Me levanto todos los días a las 7 de la mañana y después del sagrado café que me da los buenos días, me siento delante del ordenador. Lo cierto es que en invierno tengo las manos tan frías a primera hora de la mañana que me cuesta hasta teclear. Teletrabajo siempre, así que mi hogar es mi oficina y si hay que poner la calefacción, la pago solo yo, por lo que siempre tengo un handicap: ¿enciendo y gasto o me espero y ahorro?
Y en esas estaba hace unos días cuando me plantee si la temperatura podría, de algún modo, afectar a mi productividad en el trabajo. Sorpresa: sí. De hecho existe temperatura mínima en casa para tener buena salud porque el frío nos puede afectar más de lo que imaginamos. Es más, las tasas de mortalidad y morbilidad en los países con climas fríos y templados son más altas en invierno que en verano.
Por ejemplo, según este estudio de la OMS existen evidencias que hablan de cómo afecta al cuerpo que tengamos temperaturas demasiado bajas en casa. El aire frío inflama los pulmones e inhibe la circulación, aumenta el riesgo de afecciones respiratorias, y también provoca vasoconstricción, lo que supone estrés para el sistema circulatorio que puede provocar cardiopatía isquémica, enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y hemorragia subaracnoidea. Miedo real al leer esto, porque por un momento he pensado que ser tacaña podría costarme la vida.
La Universidad Complutense de Madrid dice en su guía de recomendaciones ergonómicas en los puestos de trabajo, que la temperatura tiene una gran importancia en el confort y satisfacción de los trabajadores, ya que la percepción de frío o de calor excesivos en oficinas puede llegar a producir estrés y hasta que se dé el llamado “síndrome del edificio enfermo”.
Cuando trabajas en una oficina esto no debería ser un problema, a no ser que tu empresa quiera perder empleados por el camino ahora que el “winter is coming” o sea una especie de castigo porque tu jefe te hace bossing.
Pero cuando trabajas en casa te aficionas a creerte Elsa de Frozen porque lo de llegar a final de mes es algo complicadillo, así que cualquier ahorro es bienvenido. Incluido el de la calefacción. Por eso voy a contarte cuál es la temperatura mínima en casa para ahorrar, pero para tener buena salud.
La temperatura ideal para teletrabajar
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) dice, basándose en el Real Decreto 486/1997, que el intervalo de temperaturas adecuado para los lugares de trabajo debe ser entre los 17º y los 27º para los trabajos sedentarios de oficina, aconsejando que en invierno sea entre 20º y 24º. El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) en cambio, estima que en invierno debería estar entre 21º y 23º.
Según indica la OMS en el estudio que hemos citado anteriormente, “no existe un riesgo demostrable para la salud de las personas sedentarias sanas cuya vivienda tiene una temperatura del aire de entre 18 y 24 °C”, así que si teletrabajas (y tienes un trabajo sedentario), como mínimo deberás tener la casa a 18ºC para asegurarte de que no tienes problemas de salud asociados.
Un entorno con mala temperatura afecta no solo a nuestro estado de ánimo y comodidad, también a nuestra productividad. Pero siendo sincera, 18º se me antoja poco. Esto es el mínimo para no enfermar, pero no la temperatura con la que no perderemos productividad porque yo a 18º sentadita en la silla y escribiendo cómoda no estoy.
Según este otro estudio del IDAE, el Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía, la temperatura ideal en un ambiente cerrado y cuando no estamos realizando ninguna actividad física, debería ser entre los 21°C y los 23°C de día y entre 15°C y 17°C de noche.
Vale, ahora que sabemos los rangos recomendados, hablemos de dinero. El coste energético por cada grado que subimos la temperatura con respecto al valor óptimo suma un 5% y un 10% al consumo de energía según IDAE.
Visto todo esto, y pensando en que necesitamos confort si estamos trabajando, vamos a hacerle caso a IDAE y a probar con los 21º de mínima, que nos permiten ahorrar en calefacción, sin que productividad ni salud se vean resentidos. A mí es una temperatura que me viene bien, me hace sentir cómoda y no me hace gastar demasiado.
Si en tu caso con esos grados tienes frío siempre puedes abrigarte un poco más usando ropa térmica como este forro polar o estos leggins térmicos de Primark. Y si, como la que escribe, quieres ahorrar un poquito más en calefacción, aquí tienes el truco definitivo: aislar.
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