Este verano hemos lucido manicuras y pedicuras perfectas. Estoy segura de ello. Claro, que en mi caso, como en el de muchas de vosotras, será gracias a las manicuras semipermanentes, esas que nos duran quince días perfectamente en las manos y hasta un mes (si nos descuidamos) en los pies.
Claro, que después de este tiempo de asueto y con la vuelta a la normalidad, hay que retirar ese esmalte, cosa que no es fácil. Así, si no te apetece ir de nuevo a tu salón habitual atenta a este post para aprender a retirarte tu misma el esmalte gel...
¿Qué necesitamos?
Comenzaremos por preparar las herramientas que necesitamos para retirar el esmalte semipermanente.
Quitaesmalte con acetona: En este caso necesitaremos un quitaesmalte que contenga acetona. En el mercado los hay con y sin acetona, por lo que en este caso lo necesitamos con, ya que sino no lo retiraremos. La acetona de los centros de belleza es mucho más fuerte que las que compramos en las tiendas los consumidores, de ahí que el proceso en casa lleve más tiempo que en el centro de estética.
Una lima: puede ser de grano más fino o más grueso, depende también de lo que tengáis en casa, eso sí, la que no usaría sería la de cristal ni las metálicas, no dan tan buenos resultados.
Papel de aluminio: sí, el típico de cocina que cortaremos en trozos como de cinco por cinco centímetros, por ejemplo y, necesitaremos un trozo para cada dedo.
Algodón: También lo necesitamos en trozos que no sean muy grandes, del tamaño de nuestra uña.
Un palito de naranjo o un empujador de cutículas: es mejor la segunda opción a que nos ayudará a retirar mejor el producto pegado a la uña, con el palito de naranjo no servirá más que para las
¿Cómo retirar el esmalte semipermanente?
Comenzaremos limando bien la superficie de la uña hasta que ésta quede opaca. Esto es para retirar la capa de top coat, por lo que tampoco es que tengáis que limar muchísimo, con unas pocas pasadas será suficiente.
A continuación, tenéis que ir empapando con ganas, sin escatimar en producto, los cachitos de algodón que colocaremos sobre cada uña. A continuación, envolveremos cada uña con su trozo de algodón, una a una, con las secciones de papel de aluminio que tenemos cortadas.
Ahora toca esperar entre 15 y 20 minutos. Éste es el punto en el que radica la gran diferencia ya que, como os comentaba antes, la acetona no es tan pura como la de los salones y tarda más en actuar.
A continuación retiramos los aluminios y los algodones y con el empujador de cutículas vamos retirando el esmalte que tiene que salir con relativa facilidad.
Solo nos quedaría limar un poco por encima y aplicar una buena hidratación ya que la acetona reseca una barbaridad, os aconsejo un aceite especial de cutículas y una crema muy hidratante.
Lo que nunca debéis hacer
Y aquí, os hablo desde la más pura experiencia, mejor dicho, mala experiencia. La primera vez que me la hice en las manos, me cansé muy pronto de ella y no me apetecía ir a que me la quitasen, así que, sin saber cómo se quitaba, opté por arrancarlo a pelo, es decir, sin pasar por el proceso de la acetona... Sí, es una burrada, porque lo que conseguí fue destrozarme las uñas de forma literal. Me levanté capas de uñas que tardaron un montón en regenerarse, básicamente hasta que me crecieron de nuevo. Vamos, que fue un completo desastre que no volveré a repetir.
Como podéis comprobar es bien sencillo y al alcance de cualquiera así que os animo a hacerlo en casa y que nos contéis vuestras experiencias.
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