Si quieres parecer más inteligente, pide consejo. Palabra de la Escuela de Negocios de Harvard

Dos expertas aseguran que obviar preguntar durante la comunicación en el trabajo no nos hace parecer más listos aunque pensemos lo contrario

En la cabeza tenemos metida, al menos yo la tengo a fuego, la idea de que para parecer más inteligente los demás tienen que pensar de ti que lo sabes todo, que no dudas. ¿Cómo vamos a parecer más inteligentes si demostramos que no sabemos? Francesca Gino y Alison Wood Brooks, ambas de la Escuela de Negocios de Harvard, explican en este podcast que “tenemos una mentalidad equivocada cuando pensamos en pedir consejo. Probablemente experimentemos la idea de estar estancados o tener un problema y sentir que si voy a pedirle consejo a un colega o a mi jefe, él o ella pensará que soy estúpido. Y debido a esa creencia, simplemente no pedimos consejo”.

Según una serie de estudios de las dos expertas de Harvard junto a Maurice E. Schweitzer, profesor de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, pedir consejo afecta las percepciones de competencia. Y al contrario de lo que podríamos pensar, pedir consejo nos hace a ojos del resto más competentes e inteligentes y no más estúpidos. En realidad, consideramos que las personas que buscan nuestro consejo son mucho más competentes que las personas que renuncian a la oportunidad de pedir consejo.

Preguntar y pedir consejos nos hace más inteligentes

Los investigadores de Harvard y Wharton pidieron a los estudiantes que resolvieran acertijos con un compañero. A algunos se les dijo que serían juzgados únicamente por la precisión de sus respuestas. A otros se les dijo que serían juzgados según la buena impresión que causaran en su pareja y a todos se les dieron tres opciones para comunicarse con su compañero: podían no decir nada, decir “espero que te haya ido bien” o preguntar “¿puedes darme algún consejo?”.

Los estudiantes evaluados en función de su precisión pidieron consejos con entusiasmo, pero los evaluados en función de la buena impresión que causaron tenían menos de la mitad de probabilidades de pedir ayuda por miedo de no parecer competentes. Sin embargo, cuando los estudiantes fueron emparejados con un compañero que era neutral o que les pedía consejo, tenían una mejor opinión del que buscaba el consejo. Pensaron que la persona que les pidió el consejo debía ser bastante inteligente.

Los autores sugieren tres razones por las que nos hace parecer más inteligentes a ojos del resto. "En primer lugar, el acto de buscar consejo puede transmitir sabiduría. Buscar consejo es una manera eficiente de reunir información, y los asesores pueden reconocerlo", afirman en el estudio. "En segundo lugar, buscar consejo puede transmitir confianza. Si bien la confianza disminuye la aceptación de consejos, buscar consejo puede demostrar vulnerabilidad y disposición a asumir riesgos, lo que indica la confianza de uno para superar los posibles costos interpersonales de buscar consejo", explican. Y por último, "cuando se pide consejo a alguien, se valida su inteligencia, experiencia y conocimientos. Y como has hecho que la persona se sienta bien, se siente bien contigo", explicaban las expertas en el podcast. Para quien recibe la solicitud es halagador en resumidas cuentas.

Eso sí, no se trata de pedir consejo porque sí, porque no todas las solicitudes de consejo te hacen parecer inteligente y según las investigadoras, existen preguntas estúpidas que no modificarán la opinión que tienen sobre ti. En el estudio observaron que si la persona a la que pides consejo piensa que la tarea en la que necesitas ayuda es ridículamente fácil, su opinión sobre ti no mejorará. Y también es mala idea pedirle consejo a alguien que obviamente no está calificado para darlo y pensará que no eres muy listo si le preguntas a él. Con esto en mente hay algo claro: si la persona con la que hablas está calificada para ayudarte y tus dudas no son sobre algo más sencillo que el mecanismo de un chupete, no te cortes y pregunta.

Voy a ponerte un ejemplo de éxito, por si aún dudas de la efectividad de esto. El blog de la empresa de programación de redes sociales Buffer contaba ya en 2014 con más de un millón de usuarios y casi 4 millones de dólares en ingresos anuales. Sus publicaciones en el blog se compartían sin descanso y ese ascenso se consiguió en solo tres años. ¿Su secreto? Los autores comienzan por decir que no saben algo y escriben en base a eso. Siguen una estrategia que consiste en identificar lagunas en su conocimiento, reconocerlas y luego buscar respuestas mediante una investigación exhaustiva, como explicó Kevan Lee, uno de sus creadores. Aceptar lo que no sabían fue el primer paso de su éxito.

Fotos | Austin Distel en Unsplash, Vitaly Gariev en Unsplash, Emily Morter en Unsplash

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