España no es el único país en el que existe un fuerte movimiento antiturista. Italia es otro de los lugares más afectados por el turismo de masas, que convierte determinadas ciudades y pueblos en un parque de atracciones para viajeros, dificultando como consecuencia la vida diaria de sus habitantes y borrando sus costumbres o convirtiéndolas en un cliché. Esto es precisamente lo que está pasando en la zona transalpina de Cinque Terre.
Cinque Terre es una área de Italia que se extiende desde Punta Mesco hasta Punta di Montenero, en la costa noroccidental del país. La componen los encantadores pueblos de Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, haciendo de ella un auténtico paraíso de postal, bañado por el mar de Liguria y atrayendo a los visitantes con sus casas marineras de colores y coquetas calles empedradas.
Sin embargo, tal y como ha plasmado The Guardian en un reportaje en el que recoge las quejas y testimonios de sus vecinos, la cosas se está yendo de madre. Solo con un dato queda de manifiesto: En los tranquilos pueblos marineros de Cinque Terre apenas hay censados 3.500 habitantes, pero anualmente recibe hasta cuatro millones de visitantes.
Esto es algo que en la práctica se traduce en molestias para sus habitantes y una disminución de su calidad de vida, como ejemplifica este testimonio de un local a 'The Guardian': "La gente mayor como yo solíamos echarnos una siesta sobre las cuatro de la tarde. Ahora no se puede porque hay ruido de voces constantemenos y maletas siendo arrastradas por la calle… No oímos ya el sonido del mar", sentenciaba.
A la larga, esto se convierte en un problema que afecta tanto a los vecinos como también a los propios turistas porque, como advierte Marina Mangano, presidenta de una asociación local de turismo que aboga por preservar el patrimonio cultural y natural de la zona: "Sin conservación no habrá más Cinque Terre".
No obstante, este no es un casi aislado en Italia. De hecho, Venecia se ha convertido en la primera ciudad que cobra oficialmente una entrada para poder entrar en ella. Aunque hay que matizar que se trata de una medida temporal, dependiendo de la estación.
En el caso de las Cinque Terre, hay mucho en juego porque es un lugar que ofrece un patrimonio natural de gran variedad. Porto Venere y las islas de Palmaria, Tino y Tinetto se han incluido en la 'Lista del Patrimonio Mundial' de la UNESCO como ejemplo significativo de cómo el hombre puede modelar el medio ambiente respetándolo.
Su maravilloso y rocoso litoral ligur está dominado por una cadena de montañas paralela a la costa y enriquecido con preciosas playas, bahías y aguas profundas. Pero también por viñedos en terrazas y olivares con los típicos y antiguos muros de piedra seca.
Por otro lado, las playas de las Cinque Terre tienen fama de ser estrechas y de guijarros. Aunque, si no te gustan las piedras, también está Monterosso, donde se ubica una playa de arena suave. No obstante, el litoral es una sucesión de escarpados espolones de piedra, pequeñas orillas y hermosos barrancos.
Además, es un destino especial para los senderistas ya que, durante siglos, la única unión entre los distintos pueblos fueron sus senderos, que recorren más de 120 kilómetros y permiten visitar todo el territorio.
Foto de portada | Life On Manual
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