Los encorsetados mini vestidos construidos a base de bandas ajustadas al cuerpo hechas de seda mezclada con lúrex o lycra, inventados por monsieur Hervé Léger, una casa que hizo furor en los ochenta con el estilo body-con-look y que volvío a salir a flote en 2007 de la mano del todoterreno Max Azria (el señor de Carrefour que hace bárbaros vestidos de noche con BCBG), los han llevado todas.
Desde Imán, que vistió de Léger el día de su boda con David Bowie hasta la voluptuosa Tyra Banks, que llevó uno de sus míticos vestidos a la ceremonia de los Oscar de 1996. Desde Beyoncé Knowles, hasta Victoria Beckham y Lindsay Lohan. Pero nadie los ha sabido lucir hasta el momento con la solera y el porte de Rachel Bilson.
Hérvé Léger dió con una estilizada y sencilla receta un día cualquiera rebuscando en la basura (no es broma) e hizo del minimal look algo extremadamente sexy. Bastaba uno de sus vestidos para ser el centro de atención. El menos nunca fue tan más y a lo largo de los años ha habido muchísimos diseñadores que se han visto influenciados por él. Pongamos que hablo del gran Azzedine Alaïa. Pongamos que hablo de Proenza Schouler o Christopher Kane, entre otros.
(en estas imágenes diseños de Proenza Shouler y Christopher Kane respectivamente)
El rey de los drapeados era un amante del antiguo Egipto, supongo yo que de ahí le viene el amor por las bandas alrededor del cuerpo, de hecho siempre declaró que estaba convencido de que en otra vida había sido faraón. Léger, que en realidad es Léroux pero se cambió el nombre al cambiar la marca de manos en 1999, el creador amigo de Lagerfeld que vivía y cosía en Paris y que ahora tiene sus cuarteles generales en Los Angeles (la firma, no él), ha hecho historia y aunque muchos encuentren su fórmula tonta y poco favorecedora, ha marcado un hito.
Rachel Bilson recoge el testigo con clase, porque ella lleva el vestido, y me repito, cómo nadie. Así de espectacular, con un Hervé Léger de los de Azria pegado a su menudo pero proporcionado cuerpo, aparecía el jueves en Nueva York, marcando curvas y caderas, que ella puede. Está claro que con un vestido de este calibre hay que contar con una silueta que acompañe, a riesgo de parecer excesiva y caer en lo ordinario , y Rachel tiene la medida perfecta para lucirlo. Lo de los complementos ya es otra historia, el bolso, me encanta, de plumas, el mismo que luce Carrie en la película de Sexo en Nueva York firmado por Salvatore Ferragamo, pero los zapatos...no me convencen para nada.
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En trendencias | Vestido de Hervé Léger ¿Klhoe o Amanda? Vía | justjared
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