No se desarrolló para eso, pero usando la ley psicológica y este hábito podemos aumentar la capacidad cognitiva, la concentración y la productividad
La ley de Yerkes-Dodson, conocida también como el modelo de la U invertida, fue desarrollada originalmente en 1908 por los psicólogos Robert Yerkes y John Dodson. Este principio psicológico describe la relación entre el nivel de activación o excitación y el rendimiento humano. Según esa ley, un rendimiento será óptimo si el nivel de activación es moderadamente elevado.
Pero como decíamos, es el modelo de la U invertida, así que si el nivel de excitación, entendido como el nivel de estrés, activación o alerta fisiológicos y cognitivos, es demasiado alto o demasiado bajo tendrá efectos negativos en la resolución de la tarea. Es decir, un estrés moderado puede ser beneficioso para tu productividad, pero poco o demasiado, puede ser una trampa para el rendimiento.
Si estamos por encima en los niveles de excitación, nos pasamos de presión y aumentan demasiado los niveles de estrés, podemos llegar a sufrir burnout. Si nos quedamos cortos, no tendremos tampoco el efecto deseado. Lo que buscamos es un punto óptimo, un punto de equilibrio entre los niveles de estrés y la motivación. Y hay un hábito que nos puede ayudar a conseguirlo: la música.
La música como hábito para aprovechar al máximo la ley de Yerkes-Dodson
Según diferentes investigaciones, la música podría aumentar la concentración y el rendimiento en tareas cognitivas como la escritura o el razonamiento espacial, y la ciencia también sugiere que es una herramienta para la regulación emocional. Mantener un nivel adecuado de activación cognitiva podría aportar más productividad en las actividades diarias como indica un nuevo estudio que analiza cómo las elecciones musicales influyen en la productividad que descubrió que el desempeño de los participantes se ajustaba a la ley de Yerkes-Dodson.
En la investigación se vió que factores, como "el efecto de aprendizaje, la naturaleza de la tarea, la línea de base del participante y el tipo de música aplicada, pueden afectar el resultado", pero el estudio también sugiere que "podría ser factible mejorar el rendimiento cognitivo y cambiar la excitación del lado izquierdo o derecho de la curva usando música". La música podría ayudar al cerebro a funcionar más rápido y mejor.
No solo existe ese estudio, también hay investigaciones neurocientíficas que analizaron la influencia de la música de fondo en las emociones y el desempeño con imágenes de resonancia magnética. Descubrieron que la "música feliz y muy excitante" se asociaba con tiempos de respuesta más rápidos y mayores activaciones de ciertas partes del cerebro al realizar ciertas tareas.
La clave está en encontrar ese punto medio de la ley de Yerkes-Dodson. Si las tareas las hacemos con un bajo nivel de estrés, las tareas se vuelven monótonas y aburridas, lo que lleva a un estado de desmotivación, a la procrastinación y a emplear más tiempo del necesario para terminarlas (algo que ya explicamos con la Ley de Parkinson). A medida que aumenta la excitación, aumenta la motivación. Ese aumento se traduce en mayor productividad. Sin embargo, en cierto punto se alcanza un nivel óptimo de excitación y rendimiento y después de él, el rendimiento disminuye si la excitación sigue aumentando.
Podemos comenzar con música tranquila y a medida que avanza la jornada pasar a música más excitante, para evitar que tareas más monótonas nos aburran y nos inviten a divagar. De esta manera aumentaremos la excitación y por lo tanto, la productividad. Puedes probar con varias listas hasta dar con la que mejor le funciona a tu cerebro. En mi caso no las canciones con letra no las tolero si estoy trabajando, pero las bandas sonoras de películas, sí. De esta manera puedo aplicar el “modo monje” para evitar distracciones teletrabajando, como el telefonillo de casa sonando o el ruido de la obra del vecino.
Es importante entender lo que explica Iria Reguera, psicóloga y directora de Trendencias: tanto el estrés como la ansiedad, no tienen porqué ser mecanismos o emociones negativas por sí mismas. El estrés positivo o eustrés puede mejorar nuestro rendimiento y es una respuesta fisiológica que podemos usar a nuestro favor. Eso sí, en pequeñas dosis.
Fotos | Laurensvanlieshout, CC BY-SA 3.0, Helena Lopes en Unsplash, Soundtrap en Unsplash
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