Estos hábitos de vida son más comunes de lo que pensamos y también más nocivos de lo que creemos
Sabemos que la genética es un factor muy importante en cuanto a envejecimiento se refiere, de hecho los expertos dicen que la incidencia ronda un 60%, pero los hábitos de vida forman parte del 40% restante, y es que, esto es algo que debemos grabarnos a fuego en la mente. Concretamente, a partir de los 50 años es cuando los signos del envejecimiento se comienzan a notarse de una forma más evidente, por ello, con la información que disponemos a día de hoy, prevenir en la medida de lo posible la intensidad de estas señales haciendo unos pequeños cambios en nuestro estilo de vida, puede ayudarnos a tener una mayor calidad de vida. La pérdida de masa muscular, los cambios en el funcionamiento del metabolismo o un mayor riesgo en la aparición de enfermedades cardiovasculares son algunas de las señales del paso del tiempo. Pero, ¿cuáles son los hábitos que no sabes que te pueden estar envejeciendo?
La alimentación
Según algunos estudios, con la edad, el metabolismo presenta una desaceleración que desencadena en unos cambios en la forma de administrar la energía y las calorías, lo que repercute directamente en la pérdida de peso y grasa. Es decir, lo que antes no nos hacía ganar peso, puede a partir de una edad sí y lo que es peor, que no podamos eliminar la grasa con la facilidad con la que el cuerpo respondía antes. Por ello, unos hábitos de vida saludables comienzan por una buena alimentación.
El alcohol y el tabaco
Por otro lado, dos hábitos a los que quizás no habíamos dado la importancia que tienen como son de alcohol y tabaco, a partir de estas edades, es fundamental eliminarlos del consumo diario. Y es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo; y mata a 8 millones de personas cada año. La bronquitis crónica, el cáncer de pulmón, la hipertensión, las úlceras gastrointestinales o los accidentes cerebrovasculares están relacionados con este hábito. Asimismo, y según los expertos, también podemos decir que el tabajo acelera el envejecimiento prematuro de la piel y provoca sequedad.
Por su parte el alcohol también envejece, y trae consecuencias muy negativas para la salud, tal y como se ha estudiado en numerosas ocasiones. En en este, concretamente, los investigadores midieron el estado de metilación del ADN de jóvenes de 15 y 20 años, el cual mide la edad biológica, y observaron que el consumo de alcohol producía un envejecimiento prematuro de los tejidos hepático y del sistema inmune.
El estrés
Según explican en la APA, el estrés es una sensación de agobio, preocupación y agotamiento, que puede afectar a cualquier edad y dar lugar a problemas de salud tanto física como psicológicamente. Por definición, la misma fuente dice que el estrés es "una experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles" y que en exceso puede ser muy dañino ya que "puede tener consecuencias sobre la salud y afectar adversamente el sistema inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central". Y es que el estrés crónico conlleva a la aparición de ansiedad y depresión, y según los estudios las personas que lo padecen tienen una probabilidad dos veces mayor de sufrir problemas cardíacos; un dato que revela que la longevidad emocional puede llegar a determinar cómo de larga puede ser tu vida.
La soledad no deseada
La soledad no deseada es una de las situaciones que, desgraciadamente, más protagonismo está adquiriendo en los últimos años entre las personas mayores. Y es que datos recogidos en el reciente informe del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, el 87,2% de las personas cree que es un problema especialmente importante para los mayores, y puede tener consecuencias graves de salud, según dicen los expertos, ya que provoca, a nivel mental: inutilidad, baja autoestima y aislamiento emocional, lo que conlleva a sufrir depresión y ansiedad, afectando negativamente la calidad de vida de los mayores. Y a nivel físico, también tiene consecuencias como: un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, de deterioro cognitivo y una respuesta inmunológica debilitada.
Fotos | Daniel Reche Greta Hoffman Kampus Production Maria Orlova de Pexels
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