Parece que la rutina ha caído sobre nosotros como una losa, en esta semana en la que tantos han vuelto al trabajo, así que seguro que muchos estamos empezando ya a fantasear con nuestras escapadas de otoño. Con coger el coche un fin de semana para perdernos en alguno de esos pueblos preciosos de España que no salen en todas las guías turísticas. Para alojarnos en un parador, disfrutar del relax y volver a casa con la sensación de haber descubierto un tesoro escondido.
Los pueblos más bonitos de España no los elegimos nosotros, sino que ellos mismos se han asociado. Son actualmente 68, repartidos por toda la geografía española, en muchos de los cuales se pueden encontrar alojamientos con encanto para disfrutar de un fin de semana especial, entre ellos algunos de la red de Paradores de Turismo. Son once y el único problema que les vemos es decidirnos solo por uno:
Santillana del Mar (Cantabria)
Santillana del Mar es una cita imprescindible para quienes visitan Cantabria, por muchas razones. Porque en ella se encuentran las Cuevas de Altamira, de indudable valor histórico y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Por la belleza de sus calles empedradas, que nos harán creer que nos hemos trasladado a un escenario de cuento. Y por una gastronomía única que podremos degustar perdiéndonos entre construcciones con diez siglos de antigüedad.
Su parador está ubicado en una encantadora casona de nueva construcción que mantiene la arquitectura típica de la zona. Con pocas habitaciones, es el lugar ideal para descansar y relajarse después de recorrer a pie la localidad.
Ciudad Rodrigo (Salamanca)
En la provincia de Salamanca, muy cerca de la de Cáceres y de la frontera portuguesa, se encuentra Ciudad Rodrigo. Su historia se remonta a la época romana, cuando se denominaba Miróbriga, y su ubicación estratégica le ha dejado a la ciudad importantes construcciones que admirar, como su castillo, sus murallas o el conjunto abaluartado.
El parador de Ciudad Rodrigo sobre la vega del río Águeda se sitúa en el castillo de Enrique II de Trastámara. Rodeado de paisajes campestres, es perfecto para disfrutar de una cena en su restaurante mientras se contemplan las maravillosas vistas del pueblo.
Mojácar (Almería)
El entorno del Cabo de Gata es una de esas maravillas naturales de España que deberíamos visitar al menos una vez en la vida. Mojácar es el pueblo ideal desde el que adentrarnos a descubrirlo, ubicado entre la Sierra de Cabrera, los humedales del río Aguas y playas casi vírgenes desde las que contemplar el atardecer sobre las aguas del Mediterráneo.
El parador de Mojácar es una preciosa edificación moderna, de fachada blanca que rinde tributo a las viviendas tradicionales de la ciudad. Es el lugar perfecto para disfrutar de los últimos coletazos del verano, con sus habitaciones con terraza, la piscina, el jacuzzi y unas vistas espectaculares.
Puebla de Sanabria (Zamora)
Puebla de Sanabria es el lugar ideal para amantes tanto de la naturaleza como de la historia. El Castillo de los Condes de Benavente preside la localidad y el Parque Nacional del lago de Sanabria le concede un entorno perfecto para el relax y el disfrute. El lago, lleno de leyendas, es el más grande de la Península Ibérica y el mayor de Europa de origen glaciar.
El Parador de la localidad es una maravillosa ventana abierta a la naturaleza del entorno del lago de Sanabria. Ofrece una decoración muy cuidada y acogedora y su chimenea es ideal para disfrutar de la sobremesa en los meses más fríos.
Almagro (Ciudad Real)
Los edificios de arcilla roja de su centro nos trasladan a otras épocas históricas y lugares como su Plaza Mayor nos envuelven de una belleza singular. Pero decir Almagro es decir corral de comedias, pues la localidad conserva el único teatro de estas características que se mantiene intacto y activo desde principios del siglo XVII hasta la actualidad. Imprescindible disfrutar de una obra de teatro clásico en él.
A cinco minutos de la Plaza Mayor y con ese color tan característico de la localidad en su fachada se encuentra el parador de Almagro. El edificio es un antiguo convento del siglo XVI, muy acogedor y tranquilo, con piscina, patios interiores, luminosas galerías y bonitas maderas.
Trujillo (Cáceres)
Trujillo es ciudad de conquistadores (en ella nació Francisco Pizarro) y el regreso de muchos de ellos, a partir del siglo XVI, le confirió un carácter cosmopolita que aún hoy puede verse en la configuración de sus calles. El palacio de los duques de San Carlos, la iglesia de San Martín o el palacio del marqués de la Conquista son algunos de los edificios que merece la pena visitar.
Ubicado en el convento de Santa Clara, del siglo XVI, el parador de Trujillo conserva el ambiente de paz y sosiego que le imprime su estructura conventual. Llaman especialmente la atención sus dos claustros: uno de ellos con arcos y columnas renacentistas y el otro con una nota de luminosidad que embellece el entorno.
Guadalupe (Cáceres)
Y no nos movemos de la provincia de Cáceres para acercarnos hasta Guadalupe, una localidad cuya historia está presidida por la Virgen de Guadalupe. Rodeado por otros muchos edificios de indudable valor histórico, se encuentra el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Construido en 1340, ha sido testigo de momentos cruciales de la historia de España, como la audiencia en la que los Reyes Católicos concedieron a Colón las carabelas para la expedición a América.
Con un precioso patio interior poblado de naranjos y limoneros, una piscina ideal para relajarse tras hacer turismo por la ciudad, la chimenea de su salón y vistas a la sierra y al Real Monasterio, el parador de Guadalupe es perfecto para conocer una localidad llena de encanto.
Lerma (Burgos)
Ciudad monumental e histórica, fue el hogar del duque de Lerma, valido de Felipe III, lo que hizo que la localidad fuera hogar en varias ocasiones de celebraciones reales. De aquella época quedan en la ciudad edificaciones como el Arco de la Cárcel, la ermita del Humilladero y, sobre todo, su enorme Plaza Mayor, una de las más extensas de España, con más de 7.000 metros cuadrados.
En plena Plaza Mayor, se encuentra el parador de Lerma, el alojamiento ideal para quien quiera vivir la experiencia de pasar una noche en un antiguo palacio ducal de la época de los Austrias, cuna del Duque homónimo y por el que han pasado importantes personajes históricos.
Chinchón (Madrid)
A pocos kilómetros de la capital de España, podemos perdernos en Chinchón y tener la sensación de que hemos viajado en el tiempo. Su Plaza Mayor, considerada una de las más bonitas del mundo, es el eje central de la villa. La Torre del Reloj, el Castillo de los Condes o la Casa de la Cadena son otros de los lugares que bien merecen una escapada a Chinchón, sin olvidarnos de las maravillas gastronómicas que podremos degustar mientras estamos allí.
Un antiguo convento agustino es la sede del parador de Chinchón, con amplios ventanales, preciosas zonas comunes y habitaciones decoradas de forma exquisita, prestando atención a cada detalle. Cuenta con un precioso patio interior lleno de árboles frutales y con cuidados jardines que harán que disfrutes tras degustar platos como un cocido madrileño o un cordero asado.
Sos del Rey Católico (Zaragoza)
El más ilustre ciudadano de Sos del Rey Católico fue precisamente quien le da nombre y quien marcó el devenir de su historia, Fernando el Católico. Las calles empedradas nos reciben y dan paso a fachadas con sillares, ventanas góticas y edificios como el Castillo o la Casa de la Villa. La judería o la Lonja son otros lugares que no podemos perdernos en una localidad en la que se respira historia por los cuatro costados.
El Parador de Sos del Rey Católico es un edificio noble de estilo aragonés que conserva el ambiente monumental, histórico y artístico de Sos del Rey Católico. El espacio y la luz son denominador común de las habitaciones del parador, gracias a sus amplios ventanales. El restaurante ofrece tradición y autenticidad de los sabores de la gastronomía de la comarca de las Cinco Villas, la región que presta su nombre al restaurante.
Tejeda (Gran Canaria)
Siempre es una buena idea coger un avión y plantarnos en las maravillosas islas Canarias. Tejeda, en el centro-oeste de Gran Canaria, destaca por su patrimonio natural y, sobre todo, por la presencia del auténtico símbolo de la isla, el Roque Nublo. Alejado de los núcleos más turísticos, Tejeda es una opción perfecta para quienes quieran disfrutar del gran patrimonio cultural de Canarias sin agobios.
El parador de Cruz de Tejeda es el complemento ideal a una estancia única, con sus habitaciones con vistas a la inmensa caldera de hundimiento que surge en todo su esplendor, labrada por las aguas e inundada por volcanes. El spa y el maravilloso bosque de pinos que lo rodea son los dos mayores alicientes del alojamiento.
Imágenes | Paradores.
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