Probablemente este sea el pueblo más bonito del norte de España, y también uno de los pocos con un bien Patrimonio de la Humanidad

Qué tendrá el norte que encandila a cualquier viajero por su clima, sus valles y su entorno verde. Cantabria es una de las zonas costeras más bonitas de la geografía española y son muchos los pueblos para visitar por sus tesoros históricos. En esta ocasión te vamos a hablar de Santillana del Mar, una parada obligatoria en tu viaje a Cantabria por muchas razones. Para empezar, se le conoce como "la villa de las tres mentiras" porque no es santa, no tiene mar y tampoco es llana.

Se trata de una localidad completamente pintoresca por su estampa de cuento y sus calles empedraras son un precioso laberinto con tintes medievales, tanto que es así que su casco antiguo es conocido como la “villa medieval”; la ciudad además cuenta  con la denominación de Conjunto histórico-artístico.

Entre sus edificios históricos encontrarás la Colegiata de Santa Juliana, una iglesia romana del siglo XII cuya torre octogonal es un símbolo inconfundible de la ciudad. La plaza Mayor, que  acoge la Torre del Merino y la Torre de Don Borja, las dos del siglo XIII, y un mercado tradicional que da vida al corazón de Santillana y la Casa del Águila y la Parra, un edificio renacentista del siglo XV que es uno de los más antiguos de la ciudad y es conocido por sus escudos de armas en la fachada. Pero sin duda, su mayor reclamo turístico son las Cuevas de Altamira que aguardan una de las colecciones de pinturas rupestres más importantes del mundo.

A poco más de 15 kilómetros hallarás el precioso pueblo de Comillas, custodiado por el mar Cantábrico y otra de las grandes joyas de la zona.

El único pueblo con dos paradores

Otra de las curiosidades de esta ciudad además de su nombre “inventado” como hemos visto, es que tiene dos paradores. ¡Cómo lo lees!, se trata de dos edificios ubicados en el centro de la localidad. Por un lado el parador de Santillana del Mar es una casona de estilo cántabro, con una arquitectura típica de la zona, según explican en la web de paradores.

Y, por otro lado, tenemos el parador de Santillana Gil-Blas, ubicado en una casa solariega de los siglos XVII y XVIII que cuenta con una colección de cuadros de las Cuevas de Altamira y su restaurante ofrece algunos de los platos más típicos de la zona como el cocido montañés, y no te puedes ir de Santillana sin haber probado sus ricos sobaos y quesadas, dos de sus postres más tradicionales.

Fotos | Paradores y Santillanadelmarturismo.com

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