Cuando llegamos a un trabajo nuevo con nuestro flamante CV tal vez nos fijemos en el sueldo, el horario, la localización del centro de trabajo y hasta el equipo de personas con el que trabajaremos, pero hay algo que pocas veces tenemos en cuenta a la hora de firmar un contrato: el contrato psicológico.
A pesar de ser un aspecto básico de las relaciones entre la empresa y el empleado, este término pasa desapercibido en muchas ocasiones ya que no se engloba dentro de las condiciones técnicas básicas, sino que hace referencia a las relaciones que se establecerán entre empresa y empleado. Te contamos en qué consiste el contrato psicológico, y porque es imprescindible para fomentar la motivación y evitar el burnout.
Qué es el contrato psicológico
Cuando hablamos de contrato psicológico lo hacemos de un acuerdo más o menos explícito de intercambio recíproco entre el empleado y el empleador, que engloba los deberes, responsabilidades y compromisos que adquirirán durante la relación laboral tanto el empleado como la compañía. El contrato psicológico es la realidad práctica en cuanto a la relación existente entre trabajador y empresa.
Vamos a aterrizar el concepto para que no queden dudas. Imagina que eres asesora en un atelier de vestidos de novia. El contrato psicológico incluiría, por ejemplo, una descripción detallada de la política de comisiones de venta, así como una visión de objetivos a cumplir. Además, se hablaría de que es en un horario de tarde y de que las vacaciones solo pueden cogerse en el mes de agosto.
Se trata de un concepto bidireccional en el que es imprescindible contemplar el punto de vista tanto del empleado como de la empresa, algo clave en la ejecución de un contrato psicológico. Es imprescindible, por ejemplo, que la empresa tenga una visión de cómo será el desempeño y la evolución del trabajador en su nuevo puesto, y de la misma manera, el empleado necesita ser consciente de las previsiones de futuro que le esperan para generar expectativas claves en su motivación.
De hecho, este es el punto clave para la motivación y el rendimiento del empleado. Si en el contrato psicológico se especifica que si la asesora llega a los 100K de venta en el primer semestre, tendrá una paga extra de beneficios de 900 euros, la motivación de esta expectativa se verá reflejada en la productividad de su trabajo.
A más motivación, más fácil evitar el burnout en cualquier trabajo porque un trabajador feliz, no quiere irse de su trabajo.
Fotos | Jonathan Borba, Thomas AE y Brooke Cagle en Unsplash
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