Cuando hoy en día la ciencia investiga sin descanso cuáles podrían ser las causas del envejecimiento prematuro, del deterioro cognitivo y promueve la búsqueda incesante de cómo alargar nuestra vida, Venki Ramakrishnan, el biólogo molecular y Premio Nobel, se pregunta en su último libro si realmente queremos que la vida sea eterna. "Why We Die: The New Science of Aging and the Quest for Immortality", es donde el biólogo analiza tanto antiguas como novedosas investigaciones para dar con todas aquellas teorías aspiracionales sobre la longevidad, según explica en esta entrevista concedida a CNN.
Actualmente, vivimos más que hace 150 años gracias a la ciencia y los avances de la misma, pero, ¿esto va a seguir siendo así?, ¿cada vez vamos a sumar más años de vida? Según los últimos datos referentes al ranking mundial de longevidad, España y Japón encabezarían el listado con una media de 83 años de vida entre sus habitantes. También hemos sido testigos de las llamadas “zonas azules” del planeta, es decir, aquellos lugares que tienen más centenarios por metro cuadrado y, de hecho, han sido estudiadas por varios expertos para intentar conseguir una explicación a este fenómeno.
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Pero, lo que el autor trata de reflejar en su libro es que saber que nos vamos a morir es un sentimiento tan aterrador que vivimos negociando siempre con el paso de los años. De hecho, dice que uno de los momentos más difíciles de la infancia debe ser cuando cada uno de nosotros se da cuenta por primera vez de que no solo nosotros, sino todos nuestros seres queridos morirán, y no hay nada que podamos hacer. O al menos, no ha habido nada que hacer hasta ahora.
Hoy, vivimos una revolución en biología, dice, y cada vez hay más avances en la comprensión de por qué envejecemos y de por qué algunas especies viven más que otras. ¿Podríamos eventualmente engañar a la muerte y vivir por mucho más tiempo?, ¿deberíamos ser mortales? El físico examina en su libro la vanguardia de los esfuerzos para prolongar la vida alterando nuestra fisiología, pero en él también va más allá y se pregunta, ¿podría la muerte servir como un propósito biológico necesario? ¿cuáles son los costos sociales y éticos de intentar vivir para siempre?
Haz caso a los consejos de la abuela
En su entrevista a la CNN, Ramakrishnan habla sobre la persona de más edad de la que se tienen registros fiables fue una mujer francesa llamada Jeanne Calment, que murió en 1997 a los 122 años. “Fumó durante los últimos cinco años de su vida y comía más de medio kilo de chocolate a la semana. Pero yo no recomendaría esas estrategias concretas para la longevidad, salvo quizá el chocolate”, bromea el biólogo.
Los hábitos de vida parecen ser cruciales, la epigenética, los estudios llevados a cabo en las zonas azules que revelan la importancia del estilo de vida de sus habitantes, el caso de la mujer más longeva que cuenta el experto en la entrevista… Al final, parece que los “consejos que nos daban nuestras abuelas” son los más valiosos, dice, y merecen ser tomados en cuenta al igual que la ciencia.
“La investigación sobre el envejecimiento nos está ayudando a comprender las profundas implicaciones biológicas de estos consejos. Comer con moderación una variedad de alimentos sanos puede prevenir los riesgos para la salud de la obesidad. El ejercicio nos ayuda a regenerar nuevas mitocondrias, los centros neurálgicos de nuestras células. Dormir permite a nuestro cuerpo realizar reparaciones a nivel molecular. Conocer la biología que hay detrás de este consejo milenario y sólido como una roca puede animarnos a tomar otras medidas que nos ayuden a promover una vida larga y saludable”, explica el biólogo a la CNN.
Por último, también cabe destacar uno de los datos a los que hace referencia el doctor sobre las cifras actuales de esperanza de vida es la calidad de esta. “Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, el 10% de la población con más ingresos vive más de una década más que el 10% con menos. Si nos fijamos en la esperanza de vida, es decir, el número de años de vida sana, la disparidad es aún mayor. Los más pobres viven menos y con menos salud”, dice.
Entonces, ¿por qué ese miedo al envejecimiento? Porque, en realidad, se podría traducir en el miedo a la muerte, como apuntábamos al inicio. “Creo que esta búsqueda de la inmortalidad es un espejismo. Hace 150 años, se podía esperar vivir hasta los 40 años. Hoy en día, la esperanza de vida ronda los 80 años, lo cual, como ha dicho el autor Steven Johnson, es casi como añadir toda una vida extra. Pero seguimos obsesionados con la muerte. Creo que, si viviéramos hasta los 150 años, nos preocuparíamos de por qué no vivimos hasta los 200 o los 300. Es interminable”, concluye en su entrevista.
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