El cerebro, al igual que pasa con el resto del cuerpo, también va envejeciendo con la edad y el deterioro cognitivo puede derivar en enfermedades neurodegenerativas. El Alzhéimer es la principal de ellas y según las cifras del Ministerio de Sanidad, a partir de los 65 años se duplica el número de casos cada cinco años llegando del 1% de afectados al 40% a los 90.
Un reciente estudio publicado por Nature Aging, y llevado a cabo por un grupo de investigadores liderados por Yu-Ming Xu, investigador del Primer Hospital Afiliado de la Universidad de Zhengzhou, en Zhengzhou, China, han observado hasta 13 proteínas que podrían estar relacionadas con el envejecimiento cerebral en humanos, lo que supone un avance que podría a ayudar a a prevenir enfermedades neurodegenerativas, así como el desarrollo de terapias más avanzadas.
El estudio reveló que los cambios en las concentraciones de estas 13 proteínas sanguíneas pueden alcanzar su máximo a los 57, los 70 y los 78 años en humanos, lo que sugiere que estas edades pueden ser importantes para posibles intervenciones en el proceso de envejecimiento cerebral. “A los 70 años observamos muchas asociaciones con trastornos neurodegenerativos, como la demencia por cualquier causa y la enfermedad de Alzheimer. Nuestros hallazgos reflejan la susceptibilidad de padecer estas patologías en esta década”, explica Wei Cheng a SINC.
La edad biológica del cerebro humano puede estimarse a través de algoritmos predictivos basados en características de imágenes cerebrales, como es el volumen y la superficie, pero también es posible inferir la edad biológica del cerebro y su estado de salud mediante proteínas sanguíneas, que es precisamente lo que se ha investigado en este estudio.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigadores utilizó datos de imágenes cerebrales multimodales de 10.949 adultos sanos de entre 45 y 82 años y se investigaron posibles indicadores del envejecimiento cerebral.
También analizaron la concentración de, aproximadamente, 3.000 proteínas en el plasma sanguíneo de casi 5.000 individuos utilizando datos del UK Biobank, una enorme base de datos genética de medio millón de personas entre 40 y 69 años, que se utiliza como un recurso de acceso abierto para fines científicos. De esta manera, observaron que 13 proteínas estaban estrechamente relacionadas con el envejecimiento biológico del cerebro, en particular la Brevican (BCAN), una proteína del sistema nervioso central.
Por su parte, los niveles sanguíneos de las proteínas BCANy GDF15también se asociaron con la demencia, el accidente cerebrovascular y las funciones de movimiento.
Como conclusiones se publicó que muchas proteínas cambian con la edad biológica del cerebro, siguiendo trayectorias distintas que, en conjunto, formaron tres picos relacionados con la edad cerebral: a los 57, los 70 y los 78 años. Y con ello, los autores sugieren en su estudio que los cambios no lineales en las concentraciones de proteínas en la sangre podrían reflejar transiciones en la salud del cerebro humano en edades específicas.
“Por lo tanto, las personas con una edad cerebral cercana a los 70 años pueden desarrollar un estilo de vida saludable o tomar algunas medidas personalizadas para prevenir las enfermedades”, dicen los investigadores. Y, hacen hincapié en la necesidad de la intervención y la prevención en la década de los 70 a los 80 para reducir el riesgo de múltiples trastornos cerebrales. “Estudios anteriores demostraron que algunos trastornos, como la demencia y el ictus, podrían prevenirse con estilos de vida saludables. Planteamos la hipótesis de que dicha degeneración sería modificable, en cierta medida, mediante hábitos como el ejercicio físico regular, una dieta equilibrada y el contacto social frecuente”.
Se estima que para 2050, más de 1,5 mil millones de personas en el mundo tengan más de 65 años, por lo que estos hallazgos se presentan como una necesidad para comprender mejor cómo es el proceso de envejecimiento, especialmente en lo que respecta al cerebro.
Hay que tener en cuenta que los investigadores compartieron que sus datos se centraron en individuos mayores de ascendencia europea, por lo que las investigaciones futuras deberían estudiar el papel de estas proteínas en diferentes edades y etnias.
Se sabe que la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia, aumenta con el envejecimiento; sin embargo, las terapias eficaces siguen siendo limitadas, por ello, identificar estos trastornos y realizar terapias de intervención temprana en el envejecimiento cerebral podría ayudar a prevenirlos, según los investigadores.
Fotos | Anna Shvets, Brett Sayles de Pexels
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