Esta forma de caminar podría ser un síntoma para detectar la demencia de forma precoz, según los expertos

Estudios han hallado que algunas formas de caminar podrían asociarse al riesgo de padecer demencia

La demencia afecta a una de cada 10 personas y a un tercio de los mayores de 85 años en España, y se estima que más de 900.000 personas la padecen en nuestro país; la causa más común es la enfermedad de Alzhéimer que puede representar un 60 y 70% de los casos.

Los síntomas de la demencia pueden comenzar hasta 20 años antes de su aparición, según estudios llevados a cabo, y, cada vez se cuenta con más estudios y herramientas para poder realizar diagnósticos tempranos y así, poder ralentizar el deterioro cognitivo que conlleva esta patología.

La pérdida de memoria, el razonamiento o una distorsión del lenguaje, ser incapaz de realizar actividades domésticas comunes, desorientación... son algunas de las señales que se van agravando con el paso del tiempo. Generalmente, estos signos se asocian a las alteraciones cognitivas, incluso, hay estudios recientes que indican que otro de los avisos que puede estar dando la enfermedad podría ser a través de la forma en la que caminamos.

Suena como a ciencia ficción, pero lo cierto es que en este artículo de la web Metropoles el neurólogo Maciel Pontes, del Hospital de Base del Distrito Federal de Brasil (HBDF), dice que cada vez hay más evidencias de otras señales que pueden indicar la posibilidad de la existencia de esta enfermedad en una etapa temprana, como es la manera en la que andamos. “Estudios indican que cambios en la forma de caminar, como pasos más cortos, un ritmo más lento y alteraciones en el balanceo de los brazos, pueden ser consecuencia de dificultades en la comunicación entre el cerebro y el sistema motor. Por ejemplo, el empeoramiento del sentido de la orientación está frecuentemente asociado con déficits cognitivos iniciales, como el deterioro de la memoria espacial”, explica.

Según investigaciones publicadas en la Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association “La fuerza de agarre y el ritmo al caminar se han asociado con la disfunción cognitiva. Sus relaciones, sin embargo, requieren una mayor aclaración, ya que la evidencia proviene principalmente de investigaciones menos exhaustivas”, tal y como dicen en este estudio, para el cual se documentaron 2424 casos de demencia incidente. Un incremento de cinco kilos en la fuerza de agarre absoluta se asoció con un menor riesgo de demencia por todas las causas (cociente de riesgos [HR] 0,857), enfermedad de Alzheimer (HR 0,874) y demencia vascular (HR 0,788). Y, un ritmo de caminata lento mostró asociaciones consistentes con un mayor riesgo de todos los tipos de demencia.

Por otro lado, en otro estudio publicado en la misma revista, se quiso comprobar si añadiendo una prueba física simple como la velocidad al caminar a la evaluación neuropsicológica, aumentaba la capacidad predictiva para detectar la demencia. En la investigación se observó que los participantes con deterioro cognitivo aislado sin demencia + baja velocidad al caminar demostraron el mayor riesgo de demencia y, concluyeron que añadir la velocidad al caminar a la evaluación cognitiva aumenta significativamente la precisión diagnóstica de la demencia prodrómica.

Por su parte, el Dr. Pontes explica en el mismo articulo que, existe una condición específica que asocia alteraciones motoras con síntomas cognitivos tempranos. “Hay una condición llamada síndrome de riesgo motor-cognitivo, que combina quejas de pérdida de memoria con lentitud al caminar. Cuando estos dos signos aparecen juntos, el riesgo de demencia aumenta de manera considerable”.

Los síntomas también pueden variar según el tipo de demencia. “Demencias como la de cuerpos de Lewy están estrechamente relacionadas con problemas motores, como inestabilidad postural, caídas frecuentes y movimientos lentos. Además, existe la hidrocefalia de presión normal, una condición que, aunque menos conocida, puede ser reversible si se trata adecuadamente”, explica otro neurocirujano, el doctor Renato Campos, del mismo Hospital.

Normalmente, los síntomas más comunes se dan en personas a partir de los 70 años, aunque no es raro que se manifiesten en jóvenes alrededor de los 30. De hecho, cuando esta manifestación “prematura” ocurre, la condición se denomina Alzheimer precoz, por lo que el diagnóstico precoz es fundamental para retrasar su progreso por lo que, a la mínima sospecha es fundamental consultar con un especialista.

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