Buscar un trabajo que no te haga sentir mal cada día y darle un giro a tu vida es posible. Y dejar un trabajo tóxico también
No sé la cantidad de veces que he repetido la frase “tengo miedo a no encontrar nada mejor”. No solo en las relaciones de pareja impidiéndome tomar la decisión de dejarlo, sino en muchos ámbitos de mi vida como el trabajo.
Cuando estamos en un trabajo y nos damos cuenta de que no es lo queremos, aparece el miedo. Miedo a cambiar. Miedo a lo desconocido, a no controlar la situación, a equivocarnos… Iria Reguera, psicóloga y redactora jefa de Trendencias nos explica qué “este miedo a los cambios no se limita a asustarnos, sino que en algunos casos nos paraliza y nos hace adoptar comportamientos poco adaptativos como la pereza o el autoengaño para no tener que cambiar.”
Existen algunas señales que nos indican que ahí no es en un ámbito laboral, desde que te cuesta levantarte por las mañanas para ir al trabajo hasta sentirte poco valorada o reconocida. Identificar que estamos en un trabajo tóxico y dejar de negar la evidencia es el primer paso del cambio.
Cómo saber si un trabajo es tóxico
- En la relación laboral siempre gana la empresa y no recibes una retribución justa ni en términos monetarios ni en cualquier otro término, por ejemplo en cuanto a conciliación laboral.
- Eres víctima de bossing por parte de tus jefes.
- No se tienen en cuenta tus necesidades, tu valor, ni tus funciones dentro de la empresa.
- No existe posibilidad de desarrollo, y no solo hablamos de ascender, sino de aprender dentro de ese trabajo.
- Sufres de ergofobia.
- Existen irregularidades en los pagos.
- Haces horas extra sin que te paguen (o sin que te lo agradezcan) y tu empresa aboga por promesas que nunca llegan.
- Sufres burnout.
- Estás siempre cansada, aburrida de tu trabajo y completamente desmotivada.
- Hay un clima laboral negativo lleno de vampiros energéticos.
Cómo superar el miedo
Iria nos cuenta varios tips para superar el miedo y comienza por “involucrarnos en el cambio, informarnos de cuáles son nuestras opciones, de lo que puede ocurrir después y decidir”. Ordena tus ideas (no hay nada como hacer una lista de pros y contras), reflexiona, analiza y pasa a la acción, en ese orden.
Entiende el cambio como una posibilidad de crecimiento, no solo laboral sino personal. Valorarte y decir adiós a un trabajo que no te merece, es también una forma de autocuidado.
Además, es muy buena idea apoyarnos en las personas que nos quieren. Iria explica que ”buscar el consejo y el apoyo de nuestros seres queridos durante el proceso de cambio puede ofrecernos otros puntos de vista o darnos una perspectiva diferente a la nuestra”.
Aunque los cambios pueden implicar riesgos no quiere decir que cada vez que nos enfrentemos a uno vayamos a sufrir alguna consecuencia negativa. Enfocarnos en las posibilidades positivas es un motor de cambio que puede darnos impulso.
Cómo dejar un trabajo a pesar de nos cueste
Comienza a hacer un plan de ahorro
Comenzaré diciendo que entiendo que la situación laboral actual no es la mejor del mundo para decidir cambiar de trabajo, según el informe La influencia de la negociación colectiva en el bienestar laboral, la precariedad laboral, el compromiso y el rendimiento en el trabajo, la insuficiencia de ingresos afecta a un 28,1% de los trabajadores, y el subempleo a un 23,7%. Además, el 49% de los empleados no tiene capacidad para negociar sus condiciones de trabajo.
Es más, la renuncia silenciosa que afecta a la generación Z es un reflejo de una situación que muchos viven, porque no siempre es posible por razones económicas dejar el trabajo. Si es posible, comienza a hacer un plan de ahorro para que el cambio no te cueste tanto cuando encuentres otro.
Establece una fecha límite
Cuando nos cuesta tomar una decisión, a mí me funciona establecer una fecha límite para pasar a la acción. Un tope, un día que no podremos posponer como la alarma del móvil cuando nos despertamos por las mañanas.
Deja el trabajo con responsabilidad
Soy de las que piensan que es mejor siempre quedar como una señora para que no puedan echarte cosas en cara por dejar el trabajo. Por muy mal que estés en el trabajo trata en la medida de lo posible de irte bien, sin dar portazos. Mi padre siempre me dice que no sabes a quién vas a encontrar tras la próxima puerta a la que llames, así que avisa de tu renuncia con antelación y deja el trabajo con responsabilidad.
En Crehana nos recomiendan “terminar las tareas pendientes antes de irnos, documentar los procesos que no están documentados o actualizar el material de los mismos, para que esa información no se pierda, y realizar un informe de las tareas para facilitar el onboarding a quien te sustituya”.
Ahora solo te queda buscar un trabajo que no te haga sentir mal cada día y darle un giro a tu vida.
Fotos | El caso Sloane
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