Según una psicóloga de la Universidad de Yale, si tenemos una relación tóxica con nosotros mismos y tenemos una autocrítica exagerada, estaremos evitando que nuestro desarrollo personal alcance su máximo potencial
La doctora y psicóloga Emma Seppälä es profesora en la Universidad de Yale enseñando liderazgo. También es directora científica del Centro de Investigación y Educación sobre Compasión y Altruismo de la Universidad de Stanford, y está especializada en la ciencia de la felicidad, la inteligencia emocional y la conexión social. Como experta, ha observado que tener cualidades extraordinarias no es sinónimo de vivir vidas extraordinarias. La clave para conseguir ese éxito es que los que lo consiguen, tienen una relación sana consigo mismos como explicaba a la CNBC.
La llamada autoconversación negativa, se puede convertir en una trampa que nos ponemos a nosotros mismos y que impide que desarrollemos nuestro máximo potencial dentro y fuera del trabajo. La gente con más éxito, lo sabe, por eso nunca se dicen estas cinco frases tóxicas a sí mismos, porque ese diálogo tóxico en una autocrítica que les frenaría.
“No puedo creer que haya hecho eso. Soy tonta/o”
Como nos explica Iria Reguera, psicóloga y directora de Trendencias, “la forma en que te hablas puede afectar directamente a tu felicidad, a tu autoestima y a tu opinión sobre ti misma”. Cuando cometemos un error, aprendemos. De hecho, según este estudio, los errores que cometen los estudiantes mientras estudian pueden ayudarlos a aprender mejor. Además, la gente que nos rodea no nos juzga tan duramente como creemos según las investigaciones. Sin embargo, nosotros sí lo hacemos, olvidándonos de que todos nos equivocamos y no siempre podemos tener el 100% de la atención.
Cuando decimos que somos estúpidos, tontos, idiotas o torpes, estamos hablando de un estado permanente y según Reguera, es mejor pensar en algo más objetivo y realista como "estaba despistada y no me he enterado", "lo he comprendido mal", "ahora mismo no lo estoy entendiendo bien". Como explica la experta, “todas ellas son más cercanas a la realidad y definen una situación o estado puntual”.
“Soy un fracaso”
En esta frase estamos asegurando que somos el error que cometimos. Transforma la frase “soy un fracaso” por “he fracasado en esto” y verás que la diferencia es abrumadora. La primera es demoledora y un ataque frontal a tu autoestima. La segunda es una descripción de la realidad de cualquier persona porque todos fracasamos en algún momento. Además, los fracasos son oportunidades para crecer, pero podemos cambiar esa afirmación injusta con nosotros mismos de “soy un fracaso” por una más realista como es “he aprendido mucho”.
“No soy suficientemente bueno/a”
La psicología ha demostrado que el sesgo de negatividad hace que nuestro cerebro se centre más en lo negativo que en lo positivo. Por ejemplo, si recibes nueve cumplidos y una crítica, te centrarás más en la crítica. Si a nosotros mismos nos decimos que no somos suficientemente buenos, estaremos haciéndole un flaco favor a nuestra autoestima. Además, según las investigaciones, puede hacer que te sientas ansioso y deprimido. En cambio practicar la autocompasión te hace sentir más enérgico, vivo y optimista según los estudios.
“Nunca podré conseguirlo. ¿Para qué molestarme?”
Podemos aprender siempre y sin importar los años que tengamos o a lo que nos dediquemos. El cerebro es un órgano maleable y que puede seguir cambiando y desarrollándose hasta la vejez por un fenómeno que los neurocientíficos llaman neuroplasticidad. Seppälä, afirma de hecho que ”puedes cambiar de carrera a los 50 y empezar a tocar el piano a los 80. Puedes aprender cosas nuevas en cualquier momento y, con la práctica, puedes mejorar en casi cualquier cosa”. Así que la afirmación categórica de que nunca podremos conseguir algo es completamente falsa y es mucho más realista decir que necesitamos más práctica.
“No soy tan bueno como ellos”
Es fácil sentir que sales perdiendo cuando te comparas con otros, especialmente si hablamos de personas exitosas a las que te gustaría parecerte. Pero lo cierto es que compararnos con los demás tiene mucho impacto en nuestra salud mental y bienestar emocional como explican desde Psania Psicólogos. Compararnos “no nos permite valorar aquello que hemos conseguido o aquello que tenemos, sino que contribuye a que minimicemos nuestros propios éxitos”. Cuando vemos el éxito en los demás, el nuestro nos parece pequeño. Las personas mentalmente más fuertes solo se comparan con ellos mismos y valoran cómo su yo del pasado ha llegado hasta donde está ahora. Lo mismo ocurre con la gente con más éxito.
Seppälä propone hacer un ejercicio llamado “El mejor yo reflejado” que consiste en preguntar a tus amigos y compañeros qué es lo que más aprecian de ti. “Lo más probable es que digan cosas similares”, afirma la experta. Según las investigaciones, este ejercicio aumenta tu resiliencia y la confianza en ti mismo y en tus capacidades.
Fotos | The Drink en Unsplash, Bharat Singh en Unsplash, Priscilla Du Preez 🇨🇦 en Unsplash
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