La renuncia silenciosa nos demuestra que lo que los boomers y los millennials perseguíamos no es lo que persiguen los jóvenes de la Generación Z. Antes pensábamos que trabajar significaba y que si perseguíamos el trabajo de nuestros sueños, teníamos que aguantar lo que nos echaran. Ahora la Generación Z persigue algo muy diferente.
No es que quieran inventar un nuevo término, es que el concepto más clásico de éxito laboral en el que ascender y cobrar más es la meta, no es algo para la Generación Z. Ellos prefieren la ambición silenciosa o “quiet ambition”.
Qué es la ambición silenciosa o “quiet ambition”
Según Talent Trends Spain 2023, el 92% de las personas que trabajan en el sector tecnológico buscan un nuevo trabajo aún estando empleados ya. El motivo no es ganar más dinero. Ni conseguir un puesto con una categoría mayor. Ni encontrar un puesto en el que el teletrabajo no sea un problema.
La Generación Z persigue la llamada “quiet ambition” que no es otra cosa priorizar su salud física y mental por encima de cualquier otra cosa en sus trabajos, incluido el sueldo. No aspiran a convertirse en CEO de una gran empresa. Sólo el 9% quiere asumir un puesto de gerencia dentro de la empresa, y el 4% aspira a ser ejecutivo de alto nivel de la compañía en la que trabaja según un estudio de Visier.
Antes solo nos interesaba, entre comillas, ganar más y seguir ascendiendo en el trabajo, pero los zetas quieren simplemente ser felices y cuidar de su bienestar tanto dentro como fuera del trabajo. Para ello necesitan conciliar, sentirse valorados y seguir aprendiendo aunque el sueldo no sea el de un alto ejecutivo. Y ese comportamiento, como ya te hemos explicado aquí, no gusta a las empresas.
Ni teletrabajo ni mejor sueldo: salud mental
Según explicaba el doctor Javier López, jefe de los servicios médicos de la fábrica de Bridgestone en la localidad vizcaína de Basauri, “se está detectando en el trabajo un aumento de los problemas relativos a la salud mental”. Más de una cuarta parte de los españoles tiene pesadillas con el trabajo y a nivel mundial, se estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad según datos de la OMS.
Si vemos todos estos datos y entendemos que la salud mental es una prioridad absoluta para una generación que ha decidido romper con el gran tabú que eran estas enfermedades, podremos entender porque cada vez cuesta más a las empresas la llamada retención de talento si solo se preocupan del sueldo.
La Generación Z quiere evitar a toda costa situaciones que pueden ser negativas para su salud mental como ambientes de trabajo tóxicos, estrés crónico o cualquier otro detonante de una situación que ponga en peligro su bienestar en la empresa. Por ejemplo, si ascender dentro de la empresa implica horas extras no remuneradas, lidiar con una sobrecarga laboral, estar disponibles 24/7 o someterse a situaciones de estrés diarias, no están dispuestos a aceptar ese trabajo. Y no, no se trata de falta de ambición sino de que se ha producido un cambio en las prioridades con respecto a generaciones anteriores.
El problema para las empresas: un cambio en las prioridades de los empleados
Para las empresas el problema es que la 'ambición silenciosa' está rompiendo peldaños en la escala corporativa. Les preocupa más su tiempo fuera del trabajo que el trabajo en sí. El tiempo de calidad que pasan con familia y amigos, la salud física y mental y tener tiempo para viajar son las tres prioridades de esta generación, y todas ellas están por encima de un proyecto laboral y por eso sus aspiraciones en lo que ha trabajo se refiere cambian.
Las empresas deben ofrecer algo diferente a lo que ofrecen ahora, empezando por una conciliación laboral en la que la vida personal y profesional puedan convivir de una forma sana. Gestos como la flexibilidad horaria o el hecho de que exista un salario emocional, están por encima de un ascenso. No quiero ser manager, solo poder salir con mis amigos sin tener que estar pendiente del móvil del trabajo.
Ahora la ambición no está en el trabajo, sino fuera y desde mi punto de vista, la Generación Z ha entendido mejor de qué iba la vida de lo que lo hemos hecho las generaciones anteriores. Tal vez este nuevo concepto que se está poniendo de moda nos puede ayudar a reflexionar y a aprender un poco de ellos, empezando por darle la importancia que merece nuestra vida personal.
Fotos | Cardo (Atresplayer)
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