La mentira: una traición que aprendemos a gestionar y entender en el nuevo programa de Upeka

Las mentiras se han convertido en parte de nuestra vida y aunque no nos gusten, muchas veces nos hemos visto obligado a decirlas o a recibirlas de parte de personas que no esperábamos. Como cada persona es un mundo, la gestión de ellas también depende de cada uno pero si tenemos una base de conocimiento se puede mejorar notablemente para evitar que nos afecte a nuestro interior.

Por fin vuelve Upeka con el cuarto capítulo donde las colaboradoras Anne Igartiburu, Vai Sawaneh, Raquel Mascaraque y Silvia Congost  nos traen un tema interesante: Traiciones y mentiras. Si nos ponemos a pensar en la última mentira que hemos contado, algunos ejemplos que se ponen en la mesa es la típica de no tengo WhatsApp para no dar tu número, poner excusas para no poner la webcam, escaquearse de una fiesta cuando no te apetece ir o excusas cuando te llaman de publicidad telefónica. En ocasiones, mentir por no dañar a la otra persona o las mentiras piadosas siempre creemos que son más benévolas pero si nos lo hicieran a nosotros, probablemente no nos sentaría tan bien.

La diferencia entre una mentira y una traición es el hecho de que una es verbalizada y la otra es más gestual ya que te pueden traicionar pero no mentir ya que no te lo han dicho. A pesar de esto, la mentira siempre implica traición porque en el momento que nos mienten, traicionan nuestra confianza por completo y la relación entre ambas partes se ve quebrantada casi siempre sin vuelta atrás. Cuando no sabemos la verdad, afecta a nuestra autoestima ya que sentimos que no confían en nosotros y aunque en ocasiones ocurre para no hacernos daño, preferimos verdades que duelan a una mentira que nos endulce los oídos.

A la hora de gestionar una traición, el primer impulso que tenemos es retirar la palabra y aunque ya no tengamos relación, debemos intentar mantener la cordialidad sin aplicar odio que termine desgastándonos a nosotros mismos y hay que relativizar poniendo humor para que no hunda nuestra autoestima. El perdón no está reñido con la traición y podemos perdonar pero sin implicar una reconciliación. Realizar el proceso de duelo al perder una persona es necesario y ese momento de verdad absoluto que siempre creemos que tenemos es inevitable expresarlo.

Dentro de una relación sentimental de pareja, la traición cambia un poco ya que gana mucho más peso y depende mucho del acuerdo que haya entre esas personas. Cuando sabemos que nuestra media naranja nos está traicionando, esa espera hasta tener una conversación es muy dañino ya que además de saber lo que está haciendo, la confianza termina por completo. Las RR.SS se han convertido en algo clave para descubrir este tipo de mentiras y aunque no siempre está bien visto, en ocasiones no podemos evitar mirar conversaciones, likes o seguidores y obtener información para tratar con nuestra pareja y sanar esa parte o aclarar conflictos.

El sexo incluye mucho a la traición de pareja ya que cuando una persona no se siente satisfecha, encuentra otra atracción más fuerte o simplemente buscas cariño, la infidelidad viene dada incluso antes de que ocurra la relación. Creas una doble relación paralela sin pensar en los sentimientos de ambas personas sumándose la decepción, aumentando la inseguridad del otro e incluso creando una mala fama de cara al exterior. Hay muchos casos donde este tipo de traiciones no afecta a la pareja aunque no siempre es llevadero ya que no se puede volver a tener la misma lealtad, sobre todo cuando es premeditado ya que tal y como cuenta Silvia, es irrevocable.

La amistad es otro de los ámbitos que se ven afectados por las mentiras ya que nuestra mente crea expectativas acorde una persona y nos decepcionamos cuando no las cumple o se termina esa relación. Si tu mejor amigo/a es tu pareja, se agrava ya que si pertenecéis al mismo grupo puede afectar al resto de personas o incluso si ese vínculo finaliza, podemos sentirnos solas y sin poder encontrar sustituto.

Si pensamos en la peor traición que nos podemos hacer, es sin duda a nosotros mismos ya que en el momento que vamos en contra de nuestros valores, nos estamos perjudicando. Hay varios motivos como miedo al abandono, dejar de tener amigas, no tener cariño...etc y esto lleva a un bucle de complacer a los demás que nos ciega a ver el color que nos producimos a nosotros.

Imágenes | Youtube, Upeka

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