Tres situaciones a las que las personas con inteligencia emocional dicen que “no” en el trabajo

Una de las cosas más complicadas en el trabajo, al menos para mí, es el hecho de decir “no”. Aunque esta es una de las frases que repiten más las personas con confianza en sí mismas, es también una de las más difíciles. Y mira que es corta.

Manuel J. Smith decía en su libro Cuando digo NO, me siento culpable, que las relaciones a veces se convierten en una tortura cuando somos incapaces de negarnos. Pues además de enseñarte a poner límites y que aprendas a decir que no, estamos empeñadas en que tengas cada día más herramientas para que la asertividad no sea una asignatura pendiente.

Para ello, vamos a fijarnos en las situaciones en las que las personas emocionalmente inteligentes dicen que no en el trabajo, y según el experto Walter Riso, psicólogo especializado en salud mental y bienestar y autor de libros como El derecho a decir no. Cómo ganar autoestima sin perder asertividad, y el psicólogo Tomás Navarro, autor de Tus líneas rojas. Aprende a poner límites, cuidarte y protegerte emocionalmente.

Estas son las tres situaciones a las que las personas emocionalmente inteligentes dicen que "no" en el trabajo y sin ningún cargo de conciencia.

Cuando no están cualificados para una tarea

Según la Universidad de Harvard, las personas con  seguridad en sí mismas tienen la capacidad para observarse a sí mismas y distinguir cuáles son sus fortalezas, por ejemplo sus aptitudes transferibles, pero también sus debilidades.

Una persona con inteligencia emocional será capaz de discernir si es o no capaz de hacer la tarea que le han pedido. Si no tenemos la formación suficiente para hacerla, lo mejor es decir que no con asertividad con una frase como “me encantaría poder ayudar con este proyecto, pero no tengo el conocimiento para llevarlo a cabo”.

Cuando le han pedido va en contra de sus principios y valores

Cuentan que Groucho Marx era el autor de la frase "estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros". No entraré en quién dijo qué, porque aquí lo importante es que las personas inteligentes emocionalmente no harán aquello que va en contra de sus creencias o principios. Decir que no a algo con lo que no comulgamos es defender nuestra manera de pensar y nuestros valores.

Si pensamos en el trabajo como un acuerdo en el que recibimos un sueldo a cambio de nuestros conocimientos, experiencias y destrezas, en la ecuación no entran los valores y no tenemos por qué cambiarlos aunque nos paguen una nómina.

Cuando no forma parte de sus tareas

Tendemos a decir que sí por norma general, pero siempre hay que recordar que nadie nos obliga a ello, y si la tarea que nos piden no entra dentro de las competencias que se establecieron en el contrato psicológico, no tenemos por qué hacerlas.

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Fotos | Jason Goodman, Dane Wetton y Jenny Ueberberg en Unsplash

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