Soy neurocientífica y sé que el estrés crónico mata neuronas. Este es el sencillo hábito con el que podemos recuperarlas

La Dra. Wendy Suzuki, experta en burnout, estrés, ansiedad y sobre todo en el cerebro, tiene claro que existe algo que podemos hacer ya para cuidar nuestra memoria y productividad no solo ahora, también en el futuro

La Dra. Wendy Suzuki, profesora de Psicología y Neurociencia en el Center for Neural Science de la Universidad de Nueva York, es experta en el cerebro, y también en burnout, estrés y ansiedad. Después de años de investigación que ha recogido en su libro ‘Cerebro activo, vida feliz’, la neurocientífica afirma que el síndrome de burnout puede manifestarse con una gran variedad de síntomas, y no todos son evidentes.

“Puedes sentirte constantemente preocupado, enfadado o simplemente muy, muy cansado”, explica en la CNBC. “Existe toda una gama de emociones negativas y síntomas físicos del síndrome de burnout”, asegura, como el agotamiento, la apatía, la baja productividad o la procrastinación. Y si le hacemos caso, existe algo que tiene un beneficio inmediato para nuestro cerebro, estado de ánimo y concentración, además de que ayuda a proteger el cerebro de enfermedades como la depresión, el Alzheimer o la demencia. Hablamos del deporte, capaz de hacernos recuperar las neuronas que ha matado el estrés crónico.

El hábito con el que recuperaremos neuronas y reduciremos el estrés: el ejercicio físico

La neurogénesis es un proceso cerebral en el que este es capaz de generar nuevas neuronas. Según una investigación llevada a cabo en ratones, uno de los factores que favorece este proceso es el ejercicio aeróbico, algo que también ha constatado en sus investigaciones la doctora Wendy Suzuki y que plasma en su libro. Según esas investigaciones es el hipocampo donde más influye el ejercicio si hablamos de neurogénesis, una zona relacionada con la memoria y el aprendizaje.

Aunque como nos indican los expertos de Vitónica, “los efectos del deporte en nuestro cuerpo dependerán en gran medida de la constancia y la regularidad con la que nos movamos, así como también, del tipo de ejercicio y de la cantidad de minutos acumulados a lo largo de la semana”, lo cierto es que mejora nuestra salud mental. Según algunos estudios, el ejercicio físico podría ser uno de los principales y más efectivos tratamientos contra la depresión y otros trastornos ya que el efecto antidepresivo del ejercicio físico parece estar relacionado principalmente con la serotonina.

No solo eso, a nivel cerebral, según algunos estudios, podemos mejorar las funciones ejecutivas (aquellas enfocadas a la consecución de objetivos que nos sirven para cumplir tareas complicadas o resolver problemas complejos), mejora la capacidad de concentración, aumenta la flexibilidad cognitiva y mejora nuestra productividad. Según una investigación publicada en Brain Science, el ejercicio físico regular es capaz de liberar dopamina, norepinefrina y serotonina, que aumentan el flujo sanguíneo y mejoran también la capacidad de razonamiento, la memoria, el rendimiento cognitivo y la capacidad de aprendizaje.

En esta charla en Aprendemos Juntos 2030, Wendy Suzuki explicaba los mecanismos neuronales beneficiados por el ejercicio físico. En su caso el ejercicio físico le cambió tanto la vida que terminó por estudiarlo en su laboratorio y los resultados fueron que “el ejercicio estimula los neurotransmisores que te mejoran el ánimo, como son la serotonina, la dopamina, la noradrenalina, las endorfinas y demás. Mientras haces ejercicio tu cerebro está como en un spa, llenándose de neurotransmisores positivos”, explicaba.

Según la experta, el ejercicio es la acción que más impacto puede tener en tu cerebro hoy mismo y la acción que más impacto puede tener en cuanto a su longevidad en el futuro. Según explica la experta, se debe a tres motivos. El primero de todos es que la actividad física tiene efectos inmediatos en el funcionamiento del cerebro porque mejora el estado de ánimo al estimular de manera directa esos neurotransmisores. También estás mejorando la actividad de tu corteza prefrontal. Una sesión de 50 minutos de ejercicio de intensidad media a alta mejora de manera significativa tu capacidad de manejar y centrar tu atención. Como explica la experta “si te encuentras en una situación en que necesitas estar de buen humor y concentrada, lo mejor que puedes hacer es entrenar justo antes de la misma”.

Pero eso sí, como explica la experta, es gracias al ejercicio a largo plazo que estarás cambiando, literalmente, tu cerebro. El efecto más importante de esto es que al hacer ejercicio estimulamos el nacimiento de nuevas células cerebrales en el hipocampo. “Al hacer ejercicio nacen nuevas células cerebrales que funcionarán mejor que las células que llevan en tu hipocampo desde que naciste. Son más excitables, tienen mayor predisposición a incorporarse a los circuitos de la memoria que las células que llevan ahí toda tu vida y hacen que tu memoria funcione mejor”, explica.

El ejercicio y su efecto sobre el estrés

Hacer ejercicio nos ayuda a relajarnos y a recuperar el control de nuestra mente cuando sentimos ansiedad o estrés. Wendy Suzuki explica que el ejercicio protege el hipocampo de los efectos que puede tener el exceso de cortisol que tenemos con el estrés. Una de las áreas del cerebro más afectadas con el estrés es el hipocampo porque en él hay muchos más receptores de cortisol, la hormona del estrés, que en el resto del cerebro.

También se ve afectada la corteza prefrontal, una zona crítica para el manejo y el enfoque de la atención y la toma de decisiones (funciones ejecutivas de alto nivel), como explica la experta en su libro ‘La buena ansiedad: Cómo aprovechar el poder de la emoción más incomprendida’. Vivir con un estrés crónico elevado comenzará a “afectar a la capacidad de la persona de tomar decisiones, de concentrarse y a su memoria de trabajo, cuando éste afecte a la corteza prefrontal, y a su capacidad de recordar cosas, cuando afecte al hipocampo”, asegura la neurocientífica.

Tal y como nos explica, uno de los motivos por los que el hipocampo se ve beneficiado por el ejercicio es porque este estimula la liberación de factores de crecimiento, que ayudan a proteger el hipocampo y hacer que crezca y se desarrolle. Los factores de crecimiento ayudan a la corteza prefrontal a incrementar su número de sinapsis y fortalecerla, además de crecer en tamaño.

El ejercicio también fortalece el corazón y el sistema vascular, mejora tu capacidad cardiorrespiratoria y estimula el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos. Y aunque parezca algo que no afecta al cerebro, lo hace, porque este es el consumidor número uno de oxígeno de nuestro cuerpo. “Cuantos más vasos sanguíneos tenga para proporcionarle esa sangre oxigenada, mejor funcionará. Ese es otro motivo por el que el ejercicio regular mejora el cerebro y puede ayudar a paliar los efectos del estrés en el mismo”, explica Wendy Suzuki.

Según la OMS, debemos realizar como mínimo 90 minutos de actividad física a la semana, pero viendo los beneficios de los que habla la neurocientífica yo tengo claro que el ejercicio es un imprescindible en mi vida no solo por mi salud física, sino porque es lo que mi cerebro necesita.

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