El café tiene tantos beneficios que hasta la Universidad de Harvard ha afirmado que es tan saludable como el agua. Pero aumenta sus efectos a nivel cognitivo si sabemos cuándo tomarlo
Todas las mañanas desde que tengo uso de razón he desayunado café. Cuando iba a la universidad, en mis primeros trabajos, en casa. Es parte de mi día a día no solo cuando teletrabajo, también los fines de semana y cuando estoy de vacaciones.
Siempre lo tomo a la misma hora, mejor dicho, de la misma manera. Me levanto, me lavo la cara, me voy a la cocina y me lo preparo. Unos 20 minutos después de salir de la cama ya doy el primer sorbo. Lo que no sabía es que había una forma mejor de tomar el café para aprovechar al máximo los beneficios a nivel cognitivo que tiene esta bebida.
La mejor hora para tomar el café por las mañanas
Pues resulta que contra todo pronóstico lo mejor no es desayunar con café, sino tomarlo cuando el cortisol empieza a decaer en sangre. El cortisol es un glucocorticoide de la corteza adrenal que regula muchas partes de nuestro metabolismo y que, aunque es conocida como la hormona del estrés, es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. De hecho es el encargado de aumentar los niveles de azúcar, mejorar el uso de la glucosa en el cerebro y aumentar la disponibilidad de las sustancias del organismo que reparan los tejidos, además de que influye en la reducción de inflamación entre otros muchos efectos.
Cuando nos levantamos los niveles de cortisol aumentan, y entre las 4 y las 6 de la tarde presentan una actividad mínima. La cafeína, principal culpable del efecto estimulante del café, actúa directamente sobre el cortisol elevando sus niveles por lo que el mejor momento para consumir café no sería al levantarnos, sino cuando los niveles comienzan a caer para mantenerlos.
Pensemos en que nuestro cuerpo absorbe la cafeína muy rápido, especialmente cuando lo tomamos en ayunas (lo primero al levantarnos). Así, el pico que nos genera a nivel de cortisol llega entre un cuarto de hora y dos horas después de tomarnos el café, es decir, cuando nuestros niveles son más altos de por sí por nuestro reloj biológico, lo que hace que perdamos gran parte de los efectos a nivel cognitivo que podríamos tener, haciendo que no seamos tan productivas. En cambio si retrasamos su consumo podemos controlar mejor ese pico y que tenga efectos reales sobre nuestra productividad.
La hora ideal es unas dos horas después de levantarse porque el cortisol llega ahí a su punto más alto y comienza su descenso y con la cafeína podemos mantenerlo un par de horas más en lo alto sin que eso perjudique a nuestro cuerpo.
Los efectos del café
El café es uno de esos alimentos que tiene efectos tan variados que siempre se ha puesto en duda si realmente es beneficioso para la salud. Es capaz de causarnos ansiedad pero también de protegernos del Alzheimer. Eso sí, hasta la Universidad de Harvard ha dicho que el café es tan sano como el agua.
En una de las últimas revisiones de estudios al respecto que se ha publicado en la revista British Medical Journal, se descubrió que los beneficios del café eran mayores que los posibles aspectos negativos, especialmente a nivel cognitivo.
La razón por la que el café nos quita el sueño y despeja nuestra mente es porque bloquea la acción de la adenosina, un neuromodulador con efectos sedantes en el sistema nervioso central. Además, el café activa la dopamina y actúa sobre la circunvolución del cíngulo anterior, lo tiene efectos directos en el rendimiento cognitivo: acelera los tiempos de reacción, mejora la memoria ejecutiva, la atención y la concentración y también actúa sobre nuestra capacidad de planificación y seguimiento de tareas. Y todo ello provoca una cosa: somos más productivas.
Eso sí, sin pasarnos para que esos efectos negativos no se conviertan en los más significativos. En general y según informa Mayo Clinic, un adulto sano puede tomar de forma segura hasta 400 mg de cafeína al día. Una taza de 250 ml de café tiene unos 100 miligramos de cafeína, así que como máximo deberíamos tomar cuatro cafés, aunque siempre depende de cómo reaccione nuestro cuerpo a la cafeína.
Un extra en el café para ganar aún más productividad
Vamos a dejarte por aquí un bonus track que funciona de maravilla: añadir cacao al café mejora aún más sus efectos a nivel de rendimiento cognitivo. El cacao ha demostrado mejorar la velocidad de procesamiento en tareas cognitivas y cuando se combina con el café se suman sus efectos y somos más creativos y somos capaces además de mantener más tiempo la atención y la concentración que solo con el café.
Fotos | Nathan Dumlao, Alisa Anton y Priscilla Du Preez 🇨🇦 en Unsplash
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