A medida que envejecemos nuestra piel cambia y los cuidados deben ser más específicos
A medida que envejecemos, nuestra piel cambia y sus necesidades evolucionan y una de las preguntas más repetidas y que más veces hemos visto publicada en diversos medios de comunicación es, ¿cuántas veces es recomendable ducharse a la semana?
Los dermatólogos coinciden en un punto y este es que reducir la frecuencia de las duchas puede ser beneficioso para preservar la salud de la piel, sobre todo, en el caso de las de las personas mayores y a continuación te explicamos el por qué.
Necesidades específicas de la piel de los mayores
El envejecimiento de la piel conlleva cambios importantes que hacen en las personas mayores sea más vulnerable:
- Disminución de la producción de sebo
- La epidermis se vuelve más fina
- Pérdida de elasticidad
- Ralentización de la renovación celular
La Dra. Sylvie Meaume, dermatóloga y jefa del Servicio de Geriatría, Heridas y Cicatrización en el AP-HP Rothschild, explica en este artículo que “los mayores tienen una piel más fina y más seca, que tira y pica más que en las personas jóvenes”, por este motivo, esta fragilidad cutánea requiere una adaptación de los hábitos de higiene.
La película hidrolipídica, que es la barrera protectora natural de la piel, se vuelve menos efectiva con la edad y, por ello, lavado demasiado frecuente o agresivo puede dañarla aún más comprometiendo sus funciones de defensa contra las agresiones externas así como de la hidratación de la piel.
Entonces, ¿cuál es el número ideal de duchas para los mayores?
Contrario al hábito socialmente arraigado de ducharse diariamente, los expertos recomiendan un enfoque diferente para las personas mayores.
La recomendación de los expertos, según la dermatóloga, es que a partir de los 65-70 años, lo ideal es, “si es posible, enjuagarse el cuerpo todos los días, pero usar jabón solo un día de cada tres sin frotar la piel con demasiada fuerza".
Es importante señalar que esta reducción en la frecuencia no implica descuidar la higiene ya que, como es lógico, las zonas más sensibles como las axilas, los pies y las áreas íntimas requieren atención diaria, incluso en los días sin ducha completa.
Consejos para una higiene adaptada al envejecimiento
Algunos consejos prácticos para cuidar las pieles maduras son:
- Temperatura del agua: se recomienda el agua tibia en lugar de caliente para evitar resecar más la piel.
- Duración de la ducha: según los investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, 3 a 4 minutos son suficientes.
- Elección de productos: optar por aceites de ducha, jabones dermatológicos o jabones grasos y evitar productos que contengan tensioactivos agresivos (sulfatos, polietilenos, ácidos, sodio...).
- Secado: secar la piel con pequeños golpecitos con la toalla en lugar de frotar vigorosamente.
Asimismo, es importante que estas recomendaciones se adapten según diversos factores como la estación del año, las actividades realizadas en el día o el estado de salud de cada persona. El objetivo es encontrar un equilibrio entre la higiene y la preservación de la barrera cutánea.
En conclusión, estas pautas tienen como objetivo evitar patologías cutáneas como la piel seca, irritaciones, alergias o eccemas y tener siempre claro que, estas recomendaciones no son un sinónimo de un mayor descuido, sino que la higiene sigue siendo primordial pero deben aplicarse para preservar la salud, el bienestar y el confort de la piel de los mayores.
Fotos | Darya Grey_Owl Ron Lach de Pexels
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