Un estudio ha determinado que unos altos niveles de este nutriente podrían reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas
Son muchos los expertos y los estudios que han demostrado la gran importancia que tiene la alimentación para la salud tanto física como del cerebro. Y es que, al igual que una dieta equilibrada y saludable puede reducir el riesgo de sufrir algunos tipos de enfermedades cardiovasculares, entre otras, la función cognitiva también puede verse influenciada por cómo comemos.
Sin ir más lejos, el Omega 3 está vinculado a sus beneficios para mantener el corazón sano, por su efecto antiinflamatorio, y puede bajar la presión arterial. Pero ahora, además, un estudio, realizado por la Universidad de Oxford, observó que los ácidos grasos Omega 3 tienen un impacto muy importante en el cerebro. ¿De qué manera? Pues parece ser que son capaces de ralentizar la atrofia cerebral y reducen el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer.
En la investigación se analiza cómo una dieta rica en este tipo de grasas saludables puede ayudar a desacelerar la pérdida de volumen en el cerebro en determinadas áreas que son cruciales para la memoria y otras funciones mentales. Para ello, se observó la relación entre los niveles plasmáticos de Omega 3 y la homocisteína, un aminoácido que se vincula al deterioro de la función cognitiva y la atrofia cerebral.
Aquellos participantes que tenían concentraciones más altas de ácidos grasos en sangre mostraban menor riesgo de sufrir esta atrofia debido no solo al papel protector del Omega 3, sino también porque ayuda a regular los niveles de homocisteína. Esta combinación, por tanto, sería la ideal para mantener el organismo con los nutrientes suficientes para mantener una buena salud cognitiva.
Asimismo, en este estudio se incluye un ensayo en el que se comparó la interacción de Omega 3 con vitaminas del grupo B, y para medir los resultados, se realizaron resonancias magnéticas cerebrales con las que se concluyeron que en aquellas personas que tienen altos niveles de Omega 3, el tratamiento con vitaminas B redujo la tasa de atrofia cerebral en un 40%, en comparación con el grupo que había tomado placebos.
Un hallazgo, sin duda, importante porque estaría vinculado los niveles de Omega 3 con los de vitamina B y su relevancia en la prevención contra el deterioro cognitivo.
El Omega 3 no lo produce nuestro cuerpo por sí mismo, por lo que debemos consumirlo dentro de una dieta sana y equilibrada, como por ejemplo lo es la dieta mediterránea rica en este nutriente.
Tal y cómo explican desde la Clínica Universidad de Navarra, el Omega 3 lo encontramos sobre todo en alimentos como pescados azules como el salmón, el atún, los mariscos, las semillas como las de lino o chía, las nueces, frutas como el aguacate, el aceite de oliva virgen extra, entre otros. Pero, si es necesario, también existe suplementación alimentaria, eso sí, que debe estar siempre pautada por un profesional.
Fotos | Pixabay Dana Tentis Pexels
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