“No puedo con todo, estoy sobrepasada de curro”. No sé la cantidad de veces que he pensado esto en el trabajo o que se lo he escuchado a una compañera. Podríamos pensar que la solución más sencilla es decirlo, hablar con nuestros jefes y tratar de explicar que estamos en una situación en la que tenemos un exceso de tareas. Pero de fácil, al menos para mí, no tiene nada.
Poner límites es una manera de definir los roles y comportamientos aceptables en un equipo de trabajo, fomentando se trabaje en un clima adecuado. Es por así decirlo, lo que permitimos o no que suceda para que nuestro bienestar físico y mental se mantenga seguro en nuestro entorno laboral, y la clave es hacerlo usando la asertividad.
Comunicarme de manera asertiva y poner límites en el entorno laboral es mi asignatura pendiente. Y no estoy sola. Es la de muchas otras personas. Por eso hemos recurrido a una experta, la doctora Estrella Flores-Carretero, psicóloga, escritora y empresaria, para que nos dé algunos consejos para poner límites en el trabajo con asertividad.
Cómo poner límites en el trabajo
Manuel J. Smith explica en su libro Cuando digo no, me siento culpable, que “la comunicación es la cola que mantiene unidas a las personas mientras una relación se desarrolla, y se fortalece para canalizar el apoyo, el consejo, la productividad, el interés y la satisfacción de las dos partes.”
Cuando digo no, me siento culpable (Clave)
Esa comunicación debe ser asertiva por ambas partes según nos cuenta el psicólogo en su libro. Y puntualiza algo que debemos tener claro antes de seguir: “El comportamiento asertivo es mucho más que exigir de los demás, el respeto de nuestros derechos o impedir que los demás nos manipulen. Ser asertivos consiste en comunicar a otros quiénes somos, qué hacemos, qué deseamos, y qué esperamos de la vida.”
Lo primero que tenemos que tener en la cabeza es que al poner límites, lo que hacemos es definir de una forma clara lo aceptable o no en una relación (sea la que sea) usando un estilo de comunicación respetuoso. Por ejemplo, trabajar solo durante el tiempo que dure nuestra jornada es un límite en el trabajo.
Los límites en el trabajo no son solo necesarios en el propio entorno laboral, también lo son para nuestra vida personal. Según la Asociación Americana de Psicología, el 60% de los trabajadores considera que la falta de equilibrio entre el trabajo y la vida personal es su principal fuente de estrés. Y queremos el estrés fuera de nuestra vida.
Identifica tus límites
Antes de comunicar nada, es necesario que valores cuáles son tus límites para tenerlos en mente y poder comunicarlos correctamente. Puede que en tu caso, eso de echar horas extra no sea un problema. Tal vez lo que realmente necesitas es que no te escriban whatsapps a tu móvil personal, por ejemplo.
Flores-Carretero asegura que es la manera de identificar tus “no negociables”, esos límites a los que no estás dispuesta a renunciar.
Conoce tus funciones en el trabajo
Una vez identificados tus límites, lo siguiente es saber cuáles son nuestras funciones en el trabajo. Te pongo un ejemplo, trabajas en una agencia de comunicación y tu labor es escribir notas de prensa. Si tu jefe/a te pide que lleves su traje a la tintorería, claramente no es parte de tus tareas.
Según la experta, “esta estrategia resulta determinante para poner límites en el trabajo y confrontar el abuso de poder. Algunos superiores tienden a destinar más tareas de las que corresponden a la responsabilidad de sus subordinados, comprometiendo su efectividad.”
Expresar cuáles son nuestras verdaderas funciones es poner el límite a lo que puedes o no hacer. Con un “lo siento, pero no es parte de mis competencias y si hago esto, no podré llegar a los objetivos por los que se me han contratado”, podemos zanjar el asunto de forma asertiva.
Establece un orden de prioridades en tu día a día
Este consejo nos sirve no solo para establecer los límites, sino para evitar que el estrés nos lleve por delante. Al comienzo del día identifica qué tienes que hacer y ordénalo por importancia, haciendo lo más urgente antes. Y con algo claro: llevamos hasta donde podemos. Si no se termina hoy, se acabará mañana.
Aunque la experta indica que las tareas menos urgentes se pospongan, también recomienda que se fije una fecha y hora para completarlas y que evitemos así la procrastinación.
Ten tus horarios muy claros
Definir los horarios y ajustarlos de forma realista a nuestro día a día, especialmente si teletrabajamos o trabajamos por cuenta propia, es algo indispensable para que la jornada no se eternice. También los descansos laborales, que muchas veces nos olvidamos de ellos.
Establecer un horario es una manera de poner límites en el trabajo sin necesidad de justificarlo siquiera. Por ejemplo, si contestamos el email solo hasta las 6 de la tarde (incluyendo un disclaimer que indique que la atención al cliente se realizará de 10 a 18 horas) quien nos escriba sabrá que ese es nuestro horario.
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