Andy Cunningham asegura que gracias a él, aprendió más que en cualquier universidad
Andy Cunningham dirige una empresa de consultoría de marketing llamada Cunningham Collective. Ha escrito además un libro sobre posicionamiento llamado Get to Aha!, pero lo más sorprendente de su historia no es su éxito profesional, sino que Steve Jobs la despidió hasta en cinco ocasiones.
Cunningham es ahora experta en marketing y formó parte del lanzamiento del Macintosh en 1984. Asegura que cuando trabajaba como publicista para Steve Jobs, la despidió cinco veces, pero gracias a él aprendió más que en cualquier universidad. ¿El motivo? La resiliencia y el impulso que esos aparentes fracasos le dieron en su carrera.
Steve Jobs como jefe: ¿genio o tirano?
Steve Jobs fue muchas cosas, empezando por fundador del gigante tecnológico Apple. Pero además de por sus productos, sus trucos de productividad y su particular manera de tratar a sus empleados.
La propia Cunningham ha afirmado que “lanzaba cosas a la gente, nada pesado, pero tiraba fajos de papel a la gente, les insultaba, criticaba su ropa. La forma de tratarla de Jobs, por la que ella asegura que le estará eternamente agradecida, fue el motivo de su éxito, al menos tal y como cuenta, porque “nos obligó a que nos esforzásemos más y tratásemos de ser aún mejores”. Eso sí, el relato de Andy no es el de todos porque ese trato, que parece más bossing que otra cosa, destruyó a muchos por el camino.
"Steve se llevaba mal con todo el mundo con el que trabajaba", afirma Cunningham, pero a pesar de eso, ella sigue agradecida por la presión sin la que no hubiera conseguido lo que tiene ahora. Al menos en su opinión, aunque yo prefiero la salud mental y el bienestar antes que el éxito profesional a esa escala.
Cómo Andy Cunningham consiguió volver a trabajar con Steve Jobs
Además de despedirla, Jobs se negaba a pagarle los 35.000 dólares que le debía, alegando que su trabajo era horroroso y que no iba a pagarla porque “no se los merecía”, tal y como afirmó en una entrevista la propia Andy Cunningham. Esa primera vez que la despidió “fue la más traumática porque pensé que sería la última vez que iba a trabajar con él”.
Pero lo que Jobs no sabía, es que Cunningham tenía un as en la manga: su relación con la prensa. Su testimonio es en esta parte divertido, la verdad, porque relata la conversación que tuvo con Jobs y que terminó con un cheque en su mano y la readmisión en su puesto.
“Volví y me reuní con Steve porque era amiga de su directora financiera. Entré a la reunión y le dije: "Steve me debes 35.000 dólares. Necesito ese dinero. Tengo una empresa nueva. Necesito pagar las nóminas y quiero que me des un cheque por lo que me debes". Y él dijo: "No voy a hacer eso." Y le dije: "Tienes que hacerlo", y él dijo: "¿Por qué?".Y le dije: "Bueno, para que lo sepas recibo unas 30 o 40 llamadas a la semana de la prensa de negocios con los que hemos hecho lazos en los últimos dos años preguntándome qué clase de tipo eres para trabajar, y de momento les digo cosas muy agradables." Me hizo un cheque inmediatamente y me volvió a contratar.”
Miedo quizás, o que en ese momento vio la determinación en una joven publicista que ahora es una experta en marketing. Que sea o no gracias a los gritos y desplantes de Steve Jobs, es otro debate.
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