El Festival de Venecia se apunta al negro como recurso básico sin sorpresas

El buen sabor de boca que nos dejó la alfombra roja del Festival de Cine de Venecia tras una primera alfombra roja no se mantiene en esta segunda jornada en la que la única estrella más conocida de forma internacional fue Winona Ryder.

Para la ocasión, Winona Ryder optó por un vestido de Dolce&Gabbana con un bonito encaje habitual en la firma italiana y un escote palabra de honor en un diseño que me gustó gracias al efectismo de un básico como este. Lo combinó con unos Christian Louboutin ocultos por el largo y con unos pendientes de Lanvin.

Cristiana Capotondi fue quien captó todas las miradas de ayer con un vestido imponente en una alfombra roja que hace tiempo se convirtió en una pasarela de modelos. Un vestido de escote halter con una generosa cola y unas atrevidas transparencias en la parte frontal. El romanticismo actual le ha calado hondo.

Justo al contrario vimos a Claudia Gerini que prefirió más negro para la alfombra roja en un vestido de nuevo sin sorpresas, con un escote en forma de uve muy pronunciado y un toque especial con lentejuelas y brillo en el cinturón que hacía más atractivo el look.

El raso hizo acto de presencia en el mono de Olga Sorokina en uno de los verdes de moda. Con una percha así es difícil lucir mal en algún momento pero a mí tanto raso nunca me convencerá.

Prefiero un detalle más mono como el de Cecile De France y su falda de flecos en blanco que sin ser yo tampoco muy fan de dicha tendencia me gustó cómo le quedaba.

A poco mejor que el look de Marina Ripa di Meana. No identifico al diseñador pero la escuela de Vivienne Westwood o Rei Kawakubo no está lejana.

La pena es que nadie le dijese a Franziska Petri que ciertas transparencias son antiestéticas y que los flashes de las cámaras traspasan fronteras. A la siguiente ya lo sabrá. Albina Dzhanabaeva prefirió curarse en salud y apuntarse a una fiesta de lentejuelas.