Ahora que está a punto de comenzar el verano, estamos seguras de que ya te están surgiendo miles de planes con amigos, familia y más que te apetecen muchísimo pero no siempre es así. Solemos aceptar cosas o situaciones que no no apetecen por no desilusionar a la otra parte pero sin pensar en las consecuencias y es el momento de poner las cartas sobres la mesa.
Esta semana Upeka ha estrenado programa analizando esa sagrada palabra que nos enseña a rechazar aquello que no queremos y junto a Anne Igartiburu, Raquel Mascaraque y Vai Sawaneh cuenta con la psicóloga Alba Cardalda. La asertividad es la capacidad para trasmitirle a las personas lo que te ha molestado o no te ha gustado de forma honesta pero respetuosa con los sentimientos del otro lugar. Nos cuesta bastante serlo a causa de que siempre nos han educado para ser prudentes con ciertos límites que nos impiden decir lo que pensamos y las personas que tienen esta capacidad siempre hablan con el corazón intentando transmitir algo sin dañar.
Las personas no asertivas se engloban en 2 grupos: agresivas que son las que imponen su punto de vista exigiendo a la otra parte y sumisas que son las que callan tragando todo lo que sienten por miedo a comunicarlo. Si no sabemos cuáles son nuestros limites, nunca podremos ser asertivos ya que no sabemos el punto el cual se puede alcanzar y poder transmitirlo para que se evite.
Muchas personas no tienen el nivel de autoestima necesaria para poner límites y es que el miedo nos frena tanto que nos impide ver los límites básicos que deberíamos poner. Decidir sobre uno mismo es un derecho y hay que trabajarlo cada día intentando reflexionar para reducir la culpa que nos hace confundir el amor propio con el egoísmo. El no querer desencajar o quedar mal es otro de los factores que nos impiden ser más asertivos y podemos verlo en ejemplos tan claros como hacer cosas en el ámbito sexual que no queremos pero que nos forzamos por nuestra pareja.
Vivimos en una era de máxima ansiedad a pesar de que los problemas que tenemos hoy en día no son tan graves como los de antaño y está impulsada por la saturación de autoexigencia que tenemos derivada del trabajo, hogar, relaciones y al comprometernos nos desilusionamos porque no llegamos a todo. Los problemas hay que tratarlos uno a uno y de esta forma podemos solucionar todo sin agobiarnos poniendo los límites tan necesarios en cada ámbito.
Sin duda nosotras a partir de ahora vamos a trabajar más en nuestros límites por salud mental. Y tú, ¿Has sentido alguna vez que no puedes decir NO?
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