lo que pensaban muchas lo que fue un tremendo avance.
Girls y su normalización de los desnudos (y del sexo)
Años más tarde llegó una de las series millennial por excelencia. Lena Dunham firmaba esta serie contemporánea que de nuevo perseguía a un propósito: la normalización de las relaciones y sí, también del sexo.
Girls se convirtió en poco tiempo en una de las mejores series de HBO por su maravilloso retrato de la amistad, la madurez personal y el amor, todo en la misma serie. Mezclaba un maravilloso Nueva York mucho más realista que la idealizada imagen que nos regalaba Sexo en Nueva York (en Girls eran mujeres de menos de 30 que apenas llegaban a final de mes, así que los Birkin estaban descartados), con el crecimiento de las protagonistas.
Los expertos hablan de que Girls fue la primera serie postfeminista del siglo XXI y hasta que es la voz de la generación millennial. Una auténtica serie de autor en la que su creadora no tuvo ningún problema en incluir desnudos (masculinos y femeninos) y escenas de sexo explícito, como el anilingus de Marnie en la cocina.
Sexo tan explícito que hasta HBO, que no son precisamente puritanos (recuerda algunas de las escenas de sexo de Juego de Tronos, por ejemplo), censuró una de las escenas más fuertes en las que según Sensacine, llegaba a aparecer semen.
Pero sin duda lo mejor de Girls en cuanto a la sexualidad fue la normalización de los desnudos. Y no hablamos solo de desnudos de mujeres y hombres de pasarela, sino de mujeres reales, como la propia protagonista. El body positive llevado al máximo exponente.
La relación con el sexo de Valeria y las nuevas generaciones de series
Seguimos avanzando en años hasta llegar a las nuevas generaciones de las series. Valeria, la serie de Netflix inspirada en los libros de Elisabet Benavent, es uno de los ejemplos más recientes que tenemos.
Para Valeria el sexo es importante y sobre todo, es placentero para quien lo practica. Eso no significa que sea perfecto, y encuentra en ello su mejor reclamo. Valeria nos muestra un sexo real, a veces genial y a veces corto, rápido y mal. Como en la vida, no todo son polvazos.
Y aunque no es pionera en mostrar el sexo de una forma explícita, si es una de las series que entran en ese cajón de la nueva generación en el que vemos no solo buen sexo, sino también mal sexo. Sex Education, Vida Perfecta o The Bold Type son algunos de los ejemplos de una normalización que se aleja de esa idealización de la sexualidad que se muestra en muchas series y películas.
Además del sexo en pareja -que gracias a series como Euphoria ahora no solo se muestra en hombre-mujer sino que podemos ver otro tipo de relaciones que forman parte de la realidad de millones de personas-, esta nueva generación de series da una mayor importancia en pantalla al orgasmo femenino y sobre todo a la masturbación femenina.
Escenas completas en las que hemos podido ver como el personaje de Valeria se masturba, como lo hace Leticia Dolera en Vida Perfecta o como llega al orgasmo Toni Collette en Wanderlust.
Las nuevas generaciones de mujeres hablan de sus orgasmos, disfrutan de sus cuerpos y descubren su sexualidad, algo que se refleja en estas nuevas series. Este cambio que la mujer está viviendo en los últimos años (que tiene en el Satisfyer a uno de sus culpables) está rompiendo muchos tabúes.
La masturbación ha llegado hasta series de ciencia ficción donde el argumento poco tiene que ver con el sexo, como es el caso de Watchmen y su dildo azul metálico.
El amor y la amistad en la serie que marcó una época: Sexo en Nueva York
Y aunque el sexo es una de las piedras angulares de estas tres series, no es la única. Son un reflejo también del amor y de la amistad femenina, y de cómo la percepción de ambas ha ido cambiando a lo largo de los años.
En el caso del amor Sexo en Nueva York algunos de sus personajes quizá predicaban un amor más romántico, clásico y alejado del que vivimos en el siglo XXI, sobre todo en las primeras temporadas de la serie. Carrie vive enganchada a Mr. Big de una manera que en ocasiones se le va de las manos aunque él aparezca y desaparezca como si le hiciera breadcrumbing, y Charlotte tiene una idea del amor nacida de los cuentos de hadas y las comedias románticas. Aún así, todos los personajes de Sexo en Nueva York saltan una y otra vez de los arquetipos a los que parecen pertenecer en un primer momento.
El verdadero amor de las cuatro no es otro que la amistad, pilar sobre el que se sustenta todas y cada una de las tramas de la serie. Una amistad potente, sincera e incondicional. Las verdaderas amigas forman parte de nuestra vida de una forma casi orgánica y una de las mejores cualidades de esta serie es ese reflejo de la amistad. Ya lo dijo Carrie en una de las frases que más nos gustan de la serie: "la amistad nunca pasa de moda".
La amistad real de Girls y su visión del amor millennial
Si tuviera que definir Girls en una única frase diría sin dudarlo que es la serie que representa a las mujeres de verdad, al menos desde mi punto de vista. Las mujeres de una generación que lo ha tenido más complicado de lo que parece. Y su visión del amor y la amistad es tan real como lo son sus personajes, por eso nos sentimos tan identificadas con la serie.
El amor termina, comienza, se amotina, se conforma y se revela, y ese amor se refleja en Girls. Va de la mano de la propia madurez de sus personajes y nos muestra que no pasa nada por estar sola, por querer dejar una relación en la que ya no te sientes cómoda y por dejar ir lo que ya ha muerto.
Una visión del amor que se ajusta más a la generación millennial, que según la socióloga Anna Rivera, "es una generación que se han criado con padres divorciados, familias monoparentales y mucha más diversidad." Las separaciones formaron parte de la serie tanto como el sexo o la amistad.
Así, el “amor romántico” que vimos en Sexo en Nueva York desaparece en Girls, que muestra un amor más real, menos idealizado y más consecuente.
En la amistad continúa la estela de Sexo en Nueva York, pero lo hace de una forma aún más real, mostrando también amistades que terminan y que no son para siempre. Amistades que fluctúan (como la vida), amigas que se pelean, que discuten, que se alejan y que se acercan de nuevo. Una amistad diferente en las dos series pero con un punto en común: están en los buenos y malos momentos.
La visión de la amistad más clásica y el amor de Valeria
El grupo de amigas de Valeria es muy similar al de Sexo en Nueva York, compartiendo malos y buenos momentos y contándose secretos que solo conocen tus mejores amigas, como en la vida real.
Si hablamos del amor, vemos claramente la contraposición de la pasión del enamoramiento con el amor asentado que ha basado su vida en la rutina. Ambos forman parte de la trama, se entrelazan y se enfrentan pero siempre desde el punto de vista de la protagonista. Infidelidad, dudas, y miedos.
Este tipo de series protagonizadas por mujeres seguirán siendo tendencia y por suerte el sexo cada vez tiene un papel más real en ellas. Un papel adulto y sincero que muestra una realidad del sexo que nos encanta: que el sexo normal y corriente también existe en las series.
Fotos | Girls, Valeria, Sexo en Nueva York, Wanderlust